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Fuga de cerebros, oportunidad y riesgo

¿Qué oportunidades de volver a casa tiene un joven universitario que emigra en busca de trabajo? ¿Qué pueden hacer las instituciones y empresas vascas para retener este talento? Estos y otros temas han sido debatidos en los cursos de verano de la UPV-EHU.


E n el marco de los cursos de verano de la UPV/EHU, estos dos últimos días se ha celebrado el denominado «El valor del talento local: Una apuesta compartida». Asistentes y expertos en el tema, entre ellos tres estudiantes de universidades vascas que emigraron al extranjero en busca de oportunidades, han tenido la oportunidad de reflexionar y compartir opiniones sobre un tema de plena actualidad. Y es que, en el marco de una economía cada vez más globalizada, el talento se exporta y se importa.

El gran reto que abordaron los asistentes al curso es encontrar el equilibrio entre la emigración de jovenes universitarios, totalmente inevitable en un mundo en que las becas Erasmus están a la orden del día, y el desarrollo de oportunidades locales para retener a estos jovenes talentos. Ya que, no olvidemos, la formación universitaria de estos jovenes es pagada por el conjunto de la sociedad además de por la persona en cuestión y resulta importante recuperar dicha inversión.

Cuantificando el fenómeno

La jornada de ayer la inauguró el catedrático y profesor de Economía y Empresa de la UPV/EHU Iñaki Heras. Hizo una aproximación teórica y cuantitativa al tema de la fuga de talento, presentando las lineas generales del estudio que han realizado junto con el Departamento de Fomento del Ayuntamiento de Donostia. En dicho estudio, cuantificaron 2.095 respuestas de estudiantes de la UPV-EHU residentes en Gipuzkoa, «egresados» (titulados) entre los años 2008 y 2014. De los aquí encuestados, 181 tuvieron que emigrar, un 9% del total, en busca de oportunidades laborales o una opción más atractiva para continuar con sus estudios.

Las carreras que más emigrados produjeron fueron las ciencias sanitarias y las ciencias sociales y jurídicas. Pese a que existen distintos motivos que empujan a un estudiante a salir fuera, la mayoría de los encuestados se encuentran trabajando o buscando un empleo, concretamente un 53%. El resto de los emigrados encuestados hicieron la maleta con el objetivo de continuar sus estudios, mejorar su curriculum vitae o incrementar su conocimiento de idiomas, entre otros motivos.

En cuanto a los efectos de la emigración, Heras expuso que la mayoría de jovenes graduados remarcan la experiencia personal como el primer efecto positivo de su estancia, incluso por encima de la oportunidad laboral que les ha supuesto el periodo lejos de casa. En este sentido, no es de extrañar que muchos de los encuestados que hoy se encuentran lejos de Euskal Herria admitan haber estado durante sus estudios en el extranjero mediante una beca Erasmus u otra fórmula de movilidad internacional. Así, el catedrático define como «hijos de la globalización» a las últimas hornadas de graduados en las universidades vascas.

Pese a que la oportunidad de conocer una cultura y modo de vida diferente es un motivo atractivo para muchos jovenes, no hay que olvidar a los jovenes expatriados por motivos económicos. Muchos de los encuestados admiten no encontrar aquí un trabajo acorde a su prestación o que en caso de hacerlo las condiciones económicas no son satisfactorias, y se ven forzados a hacer las maletas en busca de un empleo. Por eso, muchos expatriados transmiten cierto resentimiento que se cristaliza en la recurrente frase «No nos vamos, nos echan».

Según explicó Heras, el hecho de sentirse expulsados de su lugar hace mucho más difícil que estos jovenes decidan volver a sus hogares una vez están en posesión de un empleo «mejor» del que esperan hallar aquí. De hecho, los dos principales escollos que presenta la encuesta realizada por Fomento Donostia para la vuelta de los jovenes talentos vascos son la falta de oportunidades laborales en Euskal Herria acordes a su cualificación y la razón salarial. Esto hace que muchos jovenes expresen su deseo de volver, pero no vean una opción realista de tomar el camino a casa mientras no encuentren un trabajo en las mismas condiciones que en sus lugares de emigración.

El retorno es posible

La situación laboral por la que atraviesan la mayoría de los jóvenes es difícil, sean universitarios o no-universitarios. Ayer expusieron en Miramar su caso tres jovenes investigadores vascos que han vivido en el extranjero debido a su profesión, pero recientemente han vuelto a Euskal Herria.

Andoni Medina, investigador en el laboratorio de automoción de Tecnun e ingeniero industrial, relató su experiencia en Bélgica en la empresa Toyota. Tras probar suerte en la maquina herramienta vasca y en el sector de las renovables, su pasión por los automoviles fue lo que le impulsó a emigrar allí. Además, Medina remarcó la oportunidad de trabajar en una multinacional como Toyota donde diseñan y exportan coches a nivel mundial, opción que no veía en el Estado español. Este joven legazpiarra aseguró que los cuatro años le han supuesto una serie de cambios y retos tanto a nivel personal como profesional. Por ejemplo, destacó el contacto con distintas culturas en una ciudad cosmopolita como Bruselas y la oportunidad de mejorar su conocimiento de idiomas.

Pese a la buena experiencia, el joven explicó que siempre ha tenido presente la idea de volver a su ciudad natal, y ahora que está realizando el doctorado tiene ganas de incorporarse a una empresa local donde poder aportar todo el conocimiento acumulado estos años en uno de los gigantes de la automoción: «El sector del automovil está en pleno auge dada la evolución de motores eléctricos, y creo tener mucho que aportar en este sentido».

Eduardo Granados, investigador científico del Ceit-ik4, expresó que su curiosidad por ver cómo se trabajaba en otros países fue lo que le llevó a hacer el máster en Standford (California) y el doctorado en Australia. Granados quiso destacar los aspectos positivos de su estancia en Estados Unidos, pero remarcó también los negativos: «Allí no existe un método de trabajo concreto, hay un objetivo y llega como puedas. Esto estimula mucho la creatividad de uno, no hay tantas normas. Por el contrario, he de admitir que la educación y la calidad de vida de Estados Unidos no es como la de aquí».

Por último, Jon Maiz realizó un Erasmus en Marsella y ha trabajado en el centro de investigación del CSIC y para el centro madrileño Polymat and Polymer Science. Maiz decidió partir a una edad más adulta al extranjero, y por eso recomendó a todos los jovenes con idea de buscar oportunidades en el extranjero hacerlo lo antes posible, ya que esto les dará mayor oportunidad de estabilizarse en la ciudad de destino. En cuanto al método de trabajo, afirmó que en el Estado español se trabaja más horas que en países como Suiza, pero que el salario de las becas es mucho más bajo.

Cómo atraer a talentos

Si la jornada de ayer sirvió para conocer la experiencia real de los jovenes expatriados, la del lunes fue para conocer la cada vez mayor captación de talento que realizan las ciudades. Euken Sese, gerente de Fomento San Sebastian, explicó el programa Conecting Talent que busca atraer a la ciudad jovenes de perfiles altamente cualificados. «Para atraer a jovenes talentos, no tienes que ofrecerles solamente una buena oportunidad para trabajar o investigar, es necesario ofrecerles un entorno agradable», expresó, asegurando así el compromiso de Donostia por la oferta turística y cultural, pero junto a una fuerte apuesta por la innovación y por el talento.

Por lo tanto, en un mercado global es imposible retener a todos los jovenes formados en el lugar de origen. El reto consiste en hacer de la emigración puro acto voluntario, y no una necesidad impuesta por la situación económica precaria.