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Interview
Julio Anguita

«Soy alienígena, un antisistema hasta la raíz»

Rodeados de libros, en su domicilio de Córdoba, busco con Anguita razones para una esperanza fértil en estos tiempos oscuros. Desde el primer momento dirá que es una tarea imposible. Pero Anguita nunca se ha limitado a describir lo que hay, ni a llenar las cuartillas de lágrimas. Él siempre viene con propuestas. Así que la tarea no es baladí.

Julio Anguita

Hace tiempo que no concede entrevistas. Son muchas las veces que ha dicho que no a otros colegas desde mayo de 2016. Por eso quiere hacer constar que nuestra conversación es fruto de nuestra amistad y de los años de trabajo conjunto que fructificaron en nuestro libro ‘Contra la ceguera’ (2013), escrito a cuatro manos. 

Parece que se avecinan tiempos duros, y no sólo para la lírica. Ahí está «el dominio ideológico de la derecha», el miedo de muchos al vacío de los Media, el voto electoral a los ladrones, la carencia de justicia, el miedo atávico a pensar, el consumismo galopante… Y claro –dice él-, si los seres humanos no luchan, esto se acabó.

Esta es una entrevista a borbotones, sincera, con grabadora de por medio, pero realizada entre dos personas que se conocen bien. El entrevistado se entrega. Hay sinceridad y un faro en sus palabras. Ya lo dijo el poeta, por esa grieta entra la luz. Anguita no tendrá razones para la esperanza, pero, por si acaso, él continúa luchando, a su manera sigue entregando su día a día contra la ceguera.

Lo dice todo muy claro. Y lo que no dice, puede leerse entre líneas, quedando patente que «esta entrevista es un acto de rebeldía».

Quiero hablar contigo de razones para la esperanza en estos tiempos de desesperanza. Y tú ya me has dicho «en menudo momento me pillas».
No tengo ninguna razón para la esperanza. Estamos en un momento en el que uno llega a pensar que el ser humano no tiene remedio. Uno puede exculpar y ver las razones en las que nos movemos de dominio ideológico por parte de la derecha, de pesimismo debido a la situación económica de mucha gente que está en el margen de la marginación. Puede uno entender que toda la euforia que se pudo vivir hace unos años con motivo del 15M.

Lo que pasa es que ya ahí se apuntaban cosas: la euforia que no se organiza simplemente es una esperanza sin sentido. Hemos visto después cómo no hay un discurso fuerte de la izquierda frente al discurso fuerte de la derecha. Y ese discurso de la izquierda existe, pero creo que a mucha gente que está en política le da miedo asumir esa posición.

Hay miedo al vacío de los Medios. Hay miedo a afrontar en solitario la travesía en el desierto cuando yo aseguro que hay discurso, pero es un discurso radical de contestación al Sistema, sin refugiarse en prácticas maximalistas, sino refugiándose en principios que contestan al Sistema y prácticas ligadas a resolver problemas de inmediato. Soy maximalista en negar el Sistema radicalmente, absolutamente.

¿Qué más ves en estos momentos?
Veo cómo la gente vuelve a votar a ladrones, a sinvergüenzas, a estafadores, a cínicos. Veo cómo las altas magistraturas del Estado, protegidas por algunos tribunales, salvan del ingreso en la cárcel a delincuentes poderosos… No hay nada, mirando alrededor, que te permita vislumbrar que en algún momento pueda haber siquiera un asomo de justicia, por elemental que sea.

Esta es la situación anímica en la que me encuentro. Conociéndome sé que saldré de ella, pero cada vez se tarda más en salir de esta situación.

La última vez que estuvimos juntos en Córdoba (Mayo de 2016, antes de las Elecciones Generales), la alianza electoral entre IU y Podemos (Unidos Podemos) era para ti «el sueño que llevabas esperando mucho tiempo».
Entonces esperaba que aquello fuese más que una simple entente entre dos cabezas. Al cabo de los años yo he estado en una asamblea invitado por militantes de base de Izquierda Unida y de Podemos y les he planteado lo que ya he dejado escrito en Mundo Obrero: Mientras que los militantes de IU y Podemos no trabajen en los problemas de la base, eso no pasará de ser una entelequia. Es decir, la unidad de la izquierda, o la unidad de Unidos Podemos con otros más, o se hace desde abajo o simplemente no existe.

Lo cierto es que las distintas organizaciones no han sido capaces de decir a su militancia de base que comiencen a trabajar codo con codo. 

