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Interview
NÚRIA BOSCH
CATEDRÁTICA DE HACIENDA PÚBLICA EN LA UB

«Hemos debatido mucho sobre el proceso y poco sobre el nuevo Estado»

Economista y destacada integrante del Consell Assessor per a la Transició Nacional, Núria Bosch (Bigues, 1955) ha explorado las posibilidades de un hipotético Estado catalán en el ámbito económico. Desde esta posición, lamenta que el debate sobre la configuración de la República y sus oportunidades apenas haya bajado a la plaza pública.


El momento catalán está marcado por la incertidumbre, la revisión crítica de algunas decisiones tomadas y las posibilidades que podrían abrirse tras el 21D. De ellas nos habla la economista Núria Bosch en su despacho en la Universitat de Barcelona.

Empecemos por el 1-O. ¿Se esperaba la violencia del Estado?

No, de hecho lo había dicho en alguna entrevista. Quizá ingenuamente, yo pensaba que el Estado, como en el 9N, lo iba a tolerar y después desacreditar.

Sin restar mérito a cada uno de los votos introducidos en una urna, ¿los resultados con una participación del 43% eran suficientes para la DUI? ¿Qué alternativa había?

Yo creo que no era suficiente para proclamar la República, sobre todo porque necesitábamos la legitimación internacional, y es evidente que con estos porcentajes no llegará. Fui partidaria de convocar elecciones, creo que se hubiese evitado el momento en el que estamos.

Puigdemont estuvo a punto de convocarlas el 26, pero un día después el Parlament acabó proclamando la República. ¿Qué pasó en esas 48 horas?

Yo estuve al margen, pero, por lo que se ha explicado, entiendo que hubo mediadores como el lehendakari intentando que se convocasen elecciones. Pero no hubo suficientes garantías sobre la no aplicación del artículo 155, y a eso se añadió la presión de mucha gente que pedía la proclamación. Me imagino que esos dos elementos actuaron para que finalmente no hubiese convocatoria de elecciones.

Hemos asistido a ejercicios de autocrítica por parte del independentismo en las últimas semanas. ¿Los comparte?

Creo que ha habido dos errores. Uno, pensar que el Estado no reaccionaría o no se defendería. Y lo ha hecho con todas sus armas. Debía de haberse previsto que podía suceder, en vez de subvalorar la fuerza de un Estado. Y dos, también se pensaba que Europa favorecería las cosas, pero ha sido una estimación errónea. El Govern pensaba que tendría mayor apoyo y que Europa obligaría al Estado español a negociar.

Inmediatamente después de la proclamación llegó el 155. Una de las primeras acciones fue suprimir el Consell Assessor per a la Transició Nacional del cual usted formaba parte.

Supongo que debieron hacer un listado de organismos relacionados con el proceso para disolverlos inmediatamente, pero lo cierto es que nosotros hacía dos años y medio que habíamos parado la actividad. El último informe lo entregamos en marzo de 2015.

¿Le consta si el Govern desplegó los informes elaborados por el Consell?

Supongo que sirvieron de guía, porque eran sobre todo una serie de recomendaciones en materias diversas como la política económica. Por ejemplo, en uno de los informes se analizaba el posible impacto de un hipotético boicot. Pero no sé hasta qué punto se han aplicado, nosotros no hicimos un seguimiento de ello.

Si retiramos de la ecuación la violencia del Estado, ¿cree que la Generalitat tenía a punto las estructuras capaces de sostener la República?

Yo creo que se hubiese necesitado un periodo de transitoriedad. No es lógico pensar que el día 2 de octubre íbamos a ser independientes. Creo que aquí se hablaba de un periodo mínimo de seis meses. Imagínate, en Escocia, con un referéndum acordado, calculaban 18 meses de transición. Los costes de hacerlo unilateralmente son mucho más altos. Diría que esto ha servido para ver que la hoja de ruta no puede ser unilateral. La situación de ahora es una lástima, pero quizá se debía hacer todo lo que se ha hecho para sacar lecciones de cara al futuro.

Por ejemplo, ¿la Hacienda catalana hubiese tenido capacidad para recaudar los impuestos de todos los catalanes?

Hubiese sido muy difícil, sobre todo sin la colaboración del Estado. Quizá fue un error alimentar la idea contraria. Mucha gente pensó, ingenuamente, que la independencia es como un interruptor, que se enciende o apaga, y es más complicado. Ahora, pienso que la idea, en el fondo, era encontrar apoyo europeo y que eso abriese un proceso de negociación que a lo mejor hubiese podido acabar en un referéndum pactado.

Durante los últimos meses el debate público se ha centrado en el referéndum, y no en cómo debería ser ese hipotético Estado catalán, qué modelo económico, qué sistema fiscal, etc. ¿Lo ha echado de menos?

Siempre me ha parecido que en todos estos años de proceso se ha perdido tiempo debatiendo el procedimiento. Siempre hemos debatido mucho sobre el proceso mismo y, sin embargo, sobre el resultado, sobre lo que ofrece un Estado independiente y sobre qué políticas podrían hacerse se ha debatido muy poco. En un ámbito académico sí se ha estudiado la viabilidad de una Catalunya independiente, que es obvio que es viable, pero el debate público apenas ha existido en estos ámbitos y eso ha significado no haberse tomado el tiempo para extender la base soberanista. ¿Cómo se hace eso? Hablando de lo que puede ser y ofrecer un nuevo Estado. Nos hemos perdido siempre en discusiones sobre el proceso.

¿El 22D se restituye el Govern o se abre nueva fase?

No sé que pasará con el Govern, pero creo que se abrirá una nueva fase. Aunque hay que ver cuál es el resultado, así que paciencia. El primer objetivo del nuevo Govern debería ser recuperar la situación que teníamos y hacerse con el máximo autogobierno que permita el Estatut actual. Pero como digo, hay que esperar a los resultados. Creo que los partidos independentistas pueden ganar en escaños, pero será más difícil que lo hagan en votos. También es cierto que esta situación puede haber despertado a abstencionistas que no participaban, y nadie sabe hacia dónde se inclinarán.