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Habiendo sobrados motivos para el «no»


Dijo ayer Gorka Urtaran, en una de la media docena de entrevistas que concedió por la mañana, que él no exigió la alcaldía a EH Bildu, sino que esta fue una oferta que ahora califica de «caramelo envenenado». Cabría preguntarle, por poner las cosas en su sitio, si el PNV estaba dispuesto a apoyar para ese cargo a EH Bildu, que fue la segunda fuerza más votada, y evitar así la continuidad de Javier Maroto, como pedía un amplio sector de la ciudadanía gasteiztarra. Todos sabemos que la respuesta es que si Miren Larrion se hubiera comportado con la malsana ambición de poder que en las últimas semanas le atribuyen los portavoces jeltzales, ahora seguiríamos teniendo en Gasteiz un alcalde xenófobo del PP con el que, por cierto, quizá el PNV habría pactado ya las cuentas, como en 2013 y 2014.

Resulta un tanto sucio que los portavoces del PNV quieran sacar este conflicto del debate estrictamente político y presupuestario y llevarlo al terreno de las ambiciones personales que achacan a «la candidata Larrion», como ayer repitió sin cesar el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, en su entrevista de Radio Euskadi. Es sucio pero comprensible. Leamos lo que el secretario del EBB, Koldo Mediavilla, escribió el 24 de setiembre de 2016 la víspera de las elecciones autonómicas: «...Miren Larrion ha sido un descubrimiento. Ha hecho un recorrido difícil. Del dogmatismo a lo pragmático. Un tránsito que quizá no agrade demasiado a su núcleo duro sociológico. Pero que, seguramente, haya calado mejor en el universo electoral...» El PNV está tratando de destruir una figura política cuya valía se destaca desde fuera del electorado de EH Bildu y que, no conviene olvidarlo, ya ganó al candidato jeltzale cuando casi no era conocida.

Vistos estos antecedentes, después de dieciocho meses de vaivenes gobernando junto a un PSE que ni siquiera le apoyó, con una campaña personal contra su portavoz municipal y tras una «artimaña legal» de imposición (Román Sudupe dixit) que podía romper los pocos puentes que quedan en pie entre los partidos que sí apoyaron a Urtaran para la alcaldía, sobrarían los motivos para que EH Bildu acabara votando «no» en la moción de confianza del lunes. Más aun sabiendo que, haga lo que haga y como dijo ayer Ortuzar, «en un mes habrá presupuesto». Una precisión técnico-temporal del presidente del EBB que hace pensar que lo que el PNV realmente está buscando es mantener esta bronca unas semanas más.

Pero al margen de desahogos particulares, no parece que en nada contribuya a buscar una transformación de Gasteiz que el lunes EH Bildu y PP aparezcan como la coalición del no, lo que además llenaría de satisfacción a cuantos quieren que vuelva el orden establecido. Urtaran ha lanzado un órdago peligroso. No hay por qué quererlo. Se le puede responder poniendo cara de mus. Nueve síes, nueve noes y nueve abstenciones y que el alcalde solo pueda ganar la confianza con su propio voto de calidad, lo que no dejaría de ser significativo.