«No tengo ninguna razón para la esperanza», han sido tus primeras palabras. ¿Significa que la esperanza está muerta?
La esperanza no puede morir, pero puede encontrarse hibernada durante milenios en un trasfondo. No veo reacción alguna. Lo que veo es un inmenso cinismo en los tres poderes del Estado. Veo que se pone en marcha el atropello del artículo 155 de la Constitución, pero las medidas que se han tomado cesando a un Gobierno no están en la Constitución. Aquí catedráticos de Derecho, Medios de Comunicación, dan por buena una auténtica estafa. ¿Dónde dice la Constitución que se puede cesar a un Gobierno? Que lean por favor. ¿Dónde? Cuando resulta que otras lecturas más avanzadas de la Constitución no se tienen en cuenta.

Además, veo que el estado de opinión que se ha generado con tanta bandera constitucional ha recogido lo peor del patriotismo. El patriotismo es pensar qué va a ser de nuestros jóvenes. Lo peor del patriotismo es agitar la bandera con gritos irracionales. Eso no es patriotismo. Eso es simplemente irracionalidad pura y dura. Porque si fuesen patriotas estarían exigiendo justicia y no volverían a votar a los ladrones de siempre.

Fue Federico García Lorca quien dijo: «el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta»
Soy un gran admirador de Federico. Esa frase señala muy bien lo que hay en esta época en la que hay abulia, esa palabra. Hay anomia, que es ese sentimiento colectivo en el que no hay sentido de la ley, ni de los valores. Es el diluirse en un consumismo de baja estofa. Creo que en el fondo la gente tiene miedo a pensar, el miedo atávico de los españoles desde la Contrarreforma. «No quiero ver la verdad, no quiero pensar», porque eso te obliga. Eso ha sido potenciado por los gobiernos del PSOE y del PP, y por la Iglesia Católica que ha vuelto por sus fueros.

¿En qué medida lo que ha ocurrido en Cataluña, su movilización cívica, es una razón para la esperanza?
Si observo la respuesta de la gente de Cataluña, sí veo esperanza. Si miro al Gobierno, no. Creo que el Gobierno de la Generalitat vendió humo e ilusionó de una manera inmerecida a su gente. Cuando la gente, con la Policía delante, fue y votó, ahí la gente ganó el pulso a Mariano Rajoy. Esa reacción me pareció positiva, la gente creyó en algo y lo manifestó jugándosela, independientemente del papel de sus dirigentes, que me recordaron a Alexis Tsipras, otro gran vendedor de humo.

En el resto sólo encuentro miseria. Miseria en el apoyo del PSOE al 155. Miseria de discursos trapaceros hablando de patriotismo por parte de poderes públicos que no cumplen la Constitución, a la que violentan sistemáticamente. Miseria de tribunales que dan golpes de estado, como dice el catedrático de Derecho Constitucional, Pérez Royo, cuando un Estatuto que está aprobado por la población y aprobado por el Congreso lo echan para atrás. Es una situación extraña, de Estado de Excepción, pero un Estado de Excepción llevado a cabo por un Estado donde lo ilegal, donde lo inmoral, se vuelve normal.

¿Qué debería ocurrir en Cataluña a partir del 21D para que haya razones para la esperanza?
Si un 90% de la gente acude a votar masivamente eso ya será importante. A mí los abstencionistas no me han gustado nunca, los considero unos ciudadanos que no son de primera categoría, que me perdonen y me pongan verde después en la Prensa. Un ciudadano debe ir a votar y si no le gusta lo que hay, que vote en blanco, que vote nulo, pero que vote. Al abstencionista no lo comparto, ni tampoco lo respeto. Y subrayo que tampoco lo respeto.

¿Euskadi significa esperanza en algún sentido?
En Euskadi ha habido cosas muy importantes. Para empezar es un pueblo de una entidad cultural superior al resto de España, eso es verdad. No se le pueden vender mensajes mendrugueros, como se venden fácilmente en otros lares, donde cuatro topicazos, cuatro cosas de la cultura más demodé y más franquista pululan a la orden  del día.

En segundo lugar, Euskadi ha sabido pasar un trance difícil con la violencia de ETA, una violencia que le venía muy bien a determinados poderes públicos que contra ETA vivían muchísimo mejor. Veo en Euskadi un sentido común, un seny que no han tenido los catalanes.

