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Interview
MIKEL ARANBURU
CONSEJERO DE HACIENDA DE NAFARROA

«La crisis desencadenó la quiebra de Hacienda y le hemos dado la vuelta»

Licenciado en Empresariales y Derecho, entró en Hacienda en 1980, donde ha desarrollado su actividad como inspector tributario, jefe de la Inspección, director de Gestión Tributaria, director de Tributos, director de Fiscalidad y consejero.


En agosto de 2015, cuando GARA entrevistó a un Mikel Aranburu recién llegado al cargo, el recodo que hace las veces de sala de espera estaba decorado con los retratos de anteriores consejeros: Aracama, Asiáin, Iribarren... faltaba Lourdes Goicoechea. Ella se negó a ser retratada junto a esa tropa. Ahora se han retirado y, en su lugar, hay un viejo cartel original con los retratos de los diputados que en 1983 defendieron la Hacienda navarra en la Gamazada. Antes de entrar a la entrevista, aseguran que se trata de un cambio casual, motivado porque el viejo cartel se cayó de su emplazamiento original. Aun así, parece una señal de lo mucho que ha cambiado todo.

La recaudación en Nafarroa de este año supera los niveles previos a la crisis y ha crecido un 13,3% sobre 2016. ¿Cómo ha podido ocurrir esto?

Se trata de un incremento muy importante, son 433 millones más que en 2016. Esto se debe a tres causas: a una mejora de la economía que amplía las bases imponibles de los impuestos, a las modificaciones tributarias introducidas principalmente en la reforma fiscal de 2015 y, por último, al acuerdo que hemos cerrado con el Estado para regularizar la aportación. Este pacto mejora los impuestos por imposición indirecta. En estos datos no incluyo la regularización de 2015 y 2016, los famosos 215 millones. Pero, claro, la mejoría en el acuerdo alcanzado también afecta a este año y se ha notado en IVA e hidrocarburos. Estos dos conceptos han supuesto 136 millones de euros de los 433 que tenemos de más.

Los ingresos, según adelantó el miércoles, han sido superiores a lo presupuestado.

Cuando elaboramos los Presupuestos de 2017 previmos un incremento en la recaudación, pero no tan grande. Han sido unos 190 millones de más. Sí que teníamos bastante bien calculado que la mejora de la economía y los tributos nos harían ingresar más. Erramos solo en unos 50 millones. Con lo que no podíamos contar entonces era con que se cerraría el acuerdo con el Estado a finales de año. Es decir, con que nos llegarían esos 136 millones por IVA e hidrocarburos.

Entiendo que esto significa que este año cierra las cuentas con superávit.

Tenemos 190 millones por encima de lo presupuestado. Pero además, nos encontramos también con los 215 millones que nos devuelve el Estado por lo pagado de más en 2015 y 2016 que, contablemente, han entrado este año. Habrá superávit.

Usted lleva 37 años trabajando en Hacienda. ¿Esta situación tiene precedentes?

En la década de los 90 sí que solíamos tener superávit, pero eso es algo casi histórico. Luego se entró en fases de déficit. Es fácil de entender. El gasto tiende a infinito y los ingresos, no. Cualquier gobernante, por mucho sentido común que tenga, tiende a gastar más que lo que ingresa y este sesgo se dio incluso antes de la crisis. Con la crisis, se desencadenó la quiebra de la hacienda. Los ingresos ya no llegaban para sufragar los gastos y los gastos seguían creciendo. Nosotros, en estos dos años, le hemos dado la vuelta a esa caída y, no solo eso, hemos superado los ingresos de 2007. Eso sí, los gastos siguen creciendo. UPN no consiguió disminuir los gastos y tampoco nuestro gobierno lo ha hecho. Solo en gasto social –que es la educación, la salud, etc.– nosotros hemos subido más de 400 millones.

Tengo aquí el análisis de Comptos de las cuentas navarras en 2015, cuando llegó usted. Dice que había «fondos propios negativos de hasta 238 millones» y apuntaba «problemas de solvencia a corto plazo y la necesidad de acudir a financiación externa».

