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Sturgeon dice que Escocia volverá a votar, pero no cuándo

El devenir del proceso independentista «no depende del Brexit» según la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon. Al tiempo, es ella misma quien aboga por esperar hasta que los detalles de las negociaciones entre Londres y Bruselas sean «claros» antes de determinar una fecha para lo que sería la segunda consulta en el país.


La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, no quiso repetir el calvario vivido por su homóloga británica, Theresa May, en el cierre de la conferencia del Partido Conservador la semana pasada. En tono de broma, enseñó una caja de pastillas contra el catarro y, entre carcajadas desde el público, arrancó su discurso. Así comenzó una intervención que ponía punto y final a la conferencia otoñal del SNP en Glasgow, que había arrancado el pasado domingo.

Tras tres días de resoluciones y enmiendas de poca trascendencia política, el discurso pronunciado por Sturgeon acaparó toda la atención mediática que los días anteriores no captaron.

De la líder escocesa se esperaba alguna concreción sobre el segundo referéndum de independencia en Escocia, anunciado el pasado mes de marzo pero que, con el paso del tiempo y a falta de avances, ha ido perdiendo peso. Pero nada más lejos de la realidad: Escocia sigue aspirando a volver a las urnas para decidir sobre el futuro político del país, pero no sabe cuándo.

Sturgeon se limitó a seguir el guion que ella misma había escrito los días anteriores al cónclave a través de las entrevistas concedidas a diversos medios escoceses. Pronunció un discurso de casi una hora, hasta el final del mismo no hizo referencia a la segunda consulta y ni llegó a mencionar la palabra «referéndum». Y eso que Angus Robertson, vicepresidente del partido, le dejó un público caldeado al afirmar al final de su alocución: «Nos quedan 1.000 días hasta las próximas elecciones al Parlamento de Holyrood [previstas para 2021], en los que habrá un referéndum». Ni así. Sturgeon prefirió no coger el guante de su segundo y optó por enfriar los ánimos de la militancia de su partido centrándose en anunciar iniciativas en materia social y medioambiental, con buen recibo por cierto.

«Claridad sobre el Brexit»

El conflicto catalán fue lo que dio pie a Sturgeon a abordar la cuestión constitucional de Escocia. Dirigió sus primeras palabras al Brexit, para decir que la independencia escocesa «no depende» de él. En sus posteriores palabras quedaría claro que sí, que la líder del SNP liga el segundo referéndum de independencia al devenir de las negociaciones entre Londres y Bruselas.

«Pensemos en las oportunidades perdidas», pidió al público, «nos deberían servir para hacer las cosas de manera diferente en el futuro. Siempre he dicho que Escocia debería tener el derecho a decidir su futuro político cuando los términos del Brexit estén claros. Tenemos el mandato para dar a la ciudadanía el derecho a decidir». El problema es que nadie sabe todavía cuándo esos términos a los que se refirió Sturgeon estarán claros, algo que la propia líder del SNP reconoció: «La gente, antes de nada, quiere claridad sobre el Brexit, y nosotros lo respetamos. Pero a todos vosotros que estáis aquí y a lo largo del país impacientes de cambio, déjadme deciros algo: ‘Quizás no sabemos aún cuándo ejerceremos nuestro derecho a decidir. Pero podemos, debemos, y siembre defenderemos la opción independentista’».

Las afirmaciones de la primera ministra escocesa no contentaron del todo a su militancia, que respondió con tibios aplausos a la proclama de su líder. Esta trató de convencer a los suyos de que la actuación del Gobierno británico, «engullido en el caos y que está llevando al país por un camino de autodecadencia», será la responsable de mostrar que la «necesidad» de independencia «es más grande que nunca». O sea que fió el proceso soberanista de su país al mal ajeno.

Aún así, trató de levantar el ánimo de los suyos. Pidió «convicción» en la defensa de la opción independentista, y abogó por inspirar «confianza» entre los conciudadanos escoceses: «Hay un futuro mejor para todos nosotros, pero solo si decidimos construirlo entre todos».

Rumores que no ayudan

La conferencia del SNP llega en un momento de confusión para el partido y tras haber perdido 21 escaños en las últimas elecciones al Parlamento de Westminster, celebradas el pasado mes de junio. Son cada día más las voces, tanto desde dentro del partido como por parte de asociaciones independentistas, que piden posponer la segunda consulta hasta después de las elecciones de Holyrood de 2021. Esa es la posición sustentada por, entre otros, Tommy Shepard, conocido dentro del SNP por su postura claramente independentista.

Idea opuesta es la que mantiene, por ejemplo, George Kerevan, parlamentario de los nacionalistas escoceses en Londres hasta las citadas elecciones de junio, cuando perdió su asiento. En un artículo de opinión reciente publicado en ‘The National’ incidió en la idea de que el Gobierno escocés «mantiene el mandato» para convocar el segundo referéndum, por lo que pidió «usarlo o perderlo antes de las elecciones de 2021». División de opiniones, por tanto, dentro del SNP, a lo que Sturgeon, más tarde que temprano, tendrá que poner luz.

La líder escocesa clausuró en tono poético la conferencia anual de su partido, claro ejemplo de la salud del independentismo escocés. Citó al sacerdote y activista político escocés Canon Kenyon Wright, fallecido el pasado mes de enero, para decir: «Hay otro camino y está marcado: ‘El camino de la esperanza’. Esperanza para una nueva nación a gusto con su pasado, confiado con su presente y optimista con su futuro». Esperanza es lo que van a necesitar los independentistas escoceses, la de que el Brexit les guíe a la independencia de su país.