Sartaguda entera se convierte en parque de memoria a través de audioguías
Sartaguda ha distribuido por las calles de la localidad paneles con códigos que permiten escuchar en el móvil explicaciones sobre la República y la represión del 1936. El Pueblo de las Viudas busca así convertirse en la extensión natural del Parque de la Memoria.
Sartaguda está indisolublemente ligada a la represión que la convirtió en el Pueblo de las Viudas. Carlistas y falangistas ejecutaron a 86 hombres jóvenes, dejando 57 viudas y más de 130 huérfanos. Pero, a diferencia de otras localidades donde la matanza acalló las ansias de libertad, Sartaguda se ha ganado un espacio en el imaginario colectivo como ejemplo de cómo reponerse al horror. Ahora, el Ayuntamiento ha conseguido dar un paso más convirtiendolas calles de la localidad en una suerte de centro de interpretación del golpe de estado.
Resulta difícil explicar qué han hecho. Se trata una especie de documental radiofónico con actores y narradores en los que se intercalan testimonios reales y grabaciones históricas. En total, son 94 minutos de grabación en euskara y castellano, que se han fragmentado en 11 puntos dispersos por el pueblo. El primero está en la entrada al Parque de la Memoria ubicado en las afueras, un recinto en el que se encuentra el muro con los 3.440 nombres de los fusilados navarros, varias esculturas y un retoño del árbol de Gernika. El último fragmento del documental se escucha en el cementerio, junto al panteón donde se encuentran los restos de los vecinos rescatados de las cunetas.
En el centro del parque –que es el principal memorial a los republicanos que existe en Nafarroa– se encuentra un panel con un código de barras QR, que al escanearlo trae al móvil la voz de Julio Sesma para explicar cada elemento. Este anciano era un bebé de meses cuando mataron a su padre en 1936. «Parece ser que la ventanuca esa refiere a la que tenían en las cárceles –en referencia a la escultura de José Anda– y el círculo de allá a la Luna y el Sol. Eso es lo que dice la gente entendida», va relatando Sesma.
Tras escuchar al huérfano, es difícil no picarse y continuar paseando hacia el pueblo hasta el siguiente panel. En él se trata el tema de la mujer. Además de contar cómo se las humilló, la grabación detalla los avances feministas conseguidos por la República como la despenalización del aborto inducido, el derecho al divorcio o el sufragio femenino. De repente, interrumpe la voz real del general golpista Queipo de Llano en una intervención histórica de radio: «Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones».
Las diferentes facetas del conflicto
Unos metros más adelante, en el siguiente punto, se aborda la recuperación de la memoria durante los años 70 y 80, habla de la figura de Jimeno Jurío y de la recopilación de testimonios pueblo por pueblo. El panel se localiza junto a un pequeño monolito que fue uno de los primeros hitos de recuperación de memoria, cuando en el Ayuntamiento se oponían a cualquier homenaje. De este modo, las partes del documental se van atando a distintos puntos del pueblo: al frontón, a la iglesia, a los campos... En cada lugar se aborda una faceta diferente, ahondando más allá de los tópicos. Se habla, por ejemplo, de las revueltas del 18, del impacto que supuso la Revolución Rusa, de cómo los jornaleros se sindicaban y organizaban para tener pequeñas bibliotecas y plantar cara al Duque dueño de las tierras, etc. Siempre se explica el marco general para luego volver a lo que sucedió Sartaguda, que fue víctima de prácticamente todas las barbaries. Y para ello cuentan con los diarios del labrador Andrés Moreno, que relata cuanto sucedió en el pueblo esos días y que son una joya.
El paseo, formalmente, acaba en el panteón de los fusilados, aunque los puntos pueden escucharse en el orden que se quiera. «No hace falta escucharlo todo. La idea es que quienes vienen al parque, entren también al pueblo. Atraer a institutos y, además de eso, que entre los vecinos y los jóvenes no se pierda la historia», explica Paolo Albanese, alcalde de la localidad.