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Lasserre, «decepcionado» con la réplica de París sobre el desarme

El senador centrista Jean-Jacques Lasserre planteó una pregunta ayer en el Senado al ministro de Interior en la que instaba al Gobierno a «abordar con determinación» la cuestión del desarme de ETA y la de los presos, «ya que son de su responsabilidad». Bruno Le Roux le respondió que lo que debe hacer ETA es «indicar unilateramente el emplazamiento de las armas» y, en referencia a los detenidos de Luhuso, añadió que «nadie puede interferir» en ello.


Jean-Jacques Lasserre, senador vasco del MoDem, aprovechó ayer la presencia de miembros del Gobierno en el Senado para plantear al ministro de Interior una pregunta sobre el proceso de paz, el desarme de ETA y la cuestión de los presos vascos.

Con la brevedad que marca el procedimiento, le recordó que «desde 2011 hay un proceso de paz y desarme de ETA en construcción» y hace un mes la redada de Luhuso «en que se arrestó a militantes nacionalistas no violentos implicados en la restitución de las armas de la organización independentista ETA» fue reflejo y «consecuencia natural del rechazo del Estado francés a abrir negociaciones». Recordó asimismo que «los agentes locales y el conjunto de parlamentarios están muy implicados en el proceso de paz».

Lasserre afirmó que «la ausencia de implicación del Estado francés va a conducir inexorablemente a evoluciones no controladas, a una alteración dramática de la búsqueda de la paz y a un derroche histórico irresponsable», y tras ello conminó «solemnemente» al representante gubernamental a que «el Estado «aborde con firmeza, porque es de su responsabilidad, este problema tan importante y cree las condiciones de diálogo entre los estados español y francés sobre el desarme y los presos vascos».

 

Proceso «unilateral»

El ministro Bruno Le Roux le contestó que «el proceso del que usted habla es unilateral» y reiteró la tesis de que lo que debe hacer ETA es «designar simplemente los sitios donde tiene escondidas sus armas». Se felicitó de la cooperación hispano-francesa y, en referencia a la operación de Luhuso, subrayó que «ninguna personalidad civil puede interferir, aunque sea con buena voluntad», en una cuestión como la del desarme.

Lasserre le mostró su «decepción» por el rechazo categórico y por no «aprovechar la ocasión y la voluntad para avanzar».