Euskadi es la lucha y la cultura política al servicio de una época en la que se avecinan tiempos muy duros. Se van a perder derechos sociales, se van a perder libertades, ya se están perdiendo, se está imponiendo un pensamiento parafascista, las bandas fascistas campan a sus anchas, vuelve el discurso franquista, vuelve un discurso de medianía cultural y político, el discurso cutre y casposo por excelencia.

En tu querida Andalucía ¿dónde anida la esperanza?
Nosotros tenemos en Córdoba el Colectivo Prometeo, pero estamos solos, muy solos. Como cuando hemos denunciado, por ejemplo, cuestiones como las inmatriculaciones de la Iglesia, que se ha apoderado de bienes públicos o de bienes sin titularidad específica con la connivencia del Ayuntamiento, que cuando la Iglesia los inmatriculaba, el Ayuntamiento de Córdoba los borraba de sus bienes.

Tengo muy pocas esperanzas. No veo que la gente responda ante tanta injusticia. La cultura que se está imponiendo es la cultura del justificar lo que hay, sin darle más importancia, «lo que importa es divertirse»; es decir, una cultura de escapismo. Esta Andalucía comparada con la del 28 de febrero de 1980 no se parece absolutamente en nada.

¿Encuentras esperanza en el PCE, que dentro de 4 años cumplirá cien años de existencia?
Ya se lo he dicho a mi Secretario General, y al de Andalucía, y a otros dirigentes, que cuando se cumplan los cien años es una ocasión de oro para decir «bueno, el Partido Comunista tal y como lo entendemos ha terminado una misión». Ahora bien, ha terminado el PCE tal y como lo entendemos, una organización que viene de la III Internacional.

Los que nos seguimos sintiendo comunistas en la matriz marxista debemos organizarnos en una fuerza política de tipo comunista que renuncie a participar en los duelos electorales. Sus miembros, que lleguen a ser cargos públicos en las fuerzas que estén integrados, bien; pero el Partido Comunista debe ser un pensamiento y un permanente ejercicio de agitación intelectual, de participación en las instancias sociales generando alternativas, fuerza, generando rebelión consciente, rebelión con causa.

Ese es el partido en el que yo creo hoy en día. El centenario de su existencia sería el momento solemne, porque creo que mucha gente volvería a ese Partido donde se debatía, se trabajaba en asociaciones de vecinos, en la universidad, en instituciones culturales, en la judicatura. Gente que debatía y aportaba desde una visión alternativa negadora del Sistema.

En el fondo es continuar, pero de otra manera muy distinta.
El alma inmortal del PCE debe incardinarse en otro cuerpo. Ese alma no se puede perder, pero el cuerpo que hay ahora mismo, ese ya no sirve, terminó. He llegado a la conclusión hoy que el PCE es una reduplicación de IU, en todo, y creo que no tiene sentido tal y como está. «¿Por qué milito?», se me dirá. Porque hice una apuesta, esa apuesta está viva, y estaré en él hasta que se cierre, o hasta que yo me muera.

Buscamos razones para la esperanza. Si miramos al mundo, a los usurpadores que deciden el destino de la Humanidad… ¿Cuál es el diagnóstico?
Es la crisis de la Civilización. El Capitalismo si muere va a morir arrastrando con él al planeta Tierra. Yo no veo ahora mismo alternativas políticas al Capitalismo porque debían ser alternativas que lo contesten totalmente desde su pensamiento básico.

Es decir, el crecimiento sostenido debe ser negado. El PIB como medidor universal debe ser sustituido por otros índices de Desarrollo Humano, que ya lo tienen las Naciones Unidas. El concepto de Comercio debe enfrentarse al de Soberanía Alimentaria y a una especie de subsidiaridad económica: lo que yo pueda producir no se produce en otra instancia. Esto significa que el Comercio debe ser entendido no a través de los Monopolios o los Oligopolios…

Es decir, es una respuesta alternativa al Sistema. Se trata de una economía planificada que todos vivan de otra manera distinta. Pero eso es la negación de los alumbrados en las Navidades, del Consumo por el consumo, una negación de los modos de vida instalados en una alineación del ser humano. No somos más felices, al contrario, vivimos arrastrados por el consumo. Esa es la crisis de civilización que nos lleva a la ruina, donde el nivel de los mares va a subir... Y no hay valor, salvo grupos ecologistas… no hay valor en sus políticos para decir «esto es pueblo lo que tenemos ante nosotros»

Y no será porque no existe la solemne declaración de los Derechos Humanos, o la Carta a la Tierra, o…
Los que tenemos que luchar por eso, hemos creído que los Derechos Humanos eran una asignatura muy débil, como si fuera una «maría». Tremendo error de la izquierda considerar la carta fundamental de los Derechos Humanos una maría. Es un torpedo al Sistema mientras tú lo puedas utilizar contra los poderes.

