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Un informe de Bruselas vapulea la investigación española sobre el accidente de Angrois

El informe de la Agencia Ferroviaria Europea, encargado por la Comisión Europea, sobre el accidente de tren de Angrois –en el que fallecieron 80 personas y hubo más de un centenar de heridos en 2013– concluye que la investigación realizada en el Estado español por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) no fue independiente y que en ella no se abordaron «elementos clave».

Flores en el lugar del accidente. (Rafa RIVAS / AFP)

Bruselas ha hecho público el informe sobre el accidente de Angrois en una reunión con representantes de las víctimas y con el BNG. En este documento se relatan «las debilidades» que la Agencia Ferroviaria Europea identifica en la actuación de la CIAF, dependiente del Ministerio español de Fomento, en cuestiones como la falta de multitud de análisis sobre la línea, seguridad y el porqué de decisiones tomadas.

En el documento se indica que Renfe y Adif son parte del equipo de investigación, lo que provoca «un conflicto de intereses», mientras «la investigación de la CIAF fue realizada por un equipo que incluía a personal de organizaciones directamente implicadas en el accidente». También pone en duda la neutralidad de Ineco, empresa encargada de revisar la seguridad de la línea.

«La composición del equipo de investigación de la CIAF no aseguró la independencia de la investigación», desautoriza en su escrito de 16 páginas este organismo, que destaca que se incumplió así la Directiva Europea de Seguridad Ferroviaria.

«El requerimiento de que la CIAF sea independiente de cualquier administrador de infraestructuras, empresa ferroviaria y de cualquier parte cuyos intereses puedan entrar en conflicto con el trabajo en encargado al equipo investigador no estuvo asegurado». Por todo ello, la Agencia Ferroviaria Europea aboga por abrir una nueva en la que se garanticen estas cuestiones.

Otras causas más allá del «error humano»

Así, reprocha que se centre únicamente en la causa directa del siniestro, «un error humano», pero no ahonde en las «causas fundamentales y subyacentes» del siniestro, ocurrido en Santiago de Compostela en julio de 2013, ni tampoco en «elementos clave» relacionados con la línea y el propio tren que pudieron influir.

Asimismo, apunta que la investigación de la CIAF se centra en el propio descarrilamiento, pero la colisión, fuego e impacto que le siguieron «no están suficientemente descritas» ni «analizadas críticamente».

El informe del órgano dependiente de Fomento «también fracasa al identificar qué vagones o vehículos descarrilaron primero», lo que puede dar lugar a una «mejor comprensión del accidente y sus causas».

Del mismo modo, la CIAF no analiza ni establece conclusiones «suficientemente» sobre las decisiones acerca del diseño de la línea, de la locomotora y vehículos, ni de «cómo fueron evaluados los riesgos» en los sistemas de seguridad.

El informe llega a asegurar que no hay «evidencia» de cómo y cuándo las víctimas y sus familiares fueron informadas a lo largo de la investigación, ni de que se les diese la oportunidad de realizar aportaciones. «No hay investigación sobre el tipo de heridas y las causas de las muertes en relación con el diseño de la infraestructura y del tren». Tampoco «se investigó la actuación de los servicios de rescate».

«Teniendo en cuenta que casi la totalidad de los pasajeros resultaron afectados, debe considerarse una posible contribución del diseño de la infraestructura y de la alta velocidad del tren a la disminución de las consecuencias en caso de descarrilamiento».