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Elogio de la «omertá»

No es la primera vez que el PNV aprovecha un debate en el Congreso español para ajustar cuentas con el Frente Amplio soberanista. Tampoco Amaiur está inmaculado y en otras ocasiones ha caido en el vicio de llevar a la capital de la metrópoli aquello que debería discutirse en otros foros.

Alberto Pradilla

En su primer discurso como portavoz de la coalición abertzale nada más comenzar la legislatura, el exdiputado Iñaki Antigüedad recurrió a la metáfora de los monjes, los salchichones y el espárrago de Navarra para recordarle a Josu Erkoreka que la Cámara Baja no es el sitio más adecuado para debatir cuestiones que atañen exclusivamente a la ciudadanía vasca. Claro que una cosa es la pulcra teoría y otra el barro de las batallitas diarias, por lo que ambos han terminado sucumbiendo a la tentación de limpiar al otro lado del Ebro los trapos de casa.

Ayer, sin embargo, fue distinto. Aitor Esteban, portavoz jelkide, dio un paso más y terminó afeando a Mariano Rajoy que el PP hubiese acordado con EH Bildu la comisión de investigación sobre Bidegi en Gipuzkoa. «Resulta incoherente, hipócrita, que habiéndose negado en las Cortes a la creación de ninguna comisión de investigación (sobre Bárcenas) anden ustedes creando con sus votos, de la mano de Bildu (esta frase repetida) comisiones de investigación sin cuento y sin sentido para arremeter contra otros partidos», argumentó, en medio de una diatriba contra la corrupción en la que se encuentra enfangado Génova. Daba la sensación de que, con la reprimenda, Esteban recordaba que la «omertá» es regla básica cuando las cuentas no están claras por sistema y que, en caso de romper el pacto de silencio, las consecuencias las pagan todos aquellos que se reparten los beneficios. Algo así como «entre bomberos no nos pisamos la manguera».

Investigar, airear los cajones, implica desmontar esa teoría tan jelkide que dice que la corrupción es algo ajeno a Euskal Herria, que forma parte del adn del «Lazarillo de Tormes» español pero que nunca ha contaminado el oasis vasco. Ya nos gustaría. No pongo en duda de que los objetivos del PP, siempre dispuesto a formar parte del tripartito de las constructoras, nada tienen que ver con transparencia o servicio a la ciudadanía. Y eso lo sabe Esteban, recordándole a Rajoy que la lealtad y la discrección son exigencias básicas en el mundo de los negocios comunes.