Al Gobierno español hay que situarlo fuera de la ley porque es él quien no cumple la carta de Derechos Humanos, ni tan siquiera la Constitución española, ni las Cartas Sociales europeas, ni los Pactos de 1966… Son unos fuera de la ley. Pero muchos de nosotros creen que ellos representan la ley. No, ellos representan lo contrario. Tienen legitimidad de origen, pero no legitimidad de ejercicio.

En un poema, León Felipe se plantea qué pasaría si esta vida nuestra tuviera mil años de existencia. Encontraríamos «los mismos hombres, las mismas guerras, los mismos tiranos, las mismas cadenas, los mismos farsantes… y los mismos poetas»
No obstante, los poetas buenos siempre han sido un revulsivo. Siempre han sido profetas. Estoy ahora mismo trabajando con la idea del profetismo, y me llaman la atención los profetas de Israel, que más allá de que dijeran que Dios los iluminaba -que yo no comparto-, ellos veían más que su pueblo, y advertían de lo que iba a pasar, enfrentándose a los reyes, a su pueblo, y a veces los apedreaban. Tenían el valor de decir «pueblo mío, esto es lo que está pasando». Eso hace falta que lo asuman dirigentes políticos, que puedan construir un mensaje alternativo. Con la radicalidad del pensamiento.

Ese papel lo jugaste tú.
Quise jugarlo, pero ese papel no se puede jugar en solitario. Tiene que jugarse en compañía y con una buena organización. Izquierda Unida en su fase de Convocatoria por Andalucía y a partir del 89 quiso ser la alternativa al Sistema, pero mucha gente en IU no se lo creyó. Y lo que es peor, no se lo querían creer. Creyeron que IU había nacido para ser la hermana menor del PSOE. Qué disparate. IU surgió con vocación de alternativa, radical, de Gobierno, de modelo de Estado y de modelo de Sociedad. Cuando el PSOE ha sido uno de los problemas que ha tenido España. No es que sea peor que el PP. Porque el PSOE ha hecho las cosas que el PP no se atrevía a hacer.

Hace años me dijiste que tú elaboras propuestas, porque limitarse a describir la realidad sería ponerse a llorar
Analizar la realidad debe conllevar la respuesta a la misma, porque si no uno es como determinados poetas que se metían en la torre de cristal, veían el mundo, pero no tenían vena. El poeta es pasional, aunque en sus versos no lo parezca. Para mí el poeta tiene vive ya el futuro, lo vive, lo abraza, y lo explica desde la lírica, o desde la épica, más anacreóntico en sus expresiones.

La poesía existe en política, porque la política es creación poética. Gobernar diariamente es una transacción entre la utopía y la realidad del momento. Es tensión, dolor de cabeza; pero hay un motor, que mientras veas que sea posible, te permite que consumas vida… El problema es cuando no ves ni siquiera posibilidad. Es lo que hoy me pasa, que no veo posibilidad.

Puede que me equivoque, pero quiero ser sincero en estas alturas de mi edad. Y más en una entrevista contigo, tocayo. No lo veo. Otros dirán «hombre, estamos nosotros», «sí, estáis; pero qué decís, pero qué hacéis. ¿Por qué no decís las grandes verdades?»

¿Qué más verdades?
Que la UE no sirve, y no tenemos solución mientras pertenezcamos a esta Unión Europea… que no estoy negando la posibilidad de construir la Unión Europea. Yo nunca he creído en la UE, porque siempre me pareció una enorme estafa. Creo que tenemos que construir una UE, pero para empezar los Estados no se pueden diluir. La UE de hoy dicta las políticas del gran capital. Y si hoy hay una vuelta a los nacionalismos es porque la gente se refugia en lo que ya es, frente a la política agresora de la UE.

En su ‘Oda a la esperanza’, Pablo Neruda escribe: «mientras tanto / nosotros / los hombres / junto al agua, / luchando / y esperando…»
Pero ha dicho luchando, pero cuando tú ves que ni tan siquiera luchan... En la lucha siempre existe la posibilidad de ganar, siempre. Pero cuando los seres humanos no luchan es cuando yo digo «esto se acabó».

