Madrid tensa la campaña: Junqueras, Forn y los Jordis siguen entre rejas
Tanto el independentismo como los medios españoles habían dado casi por descontada la liberación de los diez presos políticos, pero el Estado apuesta por una campaña dura. Uno de los cuatro que se queda dentro es Oriol Junqueras, cabeza de lista de ERC. Y en el exilio sigue su homólogo de JxCat, Carles Puigdemont; el primer fallo será el 14D.
La decisión del juez del Supremo Pablo Llarena cayó a las 10.15 como otro jarro de agua fría sobre el independentismo catalán. Esperaba afrontar la campaña para el 21D que arrancó a medianoche ya sin presos políticos, pero se quedan en Soto del Real y Estremera cuatro figuras muy importantes: el vicepresident legítimo y cabeza de lista de ERC, Oriol Junqueras; quien ha sido conseller de Interior, Joaquim Forn, también candidato de Junts per Catalunya; y los líderes de las entidades civiles ANC y Òmnium, Jordi Sànchez (número dos en la lista de Carles Puigdemont) y Jordi Cuixart. A la constatación de que traer a casa a los prisioneros políticos no será sencillo se le suma la confirmación de que el Estado apuesta por una campaña dura, a todo o nada, aunque el tiro le pueda salir por la culata.
La resolución agita dos semanas de pugna preelectoral ya antes muy excepcionales. De las tres listas independentistas, el presidenciable de ERC está preso, el de JxCat en el exilio, y en la CUP se saben también en el centro de la diana. La decisión de Llarena puede mover votos, por efecto simpatía, en el interior de este bloque. Por otro lado, los aparatos del Estado nunca han ocultado su obsesión por intentar crear contradicciones en el independentismo, aunque sin lograrlas. El relato oficial ayer era que se libera a quienes han «acatado» la imposición del 155 y se castiga a los que, sobre todo Junqueras, no quisieron responder a la Fiscalía.
No es tan sencillo el asunto, ni tan claro el auto de Llarena. A los cuatro se les mantiene entre rejas efectivamente con el argumento de que pueden incurrir en «reiteración delictiva», es decir, continuar con el procés. Pero se matiza que para liberarlos tampoco bastaría una declaración que lo niegue, sino que eso «exige constatar que la posibilidad de nuevos ataques haya efectivamente desaparecido, o que paulatinamente se vaya confirmando que el cambio de voluntad es verdadero y real». Todo aderezado con afirmaciones fantasiosas como la existencia en Catalunya de una «explosión violenta» que su retorno a la calle agravaría, y que se intenta basar en la resistencia pacífica ante la Conselleria de Economía el 20 de setiembre, diez días antes del referéndum.
A Junqueras se le otorga esa posición por su cargo y por su actitud; a Forn, por haber sido máximo responsable de los Mossos; y a Sànchez y Cuixart, por su liderazgo ese 20S. Por contra, el juez dejó libres bajo fianzas de 100.000 euros a los otros seis consellers: Raül Romeva, Carlos Mundó, Dolors Bassa, Meritxell Borrás, Josep Rull y Jordi Turull.
Entrados ya en dos semanas decisivas para decantar el voto, fue inevitable que algunas reacciones tuvieran cierto tinte electoral. La secretaria general de ERC y número dos de su lista, Marta Rovira, señaló que «Junqueras está en la cárcel porque le tienen miedo, porque solo ERC puede ganar estas elecciones frente a la demagogia de Inés Arrimadas o Albert Rivera». El partido se plantea alguna iniciativa de urgencia ante el Tribunal de Estrasburgo, aunque los tiempos que este utilizada suelen ser muy laxos.
Desde Bruselas, el president Puigdemont, que había animado a todo su equipo de gobierno a hacer lo que fuera para salir de prisión, les dio ánimos: «Vuestra perseverancia derrocará un sistema corrompido; antes, ahora y después del 21D, juntos lograremos la libertad», escribió en Twitter. Y añadió, ironizando con el auto del TS: «La violencia de vuestras sonrisas es lo que os retiene en prisión. La fortaleza de vuestro espíritu democrático es lo que les provoca terror».
El unionismo reaccionó con las habituales declaraciones de acatamiento judicial, aunque el PSC trató de remarcar que considera una mala noticia que los cuatro sigan presos, y a Xavier García Albiol le salió su habitual vena provocadora con Junqueras: «Ahora será un mártir».
Bélgica, sin prisas
Mientras tanto, el proceso judicial en Bruselas contra Puigdemont y otros cuatro consellers va a bastante menos velocidad y aparentemente también con mayores garantías. Ayer fue el turno de la defensa, que argumentó que los delitos de rebelión y sedición alegados por el Estado español no tienen encaje en la jurisdicción belga, por lo que no cabe la entrega. Junto a ello, el abogado Paul Bekaert subrayó que «en España el juicio no podría hacerse con vulneración de garantías jurídicas y de derechos previstos en los tratados internacionales». El debate jurídico consiguiente «fue extenso», según el letrado Jaume Alonso-Cuevillas, que también defiende a Puigdemont.
