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Rajoy: «Jamás me he ocupado de asuntos económicos en el partido»

Con la lección bien aprendida y un trato de favor que no se dispensa a ningún otro testigo en la Audiencia Nacional, Mariano Rajoy juró primero que diría toda la verdad y negó después saber nada de dineros, de la trama «Gürtel», ni de cómo se financiaba el partido que dirige, desmintió que hubiera «caja B» y que él mismo cobrara sobresueldos.


Mariano Rajoy se sentó junto al tribunal, que no en frente, con la lección bien aprendida. «Jamás me he ocupado de asuntos económicos en el partido», «jamás conocí ninguna financiación ilegal» y «jamás» ningún empresario le habló de donaciones. Como cantaban Los Panchos, «Jamás, jamás, jamás».

Se suponía que ayer debía declarar ante la Audiencia Nacional como testigo el ciudadano Mariano Rajoy, hoy presidente del PP y durante los últimos 27 años dirigente en los más altos cargos de «ese partido». Había de hacerlo sobre los negocios irregulares de la trama «Gürtel» entre 1999 y 2005, que incluyen la financiación irregular de campañas electorales en dos municipios madrileños.

Pero desde la llegada a la sede que el tribunal tiene en San Fernando de Henares se vio que quien iba a testificar no era el ciudadano sino el presidente del Gobierno. Entró directamente con su coche oficial por el garaje, sin fotos. Le recibió el presidente de la Audiencia, Jose Ramón Navarro, que se trasladó expresamente desde su despacho en el centro de Madrid. Lo sentaron a la derecha del tribunal y no en el lugar en el que durante meses han declarado el resto de testigos. Se pretendía evitar la imagen de Rajoy con los imputados Correa, Bárcenas o El Bigotes tras él (en realidad, ninguno fue a la sesión de ayer). En esa disposición, el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, parecía un juez de silla de tenis, situado entre el testigo y las acusaciones que lo interrogaban; pero éste, en lugar de activar el «ojo de halcón», eliminaba preguntas y metía prisa a los letrados. Tenía ganas de acabar. Las fotografías que hay de la sesión son todas tomadas de la retransmisión televisiva de las casi dos horas que duró la declaración.

La actitud de Mariano Rajoy tampoco fue la de un testigo al uso. Quizá lo había ensayado durante estos últimos días que ha estado retirado preparando esta declaración. Quizá le salió de dentro la soberbia que se apodera de algunos inquilinos de la Moncloa. Pero se permitió él y se lo permitió el presidente del tribunal (salvo una corrección en un caso) respuestas insolentes que nadie daría a un abogado bajo el techo de la Audiencia Nacional, llegando a considerar «opinable» la capacidad de raciocinio de una de las acusaciones particulares, o espetándoles que «no sé si se ha confundido de testigo» y «no parece un razonamiento muy brillante».

Tampoco es común que el abogado de un imputado que ha declarado haber pagado sobres de dinero negro a Mariano Rajoy, pareciera ayer su defensor, interrumpiendo constantemente las preguntas de Mariano Benítez de Lugo, letrado de la acusación particular que ejerce la Asociación de Abogados Demócratas de Europa, e intentando evitar que entrara en ese terreno. El presidente le tuvo que mandar callar.

No se metía en la economía

Mariano Rajoy basó su estrategia en asegurar que él, en toda su dilatada carrera como dirigente del PP –vicesecretario entre 1999 y 2003, secretario general después y presidente desde 2004– «jamás» se ocupo de las cuestiones económicas. A Francisco Correa y otros imputados los conoce, pero de verlos en actos del partido. Sobre la reforma de la sede central del PP en la que trabajaba, sabe que había obreros por allí, pero nada de cómo se pagaron.