Cataluña, Euskadi, Andalucía, el PCE, el mundo… ¿Y en ti? ¿Cuánta esperanza anida dentro de ti? ¿En qué medida eres tu propio motor?
Yo vivo… físicamente ahora estoy bien. Tengo algún achaque, pero bueno. Tengo una vida austera, hago gimnasia todos los días, tengo amigos, me permito algunos viajes con mi mujer, bien, tengo una pensión, ella también. No tengo lujos, pero ya quisiera que todo el mundo viviera como yo. Miro hacia atrás, en mi vida,  y me digo «bueno, yo lo intenté». Y sigo intentándolo porque este acto de denuncia que estoy haciendo en esta entrevista es un acto de rebeldía. ¿Es que no lo estáis viendo?

Hablo de los rebeldes con causa, que significa organización. La rebeldía se organiza. Romper el discurso tramposo que nos imponen. Desmenuzarlo, desnudarlo, romperlo, arrasarlo de nuestra mente. Yo combato, aunque ya he perdido la esperanza de que haya más combatientes. No porque me imiten a mí, sino porque combatan desde otros lugares, y otras ópticas. Ahora hay una inmensa grey que come el pan que les dejan sus distintos jefes de filas. Cuántos políticos hay comiendo del pan de las grandes empresas, que son las que mandan.

Si en el año 1979 alguien se hubiese presentado ante ti y te dijera que 38 años después ibas a encontrarte sin esperanza alguna…
Creo que es transitorio, pero yo estoy respondiéndote ahora a borbotones. Es mi actual estado de ánimo. También sé que la desesperanza se ha apuntado en muchas personas. Dirigentes políticos muy importantes han tenido noches oscuras. La mía está siendo más que oscura, tenebrosa. A mi alrededor veo una juventud que se dicen rebeldes y utilizan frases soeces. «No, no, sois unos maleducados, ser rebeldes es otra cosa mucho más hermosa». Ya quisiera yo que hubiera rebeldes, que cuestionasen lo que yo digo como profesor: «Venga, te desafío a que seas rebelde!».

¿Qué pasará en Euskadi, cómo le irá a Andalucía, qué aires soplarán en Cataluña?
Ahora todo el mundo habla de quién va a ganar en Cataluña el 21D. El problema de Cataluña es mucho más gordo. Es un problema de historia, de sociología, de economía, de valores.

Y mientras tanto tú como en el poema de Neruda, luchando, escribiendo, hablando… esperando.
He renunciado a dar conferencias lejos de Córdoba porque mi experiencia dice que la gente me escucha, me aplaude, pero que luego se refugian en lo cómodo y con miedo a enfrentarse al hecho de crear. Así que me cansé. Hace poco me pidieron una conferencia para Córdoba del «Modelo Constituyente», pero al ver las caras me di cuenta que era una idea para el marketing. Quizá vaya a la Facultad de Económicas de Málaga, para hablar de la Globalización, o daré un curso en la Facultad de Córdoba sobre Derechos Humanos, e iré a los institutos… Sólo quiero ayudar a pensar.

Tú ya tienes una trayectoria, Julio.
Sí, una trayectoria con sus luces y sus sombras: una ejecutoria de lucha. Yo he sido y soy un rebelde esencialmente, no asumo este Sistema, no soy de esta sociedad, soy alienígena, no estoy de acuerdo con ella en absoluto. Me rebelo contra sus valores, del consumismo, de la explotación, del cinismo. Lo siento, no lo puedo soportar y lucharé contra ella en la medida que pueda.

Queda claro que eres un antisistema
Totalmente, hasta la raíz más profunda.

Es siempre una alegría conversar contigo, querido tocayo.
Te voy a decir una cosa. Hoy tú me has sacado después de tanto tiempo algo que no me ha sacado nadie. Me he volcado contigo. Nos conocemos. Nos apreciamos. Y volcarse a veces es necesario. Lo único que espero es que a mis palabras las contesten con argumentos y no con descalificaciones. Me viene a la memoria esa frase de Jesucristo cuando está preso y Anás o Caifás le preguntan «¿Qué has dicho contra la ley?» Y  Jesucristo les dice que «todo el mundo sabe lo que yo he dicho», lo que lleva a uno de los sicarios a darle una bofetada. La respuesta es ejemplar: «Vamos a ver, si he dicho mal, dime en qué; y si no, por qué me pegas».

Cuando ante una crítica alguien te pega, eso ya demuestra que son inferiores.