Ahora el juez se da diez días para decidir, hasta el 14, cuando faltará solo una semana para las urnas. No obstante, luego habría opción de recurso ante dos instancias más, y se da por seguro que la parte que no consiga la razón los presentará, por lo que el proceso se dilatará unos tres meses. Para entonces se sabrá si Puigdemont es vencedor o derrotado en las urnas, lo que se convertirá en otro factor en juego. Mientras tanto, puede hacer campaña allí. El jueves acudirá a la gran movilización independentista de Bruselas. Su entorno descarta absolutamente que retorne a Catalunya antes del 21D, pero en el tablero catalán las fichas se mueven continuamente.
Rajoy se viene arriba con el 155 y amenaza a medios digitales
El mensaje oficial de que la invasión de la autonomía catalana se va ejecutando con «normalidad» fue subrayado ayer en el Senado por Roberto Bermúdez de Castro, secretario de Estado para las Administraciones Territoriales. Destacó que en ningún caso se ha producido «un vacío de poder»&flexSpace;y que incluso se han tomado algunas medidas propias del Ejecutivo como la convocatoria de concurso público de 2.000 plazas en Educación.
Lo más relevante de esta comparecencia para hacer balance del primer mes fueron las afirmaciones de Bermúdez de Castro sobre medios digitales catalanes a los que el Gobierno español tiene entre ceja y ceja hace tiempo. Y es que en este punto al secretario de Estado pareció escapársele el afán de prolongar la aplicación del 155, que según los discursos oficiales del Gabinete Rajoy se acabará el 21D. Así, Bermúdez de Castro dijo que piensan revisar la línea de subvenciones de la Generalitat a estos medios porque entienden que «no había mejor negocio en Cataluña estos cuatro años que montarse una página web para apoyar el procés».
Afirmó el secretario de Estado que la cuantía de las ayudas en este ámbito será la misma en lo sucesivo (seis millones de euros), pero que el «reparto objetivo» se modificará. Y enfatizó que no ocurrirá lo mismo con el ámbito de los medios en papel, ni de las televisiones, ni de las radios, ni de otras actividades culturales, sino solo con las páginas web.R.S.
El CIS alimenta al unionismo pero la independencia continúa fuerte
En vísperas del arranque de campaña, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) español aumentó la moral unionista sobre la hipótesis, poco probable a priori, de que las tres listas independentistas no logren mayoría parlamentaria. Las cuentas son tan estrechas para ello que augura que se quedarían a un escaño. Sin embargo, mirando otros indicadores la apuesta por la República catalana se muestra firme; el 44% de los consultados apoya la autodeterminación/independencia frente a un 29,7% que dice que se conformaría con más autogobierno, un 12,4% partidario de dejar las cosas como están ahora, un 5% deseoso de recortar competencias y un 6% partidario de volver a un Estado centralizado.
En cuanto al voto y reparto de escaños, el CIS prevé que Ciudadanos puede llegar a ganar en sufragios, aunque no en actas parlamentarias. Sitúa aquí a la cabeza a ERC –en esto coinciden todas las encuestas hasta la fecha– con 32 escaños. Le seguiría la lista de Inés Arrimadas con 31-32, luego la de Puigdemont con 25-26, y más atrás el PSC con una proyección de 21. Catalunya en Comú-Podem bajaría dos escaños, quedándose en 9. La CUP perdería un acta parlamentaria, logrando 9. Y el PP se quedaría en 7. Con estos números, repetir la fórmula de gobernabilidad anterior no sería posible, dado que ERC, JxCat y CUP sumarían 66-67 (la mayoría está en 68). Pero el unionismo tampoco podría gobernar solo, salvo que en esa fórmula entraran los Comuns, a priori inverosímil.
La encuesta se realizó sobre una muestra de 3.000 entrevistas telefónicas en 537 municipios. Se llevaron a cabo entre los días 23 y 27 de noviembre, es decir, en la fase en que el independentismo estaba sumergido en lo que se ha dado en llamar «autocrítica», con diez presos políticos, medio Govern en el exilio y el 155 en marcha.
Lo que parece garantizado a dos semanas vista es una potentísima participación: el 90% afirma que irá a votar el 21D. El unionismo sabe que sus opciones de dar la vuelta a la tortilla pasan ineludiblemente por superar con creces un 80%.
Es interesante también la valoración de líderes. Si bien el que mejor nota saca es Oriol Junqueras (5,12), hay más que prefieren como president a Puigdemont, lo que confirma el plus de legitimidad que rodea al candidato de Junts per Catalunya. Destaca en este partido la bajísima nota de Arrimadas pese al auge que se concede a Ciudadanos: se queda en 2,99, solo mejor que García Albiol (PP).R.S.
Iglesias, criticado por asociar independentismo y fascismo
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, suscitó ayer críticas por acusar el domingo al independentismo catalán de haber «despertado al fascismo». Una diputada de En Comú, Marta Sibina, calificó la declaración de «absolutamente intolerable» y anunció que renuncia a hacer campaña. Para Carles Riera (CUP), «son las equidistancias las que dan oxígeno al fascismo».