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Distintos escenarios, a cual peor, ante una peligrosa pugna a varias bandas


Varios son los escenarios posibles en el por ahora último episodio de la guerra siria. El primero y, a la luz del creciente cruce de acusaciones entre Erdogan y Trump cada vez más lejano, apuntaba a una negociación sotto voce entre Turquía y EEUU por la que Washington traicionaría a –sacrificaría– Afrin a cambio de la renuncia de Ankara a atacar a los otros dos cantones kurdos del noreste de Siria, donde el Pentágono mantiene su despliegue. Ello permitirá al sultán neotomano consolidar su esfera de influencia en el noroeste de Siria y los rebeldes sirios –su infantería– podrían conectar sus territorios de Idleb y de Alepo.

Sin embargo, la intención de Erdogan de ir más allá de Afrin apunta a problemas entre los aliados para hallar una entente común, siempre a costa, claro, de la unidad de los kurdos

Mientras tanto, las autoridades de Afrin han pedido ayuda al Ejército sirio, lo que apunta a un posible segundo escenario en el que los kurdos se verían forzados a echarse en brazos de Damasco. Los informes que apuntan a que Rusia les prometió que impediría la ofensiva turca a cambio de que cedieran al régimen sirio el control de sus territorios evidencian la maestría de un Putin que no duda en usar –y tirar– a Erdogan como perro de presa para alcanzar su objetivo: pilotar una Siria «unida».

Todos ellos están tensando la cuerda para reforzar sus posiciones de cara a unas negociaciones de paz. El problema es que se les puede ir la mano, con lo que lo único que asegurarían serían más años de guerra. Para solaz de un Estado Islámico que ha aprovechado para asomar la cabeza con una contraofensiva militar. Y para drama de los pueblos kurdo, sirio...