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Interview
SYLVIANE ALAUX
CANDIDATA PS EN LA SEXTA CIRCUNSCRIPCIÓN

«Interpelé al propio Hollande para que París se desconectase de Madrid»

Hace cinco años «destronó» a Michèle Alliot-Marie. Ahora se presenta a su propia reelección en la 6ª circunscripción que abarca la costa labortana desde Biarritz a Hendaia y la zona intermedia de Lapurdi. Con sus siglas, el PS, y con el balance de una labor discreta en temas que afectan a su territorio y no tanto en otros con más repercusión pública como el de su implicación inequívoca en el proceso de paz.


En 2012 la campaña fue muy dura pero tampoco la de ahora está siendo fácil dada, sobre todo, la situación de su partido. ¿Se siente políticamente menos arropada que entonces?

Es difícil responder a eso. El contexto es totalmente diferente. Soy militante del PS desde hace muchos años pero a menudo me he eximido de él porque ser militante no significa ser una soldadito que no discute las órdenes. Si después de tantos años sigo siendo militante es porque estoy muy arraigada a los valores socialistas de humanismo, de rigor, de honestidad. Yo plantearía la pregunta de otra manera: ¿es que hoy el hecho de ser socialista es alentador o sugerente? Evidentemente no porque hay un verdadero divorcio entre el PS y la sociedad por lo que no es nada fácil apoyar y ser fiel a los valores citados. Pero para mí eso no es un problema; sigo siendo la misma. Me han solido preguntar por qué no he dejado el partido. Es cierto que a veces estoy enojada con él y que a causa de algunas posiciones que he tomado o de cosas que he denunciado, a menudo me he marginado en el seno de mi partido. Sin embargo, creo que el ciudadano necesita saber dónde se sitúa un candidato políticamente y que no aprecia el hecho de que algunos candidatos evolucionen en función de la realidad política del país y que emigran de un partido al otro. No es una buena cosa. ¿Cómo confiar en ellos? ¿Cómo saber dónde se situarán mañana? Lo mío está claro. Saben dónde estoy.

El cambio del panorama político y, en particular, la exitosa entrada en escena de La République En Marche, ha hecho mover posiciones. ¿Cree que Vincent Bru, que no es precisamente un verdadero macronista, logrará atraer el voto del caladero electoral socialista?

En parte ya he respondido antes a la pregunta. El candidato de LREM en mi circunscripción es, en realidad, un candidato del MoDem, inscrito en estas elecciones con esas siglas, como otros muchos. Es sabido que François Bayrou ha impuesto que sea así porque tiene la intención de formar su propio grupo en la Asamblea Nacional. ¿Qué actitud tendrá ese grupo centrista cuando el presidente de la república y su gobierno presenten textos de ley? Habrá que ver pero me atrevo a decir que hoy se está dando una especie de deshonestidad intelectual.

En las presidenciales, la derecha de Fillon llegó segunda en Euskal Herria, a menos de un punto de Macron. Dado que la página de MAM está ya pasada definitivamente, ¿piensa usted que la candidata Maider Arosteguy será capaz de reconquistar el feudo de esta circunscripción para la derecha?

Obviamente puede contar con una base de votos de la derecha pero en esta parte del electorado también existe gran sensibilidad respecto a la lealtad. He hablado antes de nomadismo político y, en el caso de la candidata de Republicanos, hago la misma lectura [hasta hace un año Arosteguy era electa de UDI]. ¿Qué pensará el electorado tradicional republicano de una persona que acaba de llegar a sus filas, que ha sido elegida bajo otras siglas tanto para el ayuntamiento de Biarritz como para el Consejo Departamental? Ahí dejo la pregunta.

También tiene en frente a los ecologistas, al FN, a France Insoumise, a los abertzales… en total otros doce candidatos. Puede que esta fragmentación del voto le favorezca…

Puede ser una ventaja o una dificultad. No sé, porque para poder estar presente en la segunda vuelta hay que superar el 12,50% de los votantes censados lo que, teniendo en cuenta una abstención normal, se convierte en cerca del 20% de los que realmente se han desplazado a votar. Este fenómeno de dispersión de voto afectará tanto a la izquierda como a la derecha. No conozco a nadie tan avizor como para decir qué va a salir de la chistera el próximo domingo.

Pero usted espera poder concurrir a la segunda vuelta…

Por el momento no me planteo esa etapa. Con mi suplente –Frédéric Tranche− hemos decidido trabajar en la campaña cara a la primera fase, es decir, explicar lo que hemos hecho, quiénes somos, plantear nuestras propuestas. Puede interpretarse como una falta de ambición pero siempre he sido de la política de pequeños pasos.

¿Prevé acuerdos con algunos candidatos en caso de estar presente en la segunda vuelta? ¿Quizás con los abertzales?

Es prematuro responder a esto. Hace cinco años no hubo acuerdo con los abertzales de EH Bai pero me consta que votantes de ese sector me apoyaron. Hay que esperar y ver lo que nos depara la primera vuelta.

Más allá del farragoso panorama político y de sus eventuales consecuencias, usted se presenta con un balance de cinco años de legislatura y los ciudadanos le conocen porque lleva mucho tiempo presente en política. ¿Cuáles han sido sus principales logros?