Rajoy se jactó en una entrevista en Radio Nacional de España, de haber sido quien a finales de 2004 «prescindió» de Francisco Correa, porque el entonces tesorero, Álvaro Lapuerta, le dijo que «algunos proveedores estaban usando el nombre del partido en algunos ayuntamientos de Madrid». Ayer recordó que aunque no había pruebas de que estuvieran cometiendo algún delito, habían dejado de trabajar con ellos. Sin embargo fueron Correa y El Bigotes quienes organizaron el Congreso Nacional del PP en Valencia en 2008.

Bárcenas, papeles y sms

Aunque en esta causa no se juzgan los llamados «Papeles de Bárcenas», el tribunal permitió algunas preguntas sobre los mismos. Mariano Rajoy aseguró que son falsos y que jamás cobró sobresueldos. Cuestionado sobre aquella afirmación que hizo de que «nada es cierto, salvo alguna cosa», respondió que en lo relativo a su persona nada de lo que se estaba publicando entonces era cierto, pero que vio que había otros apuntes que sí se habían reconocido.

En cuanto a su mensaje de móvil anunciando a Bárcenas que «hacemos lo que podemos» y el «sé fuerte», Mariano Rajoy sostuvo que tiene la costumbre de responder a los sms que le mandan y que podía haber utilizado esa frase como otra cualquiera. Negó que hacer «lo que podemos» supusiera inmiscuirse en el proceso, pero fue el momento en el que peor lo pasó y dio lugar a uno de esos enredos verbales en los que cae Rajoy en ocasiones. «No se acierta siempre en la vida», apostilló ayer sobre aquellos sms. Cuando el presidente del Gobierno envió esos mensajes, ya se conocía oficialmente que Bárcenas tenía cuentas no declaradas en Suiza.

Mariano Rajoy quiso parecer contundente en sus respuestas, muchas de las cuales parecía traer memorizadas porque sabía que iban a caer en el examen. Pero también tuvo que recurrir a echar balones fuera con muletillas como «hasta donde yo recuerdo, no» o «por lo que yo sé, no». Solo convenció a los suyos, pero probablemente su objetivo ayer era salir del paso sin pisar ninguna mina ni caer en ninguna trampa.

 

El resto de partidos critican la declaración judicial y la consideran una «vergüenza»

Toda la oposición e incluso sus socios de Ciudadanos fueron ayer muy críticos con la declaración judicial del presidente del Gobierno que calificaron como «una vergüenza» para la imagen del Estado español.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pidió a Mariano Rajoy que piense en «el interés de España» y dimita para no «arrastrar» en su «caída» su prestigio y el de las instituciones. Le acusó de ser el «principal responsable político» del «clima general de corrupción» e hizo especial hincapié en la repercusión que para la imagen del país tiene su paso por la Audiencia Nacional. En consecuencia, según Sánchez, la «única salida honorable» que le quedaba a Rajoy era presentar su dimisión ante el Rey ayer mismo. Cosa que obviamente no hizo. Como advirtió el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, para el que no sirve de nada pedir una dimisión. Iglesias sigue invitando a Sánchez a forzar la marcha de Rajoy.

Ciudadanos considera poco creíble la declaración de Mariano Rajoy de no saber nada de lo que ocurría en el PP. Su portavoz, José Manuel Villegas, recordó que si el PP se hubiera «regenerado» hubiera alejado toda «sombra de sospecha».

Ni C’s ni el PSOE comparten la propuesta de Podemos de convocar un pleno del Congreso para que Rajoy declare lo que no ha dicho ante el tribunal. Otros partidos como ERC y el PDeCAT sí apoyan cualquier tipo de comparecencia.

Aitor Esteban, del PNV, considera «sorprendente» que Rajoy afirme desconocer «la parte económica» de las campañas electorales cuando fue director de campaña del PP entre 1994 y 2000.

El senador de EH Bildu, Jon Iñarritu, dijo que la declaración de Rajoy fue «una tomadura de pelo en toda regla». Y la «actitud chulesca» de Rajoy, una «falta absoluta de respeto» hacia la ciudadanía. «Este hombre no se merece seguir ni un minuto más en el poder», concluyó.GARA