«Me preocupa que se busquen arreglos y no se afronten los asuntos de fondo»
Nacido en Donostia en 1942, Iñaki Gabilondo es una de las figuras que marcan el periodismo de los últimos 40 años. Conoce los entresijos de un sistema que observa agotado pero teme que los partidos estatales no afronten asuntos clave como el proceso catalán o el cambio de modelo productivo. Cree que el bloqueo en Euskal Herria está pendiente de ser desatascado.
¿Cree que estas son las elecciones del cambio, del recambio o de la restauración?
Las palabras se pueden discutir. Ha terminado un tiempo. Lo que no está tan claro es que vaya a hacerse una transformación profunda. Desde mi punto de vista es necesario hacer una transformación que, en el mínimo de los casos, reconstituya lo que se constituyó en la Transición y que ha llegado agotado. No creo que todos tengan la misma convicción.
Usted siempre ha reivindicado que en la transición española «se hizo lo que se pudo». Al final, los cuatro grandes partidos terminan dándole la razón.
Lo hago desde una perspectiva de sentido de la realidad. No se trata de que sea o no un logro. No trato de hacer elogio infantil de que estuvo bien o mal, sino que tengo muy interiorizado de que no se pudo hacer otra cosa. A no ser que inicies un proceso revolucionario, tienes que jugar en el terreno de juego.
Al final, el debate se centra en «ruptura o reforma». Y, finalmente, hasta Podemos se ha ubicado en la segunda.
Hubiera podido apostar por ruptura y hubiera tenido tres diputados. Puedes ser un grupo marginal que espolvorea un poco de picante en la vida pública. Pero no vas a poder ir muy lejos. Ahí está la gran contradicción.
Si hay un partido que simboliza el régimen desde 1978 es el PSOE. ¿Su decadencia es símbolo de fin de ciclo?
Lo que le ha pasado es una prueba de cómo mandan las realidades imperantes. Cuando apoyó la «tercera vía», a Tony Blair y al «mainstream», fue devorado. Fuera de la corriente dominante te quedas al margen. Si te acercas para ser aceptado, te come. A Podemos le ocurre igual. El PSOE es un partido desnortado que no sabe dónde colocar su brújula. Donde la tenía está controlado por el sistema.
Es decir, que en su opinión el margen es inexistente, incluso en sociedades democráticas.
Vivo en un punto de escepticismo. En 2008 comprobamos que hay poderes por encima de los democráticos que son los que dirigen el festejo. Se descubrió que lo que pasó no había sido el resultado de unas malas artes de varios ambiciosos sino que era una evolución. Y no se corrigió nada. La salida de la crisis fue la exhibición más impúdica de cómo son las cosas. Creo que quedó impúdicamente proclamado que «esto es lo que hay».
En los últimos días se ha retomado la idea de «gran coalición» entre PP y PSOE para garantizar la gobernabilidad.
No me importa mucho la matemática que permita gobernar a uno con el otro. Los asuntos que tenemos por delante van a necesitar mayorías muy superiores a las que se necesitan para resolver una investidura. Me preocupa que se busquen arreglos y no se afronten los asuntos de fondo. Estamos en un atasco extraordinario. No tenemos modelo de Estado ni rumbo respecto a dónde queremos llegar en el tema económico. España es un bar detrás de otro. No tenemos alternativas, no tiramos por el I+D+I. Tenemos un gran lío, no sabemos cómo afrontar el tema de Catalunya y Euskadi, si vamos a afrontar que España es una nación de naciones, o no, aunque puede que ese tren haya pasado. O todos se ponen las pilas a la vez o no tenemos salida.
El PP va a ser el partido más votado y ejercerá de freno. Y eso que llega lastrado por casos de corrupción gravísimos.
En la mayoría de países Mariano Rajoy hubiera quedado descartado como candidato. Tengo la sensación de que vamos a una legislatura muy corta. Los problemas no se pueden prohibir. Como estos existen, si se da una formulación relativamente potable para salir adelante con la investidura pero no hay una iniciativa profunda de transformación, el problema no va a quedar diluido, sino en evidencia.
¿Cómo ve a Podemos y a Ciudadanos?
Ciudadanos, por ahora, es Albert Rivera. Formalmente me recuerda un poco a la UCD respecto a AP. En otras ocasiones parece que es la segunda marca de la primera firma, como el Delapierre de Codorniú. No tenemos suficiente información. A Podemos le faltan tres años y le sobran nueve meses. Si cuando salieron se llegan a celebrar elecciones hubiesen pegado un golpe. Pero tuvieron que hacer un desplegable, sacar gente, y bastante bien están saliendo.
El independentismo catalán ha sido el único movimiento que ha amenazado al «establishment» en estos cuatro años.
