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El lehendakari Urkullu, de «héroe» al silencio

Cuando al mediodía empezó a correr de medio en medio, de watshapp en watshapp, la noticia de que el president Puigdemont, fruto de algún tipo de acuerdo con Madrid, iba a disolver el Parlament y convocar elecciones para evitar la aplicación del artículo 155 que suspende la autonomía catalana, comenzó a emerger la figura del lehendakari, Iñigo Urkullu, como muñidor de ese supuesto pacto.


Cuando al mediodía empezó a correr de medio en medio, de watshapp en watshapp, la noticia de que el president Puigdemont, fruto de algún tipo de acuerdo con Madrid, iba a disolver el Parlament y convocar elecciones para evitar la aplicación del artículo 155 que suspende la autonomía catalana, comenzó a emerger la figura del lehendakari, Iñigo Urkullu, como muñidor de ese supuesto pacto. Un pacto que tranquilizaba a buena parte del unionismo e inquietaba al independentismo vasco (que es lo de menos) y, sobre todo, al catalán.

Las ediciones digitales de “El Periódico de Cataluña”, “La Vanguardia”, “El País” y otros muchos medios subrayaban el papel del lehendakari en el giro que en ese momento había dado la política catalana y española, cuando todavía se preveía que Puigdemont fuera a convocar las elecciones. “El Periódico” titulaba que «Puigdemont apuesta por convocar elecciones tras la mediación de Urkullu».

El lehendakari estaba en el Parlamento de Gasteiz, que ayer celebraba pleno, pero se dejó ver poco por el escaño, al que prácticamente solo acudió a votar. Urkullu tiene despacho en el edificio parlamentario y se decía que desde allí seguía minuto a minuto la actualidad catalana.

Como ocurre en estos casos, Iñigo Urkullu no hizo declaraciones públicas y se limitó a decir por el pasillo que se encontraba a la espera de la declaración de Puigdemont a las 13.30 y que estaba «tranquilo». Sus colaboradores ni confirmaban ni desmentían nada –como es su obligación–, pero daban por aceptable lo que a esas horas del mediodía se estaba publicando.

Y lo que se estaba publicando es que Iñigo Urkullu, con consentimiento de Puigdemont, había mediado ante Mariano Rajoy. Y que durante las últimas horas había «desplegado una intensa agenda», lo que incluía una reunión en Gasteiz con un grupo de empresarios catalanes capitaneado por Juan José López Burniol, Marian Puig, Emilio Cuatrecasas y Joaquim Coello.

En determinados ámbitos esas horas del mediodía eran «momentos felices» y se anunció que el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, comparecería en el Parlamento, donde estaba «por casualidad», después de que hablara Puigdemont al mediodía.

Luego pasó lo que pasó, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, y también Andoni Ortuzar, se sumergieron en el silencio a lo largo de toda la tarde. La pregunta de si seguía su intervención, quedó en el aire.