Una votación acosada desde varios flancos y muy reñida
El referéndum de hoy en Grecia ha despertado entre las élites europeas el temor a una decisión popular que suponga un escollo en el euro-rodillo de la austeridad. En su memoria, las consultas de Francia y Holanda que condujeron al rechazo del Tratado Constitucional europeo, y la de Irlanda, en 2008, que se saldó con un «No» al Tratado de Lisboa.
La figura del referéndum como mecanismo fundamental de participación ciudadana está recogido en todas las constituciones de los estados miembro de la UE. Otra cosa bien diferente es la voluntad que los distintos gobiernos hayan mantenido respecto al uso de esta herramienta, o las limitaciones impuestas a los resultados. En Grecia, durante el siglo XX y en un período de 54 años, se celebraron siete referendos, seis de los cuales preguntaron sobre el tipo de régimen político (monarquía o república) y solo uno sobre una reforma constitucional. El último, el 8 de diciembre de 1974, tras la caída de la dictadura de los coroneles, para elegir entre república, que obtuvo el 69,2% de los votos, y monarquía, que se quedó en el 30,82%.
Acoso legal a la consulta
Pero el acoso y la deslegitimación a la actual consulta no ha venido únicamente desde la clase política o los medios de comunicación, pues también ha habido movimientos que la han atacado desde un punto de vista jurídico para declararla ilegal e impedir su materialización.
El pasado martes la Asociación de Abogados de Atenas indicaba que la convocatoria incluía algunos elementos inconstitucionales y carecía de un contenido claro. Al día siguiente dos ciudadanos a título individual presentaron un recurso ante el Consejo de Estado, el máximo tribunal administrativo, argumentando que la pregunta planteada por el Gobierno, y sobre la que deberían expresarse los votantes, «tiene un carácter exclusivamente financiero», lo que en principio no es acorde con la Constitución. Además, añadían, la pregunta era ambigua, compleja y cargada de términos técnicos «que a la mayoría de los ciudadanos resulta imposible entender», además de contar con un tiempo escaso para informarse.
Curiosamente las razones argüidas fueron exactamente las mismas que las usadas por el partido socioliberal Pasok durante el debate parlamentario en el que se aprobó la consulta.
El recurso podría haber echado por tierra los planes del gobierno, pues el alto tribunal hubo de reunirse con carácter de urgencia. A última hora del viernes, el pleno del Consejo dictaminó que no podían pronunciarse sobre la constitucionalidad de decisiones gubernamentales de esta naturaleza dejando la puerta abierta a que, en todo caso, fuera el tribunal electoral el que decidiera sobre la cuestión.
Los colegios electorales abrirán desde las 7.00 a las 19.00, y según la empresa encargada del manejo y la transmisión de los resultados la primera estimación segura del referéndum, a partir de los datos de 4.800 mesas, se conocerá dos horas después del cierre, si todo transcurre con normalidad.
Una circular del Ministerio del Interior advertía de la extensión del proceso electoral hasta dos horas, allí donde hubiera votantes haciendo cola. En ese caso se prohibiría la publicación de resultados hasta que la última mesa esté cerrada.
En todo caso, la validez jurídica del referéndum exige un mínimo de participación del 40%. Debido a plazos ajustados de la convocatoria los expatriados no podrán votar, mientras que 108.371 de 18 años de edad votarán por primera vez.
Las últimas encuestas reflejan un empate técnico
Los últimos sondeos de opinión que se han conocido en Grecia han ido reduciendo la diferencia inicial entre ambas opciones, situándose en el último momento prácticamente en un empate técnico. Así, según una encuesta del diario “Avgi” publicada el pasado viernes, y realizada a lo largo de la pasada semana, los votantes del «No» sumaban un 43 %, mientras que los del «Sí» se situaban en el 42,5 %. Además, un 9 % de los encuestados declararon no tener todavía su voto decidido y un 3,5 % se expresaron contrarios a ir a votar.
Pero la sensación entre los propios votantes es paradójica, por cuanto que preguntados por el posible resultado que creen que surgirá de la consulta, independientemente de lo que vayan a hacer cada uno, un 39 % pronosticó una victoria del «No», frente al 50% que espera que lo haga el «Sí».
Por último, el «No» predomina en los grupos de edad de 18-24 años (71 % frente al 20 % del «Sí»); los de 25-34 años (59 % y 26 %); de 35 a 44 años (53 % y 34 %) y en el de 45 a 54 años (48 % y 36 %).
El «Sí», por el contrario, muestra su mayoría en la franja de edad de 55 a 64 (47 % frente al 44 % para el «No»), y sobre todo. entre las personas mayores de 65 años, donde el apoyo al «No» se reduce al 26 % mientras que el «Sí» sube hasta el 56 %.A.C.