Es cierto que ha sido el único elemento que ha movido a España. Pero hay una diferencia entre un sueño y un proyecto político. En Catalunya hay un potentísimo sueño pero no tiene articuladas las herramientas políticas. Si la herramienta tiene que ser la suma de CUP y CDC siendo tan radicalmente diferentes, no está suficientemente desarrollada. ¿Hay algo más evidente que el clamor de la sociedad? Pero tienes que tener en cuenta a la sociedad que no está en clamor. Es cierto que ha sido el verdadero «cañonazo». A medida que pasa el tiempo se observa que es verdadero, que no se va a soslayar, que no es Artur Mas... Pero también Catalunya tiene que afrontar su verdad interior, clarificarla, ponerla en común y saber qué hacer con ella. Porque Rajoy capitaliza como un éxito que los catalanes se hayan enroscado.
Pero existe un bloqueo original en torno a la consulta y viene de Madrid. ¿Cómo se resuelve si se veta preguntar?
No por los procedimientos ordinarios. Catalunya no se va a disolver como un azucarillo y España no va a poder hacer como que se ha disuelto. Todo esto no va a tardar mucho en aclararse. Todavía hay una hoja de ruta firmada el 30 de marzo que está en vigor a la espera de que la ejecute un Gobierno. Y es lo único que une a CDC y CUP. Creo que Catalunya y Euskadi son asignaturas pendientes que no las puede afrontar el actual esqueleto institucional del Estado y no veo muy claro por dónde se amaga un encuentro. No veo las mayorías suficientes ni las voluntades de buscar consenso.
¿Cómo ve la importancia de los medios a la hora de dibujar nuevos partidos y realidades?
Es un cambio grande, pero más lo son las redes sociales, Internet y las nuevas tecnologías.
Sin embargo, la campaña ha estado marcada por la televisión y la «política espectáculo».
Las nuevas generaciones, cuando parecía que todo estaba dormido, han pegado un puñetazo en la mesa. Los coloquios políticos, aunque de forma muy frívola, han pasado al «prime time». Es un paso, aunque liviano y «light». Un tiempo nuevo. Si veo a los candidatos debatir sobre asuntos importantes no me importa saber si cuentan chistes o les gusta el fútbol.
«El Gobierno debía empezar un proceso distinto con los presos»
Arnaldo Otegi está en prisión por decisión de Baltasar Garzón y Alfredo Pérez Rubalcaba pese a ser uno de los responsables del nuevo ciclo abierto en Euskal Herria.
No hubiera debido entrar. Aunque en aquel momento no creo que al PSOE le pareciera demasiado bien, porque Otegi y sus compañeros estaban ya claramente jugando la opción de la paz. Era tan claro que me parece completamente inexplicable que lo que era evidente no lo fuera en la letra de la ley. Lo he dicho muchas veces, sigo sin entenderlo.
Hace cuatro años la nueva legislatura se abría con el eco del cese definitivo de ETA. Sin embargo, el PP ha decidido pudrir la situación. ¿Cree que puede haber cambios?
Hace un tiempo que ETA tenía que haber dicho adiós. Hace mucho tiempo que el Gobierno debiera haber empezado un proceso distinto con los presos. Todo esto es resultado de un juego enrocado. Si ETA quisiera de verdad ayudar a los presos, se disuelve y mañana empezaría el proceso que les va a ayudar. Mientras, el Gobierno, dando una dimensión extraordinaria al asunto, podía haber dicho que entendía que patalease, porque es natural, pero podía haber cambiado perfectamente. Se ha atascado. Me parece que si ETA quiere ayudar a los presos debería disolverse mañana. Y si el Gobierno se hubiera «enceporrado» menos hubiera podido entender que ese pataleo forma parte de una gesticulación. En todo caso, creo que en cualquier momento se desatascará. Hay gente que dice ETA no ha perdido porque su gente está en las instituciones. ¿Pero tú que te pensabas, que se iban a hacer del PP o del PSOE? La gente votará lo que tenga que votar. ETA dio por cerrada esa historia. Lo han decidido. El único que hace como si no hubiera perdido ETA es el Gobierno español. El pensamiento que hace que solo se puede pensar que ETA ha perdido cuando desaparezca de las instituciones el pensamiento independentista radical está haciendo una avería imponente en la sociedad. Creo en la lógica de las cosas. No quisiera pensar que esto termina convirtiéndose en un problema que envenena. Algunas de las cosas que ahora se hubieran podido hacer se han hecho antes 75 veces. Y para algo mucho menos determinante que parar. Creo que es un tema atascado que deberá de desatascarse. Quisiera que ETA mañana anunciara que lo deje del todo, que el Gobierno no estuviera tan obstinado e iniciara un proceso. Ha habido tanta obstinación: la «doctrina Parot», el caso de Otegi... demuestra que todo obedece a una obstinación.A.P.