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Participación récord y mandato para seguir avanzando en el proceso

El independentismo se quedó ayer cerca de lograr el 50% de los votos, lo cual no desluce una incontestable victoria electoral que deja un Parlament con 72 diputados independentistas. Para hacer valer dicha mayoría, Junts pel Sí y CUP están obligados a entenderse frente a un unionismo que estará liderado, de forma indiscutible, por Ciutadans.


Aunque se quedó a las puertas de superar el ansiado 50% de los votos, el independentismo ganó ayer de forma incontestable las elecciones catalanas. La candidatura acordada por CDC y ERC con el visto bueno de las entidades soberanistas, Junts pel Sí y la CUP-Crida Constituent, sumaron 72 diputados, cuatro por encima de la mayoría absoluta de 68 escaños. El mandato democrático para seguir avanzando en el proceso constituyente, por lo tanto, es evidente.

Sin embargo, el ritmo de dicho proceso no podrá ser el mismo que en caso de haber obtenido la victoria también en votos. La espectacular participación (una de las noticias más remarcables de la jornada), que al cierre de esta edición, con el 97,14% escrutado, se situaba en el 77,46%, complicó el objetivo de conseguir más de la mitad de los votos. La participación creció nada más y nada menos que 10 puntos respecto a 2012. A falta de unas décimas para acabar el escrutinio final, las dos candidaturas independentistas consiguieron el 47,84% de los votos. Un porcentaje que no desluce los 1.910.075 votos que sumaron, muy por encima de los 1.787.656 conseguidos en 2012 por CiU, ERC, CUP y Solidaritat. De hecho, los votos superaron también de los 1.861.753 cosechados en la consulta alternativa del 9N. Mayor mérito teniendo en cuenta que el censo electoral en aquel proceso participativo fue mucho mayor que el de ayer, ya que podían votar todos los mayores de 16 años empadronados en Catalunya. En contra de lo que se podía pensar, el independentismo no ha tocado todavía techo.

En el mercado del Born, los seguidores de Junts pel Sí cantaron ayer victoria, pese a ser conscientes de que los 62 escaños finalmente conseguidos se sitúan en la horquilla baja de lo que cabía esperarse. CDC y ERC juntos se quedaron ayer lejos de los 71 escaños que en la anterior legislatura sumaban por separado CiU y ERC. Eso sí, hay que quitar de la ecuación a Unió, que ayer, en su primera participación en solitario, ni siquiera consiguió entrar en el Parlament. Pase lo que pase a partir de ahora, una etapa de la política catalana llegó ayer a su fin después de que el eterno líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, principal artífice de la separación de CiU, pusiese su cargo a disposición del partido.

En el turno de valoraciones, los candidatos de Junts pel Sí no dudaron en reivindicar la victoria. «El independentismo tiene una mayoría más que suficiente para tirar hacia adelante este proyecto», aseguró el líder de ERC y número cinco de Junts pel Sí, Oriol Junqueras. «Exactamente igual que habríamos aceptado la derrota, pedimos que los otros acepten la victoria de Catalunya y la victoria del Sí», añadió el líder de CDC y candidato a president de la candidatura conjunta, Artur Mas. «Ha ganado el Sí claramente, nadie puede decir que no tenemos un mandato democrático», culminó el cabeza de lista de incierto futuro, Raül Romeva.

Pero para hacer valer dicha mayoría, el independentismo necesita el acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP, que ayer cumplió los mejores pronósticos y triplicó sobradamente los tres diputados de la pasada legislatura, consiguiendo 10. En votos, la Esquerra Independentista pasó de 126.435 votos a 327.507. A tan solo 10.000 del PP. El éxito de la CUP, premio al trabajo bien hecho durante la última legislatura, fue ayer indiscutible

El previsible culebrón de los próximos días (al margen del falso debate sobre la victoria o derrota del independentismo) serán las negociaciones para formar un nuevo gobierno capaz de tirar adelante el proceso constituyente que las dos candidaturas soberanistas defienden. El esperable núcleo del debate será la presidencia de Mas, que Junts pel Sí considera imprescindible y al que la CUP no quiere dar el visto bueno. Ayer, el candidato de la Esquerra Independentista, Antonio Baños, recordó la posición de inicio de la formación en el Casino de l’Aliança del Poble Nou: «En primer lugar, desobediencia a las leyes injustas, en segundo lugar, un plan de choque de rescate ciudadano. A partir de ahí, hablamos de lo que sea». Atentos pues en los próximos días, lejos de acabar nada, ayer volvió a empezar todo. Punto y seguido.

Rivera mira a Madrid

Otro de los titulares de la jornada de ayer fue el espectacular crecimiento de Ciutadans, que de los nueve diputados de la última legislatura pasa a 25 diputados, lo que convierte a su candidata, Inés Arrimadas, en nueva jefa de oposición en el próximo Parlament. El más satisfecho de la formación naranja, sin embargo, fue ayer su líder, Albert Rivera, que consigue una magnífica posición en la carrera hacia la Moncloa.

Justo lo contrario que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que pese a haberse volcado en la campaña catalana, sufrió ayer un tremendo varapalo en sus aspiraciones para las elecciones generales. Su coalición con ICV-EUiA, con el nombre de Catalunya Sí que es Pot (CSQP) se quedó en 11 diputados. Un drama, sobre todo teniendo en cuenta que ICV-EUiA tenía 13 en el anterior Parlament.

De hecho, la candidatura encabezada por Lluís Rabell (será clave su postura a partir de ahora para abrir un proceso constituyente) se quedó lejos de poder disputar la posición al PSC, que pese a la superficialidad de una campaña basada en los bailes de su candidato, Miquel Iceta, aguantó el tipo mejor de lo que auguraban las encuestas y consiguió 16 diputados. De hecho, los socialistas cogen aire para las generales, ya que el PSC solo perdió 20.000 votos.

Junto a CSQP, el PP fue el principal perjudicado por el ascenso de Ciutadans. El partido del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, consiguió ayer 11 diputados, ocho menos que en la anterior legislatura. Ni la línea dura de su candidato, Xavier García-Albiol, ni los esfuerzos de Margallo pudieron dar la vuelta a la nefasta campaña del PP, que tuvo como momento culminante la derrapada de Rajoy en Onda Cero.

 

Feudos soberanistas y caladeros naranjas

No hubo grandes sorpresas en cuanto al reparto territorial de los votos en la jornada de ayer. Girona y Lleida volvieron a hacer valer su posición como feudos independentistas. En la primera circunscripción, Junts pel Sí arrasó con Lluís Llach como cabeza de lista y consiguió 11 de los 17 diputados en juego. Ciutadans consiguió dos (no tenía ninguno) y el resto se repartieron uno para cada formación. Prácticamente lo mismo en Lleida, donde Junts pel Sí se llevó 10 de los 15 escaños en juego. Dos fueron para Ciutadans, uno para el PSC, otro para la CUP y el último para el PP, que se vió superado en número de votos por la formación de la Esquerra independentista.

En Tarragona (18 diputados en juego) también ganó Junts pel Sí con nueve diputados, pero Ciutadans creció espectacularmente hasta conseguir cuatro escaños (solo tenía uno). Dos fueron para el PSC, mientras que PP, CSQP y CUP se repartieron uno cada uno.

Finalmente, en la circunscripción reina, Barcelona, con 85 escaños en liza, Junts pel Sí se llevó 32, Ciutadans 17, el PSC 12, CSQP nueve, el PP ocho y la CUP siete.B.Z.