Me atrevería a decir que hay muchas cuestiones que he conseguido hacer avanzar. El trabajo de una diputada no se circunscribe a las intervenciones en la Asamblea Nacional o al número de enmiendas que ha depositado. Eso son simples estadísticas utilizadas a menudo por los diputados para existir o exhibir a su electorado. Yo, personalmente, huyo de eso. Elegí desde el principio ser una diputada de campo. Mi cercanía con el terreno y la proximidad con mi electorado son los que alimentan mi trabajo parlamentario que se ha centrado principalmente en reunirse con los ministros o sus gabinetes, explicarles la realidad de mi territorio, convencerles para que desbloqueen o ayuden un proyecto o el otro. Eso conlleva mucho tiempo y mucha perseverancia. En ese sentido, puedo decir que he hecho que muchos temas, trabajados a menudo con los ayuntamientos o con los agentes sociales, lleguen a buen puerto. Pero nunca he querido apuntármelos públicamente. Es por ello que muchos creen que mi trabajo es un tanto opaco. Puedo citar, por ejemplo, el tema de la exploración –que conlleva intrínsecamente la explotación– de las minas de oro de la zona de Kanbo. He trabajado codo con codo con CADE en esta espinosa cuestión que, si se concreta, va a tener consecuencias desastrosas. Aparte de los dosieres de mi territorio están, evidentemente, las intervenciones o el trabajo sobre textos de ley precisos y conocidos como el del matrimonio para los homosexuales, por ejemplo.

También se ha implicado mucho en el proceso de paz, la situación de los presos. Es evidente que se han dado pasos, el último el 8 de abril, pero el tema de la resolución no está terminado.

Así es. El marco del proceso de paz se corresponde con los valores humanistas en los que creo y que son la columna vertebral de mi acción parlamentaria. Cuando digo proceso de paz me refiero a este en su globalidad, con todos los aspectos: los presos, –los enfermos en particular– y la toma en consideración de todos, insisto, de todos los sufrimientos sin excepción. Yo no hablo de perdón, sino de convivencia. Mucha gente tiende a decir que ahora todo eso está detrás, que ya ha pasado, pero es falso. Primeramente porque tenemos que tener en cuenta a las generaciones venideras y en segundo lugar, porque en París todavía se sigue considerando el País Vasco sinónimo de violencia. Hay que probar que la violencia se acabó. He interpelado varias veces a los diferentes ministros de Interior personalmente y en el propio hemiciclo (y me han pitado por ello incluso desde mis propias filas, criticado por haber llevado a ese marco un tema de estas característcas, advertido que no es bueno para mi «carrera»!!?). También lo he hecho directamente al presidente François Hollande para que París se desconectase un poco de Madrid en este tema.

En alguna medida sí ocurrió el 8 de abril…

Llevo mucho tiempo participando y apoyando iniciativas de Bake Bidea. Me he sentido frustrada y deploraba por el silencio de nuestros dirigentes. Después de lo ocurrido en Luhuso me dije que hasta ahí habíamos llegado. La sociedad civil tomó las riendas y no podíamos dejarlos solos. Entonces propuse a los artesanos, si más allá de mi aportación como ciudadana podía hacer algo como diputada; «si puedo ser útil, utilizadme» les dije. Es así como estuve presente directamente en uno de los puntos de desarme y lo asumo en plena conciencia, como ciudadana y como parlamentaria, porque en política también hay momentos en los que hay que tener coraje político y optar por el interés general en vez del personal.

Esa posición puede tener consecuencias…

Soy consciente de ello. Mi actitud puede traerme votos pero también quitármelos. Es un riesgo, pero si el domingo que viene ya no estoy en la carrera electoral, seguiré yendo por la calle con la cabeza alta y mirando de frente a la gente porque creo que hice lo que tenía que hacer.

Cíteme brevemente dos temas de su programa que le preocupen particularmente.

Evidentemente el del trabajo y el de la vivienda. Considero que son los dos pilares para garantizar una vida digna al ciudadano. Sobre esta última cuestión, quiero subrayar que continuaré mi labor para que todo ciudadano tenga una vivienda y seguiré incidiendo en la problemática que acarrea la gran cantidad de segundas viviendas que existen en mi circunscripción como ya lo hice cuando, trabajando conjuntamente con otros agentes políticos y sociales, propuse y obtuve, aunque costó lo suyo, la posibilidad de aumentar las tasas municipales para ese tipo de viviendas en zonas turísticas como la nuestra.

 

El «taifismo» de la izquierda puede aliviar el descalabro del reino socialista

El desmembramiento de los dos polos tradicionales (derecha-socialdemocracia) también repercutirá en el sector de la izquierda vasca que se presenta muy dispersada.

France Insoumise ha presentado candidatos propios y los comunistas del FG, también. NPA no, pero ha llamado a votar a los de Lutte Ouvrière. En el espectro electoral de la izquierda también recogerán su parte los ecologistas de EE-LV y los abertzales de EH Bai. Y, por supuesto, los del PS a quienes, a pesar del descalabro de su partido en las presidenciales (Benoît Hamon llegó sexto) puede que la habitual tendencia «taifista» de la izquierda les resulte hasta favorable, claro está, si en la contienda el temido tsunami macronista no se lleva por delante su cuota del electorado tradicional socialista que hoy cuenta con dos diputadas.A.M.