Es obvio que, si yo tengo menos ingresos que gastos, en algún momento me quedo sin dinero. En los dos últimos gobiernos de UPN, como gastaron más de lo que ingresaban, la deuda se disparó de unos 800 millones a 3.500. Pero además, tenían una tesorería de 1.200 millones que bajó a 50. Es decir, se gastaron todo lo que tenían en la libreta y además se endeudaron hasta esos límites. Nosotros nos encontramos en el año 2015 y en el 2016 con remanente de tesorería negativa. Cuando entré, teníamos números rojos de 238 millones. ¿Qué quiere decir esto? Que empiezas el uno de enero con un agujero. Es como una familia con problemas a final de mes. Cuando cobra la nómina el 31 se alegra, pero al día siguiente, llegan los recibos, la visa y no se qué y resulta que se quedan en rojos. Esa era nuestra situación. El año pasado seguíamos a 1 de enero con menos 183 millones, también según el informe de Comptos. En realidad, Nafarroa llevaba con tesorería negativa diez años. Ahora nos sobran unos 300 millones.

¿Qué consecuencias tiene eso?

Hasta ahora, para pagar las facturas de enero y febrero e incluso algunas de marzo, teníamos que pedir préstamos a corto plazo a entidades financieras.

O sea, por decirlo «técnicamente», esos 300 millones son la «un colchoncito».

Eso es. Nosotros pedíamos préstamos a dos o tres meses, hasta que llegaba la recaudación de febrero o marzo. Siempre en esas fechas. Ahora, puedo pagar con el dinero de la caja.

De cara a 2018, cómo afectará eso de que se le haya dado la vuelta a la situación.

La mejora de la tesorería nos evitará el financiarnos a corto, pero además, el déficit presupuestado para 2018 –que existe y se ha fijado en cuatro décimas del PIB– podría cubrirse con la tesorería. Nosotros tenemos autorizado aumentar la deuda por la Ley de Estabilidad, pero como tenemos dinero en nuestra libreta, no tengo por qué aumentar la deuda. Formalmente, es déficit, pero no necesito acudir al mercado financiero.

Usted adelanta que la deuda no aumentará el año que viene, pero... ¿la va a reducir? ¿Cuál será el destino final de esos 215 millones? Los socios del Gobierno apuestan por invertir.

Tenemos ese debate y abarca tanto los 215 millones como lo que hemos ingresado por encima del Presupuesto. Nosotros ya no tenemos problemas para cumplir con el objetivo de déficit y no lo tendremos en próximos años. Cumplimos también el límite de deuda, pues estamos en el 18% del PIB. Pero ahora nos llega la Regla de Gasto. ¿Qué ocurre con esta regla? Pues que no era muy conocida, puesto que hasta ahora nadie cumplía con los dos criterios anteriores. Esta regla solo te permite gastar un porcentaje de lo que tienes de más y eso lo fija el Ministerio. Se puede discutir, pero la ley está ahí y nos obliga.

¿No hay letra pequeña?

Esta regla no está muy definida en cuanto a cómo es su metodología para las comunidades autónomas, aunque quien lo interpreta es el Ministerio. Si les preguntamos si nos lo podemos gastar, nos dirán que no. Es cuestión de cómo se formula la pregunta de forma inteligente. Y luego está que Nafarroa tiene sus especificidades, porque a nosotros el dinero no nos lo da el Estado, sino que generamos nuestros propios recursos. El Estado no es una madre que nos da la paga y nos dice que no nos lo gastemos todo. No puede actuar así. Los ingresos son míos y si me arruino, me arruino yo. Es lo que se llama riesgo unilateral de las haciendas forales. Por otro lado, si parte del dinero obtenido de más es fruto de una reforma tributaria, como sería nuestro caso, la regla de gasto no se le aplica. Pero eso hay que demostrarlo ante el Ministerio.

Ya que toca el tema, ¿es Nafarroa el infierno fiscal que retrata la derecha y la patronal?

El gran esfuerzo del cuatripartito ha sido una política fiscal más igualitaria y más progresiva: que paguen más los que más tienen y menos, los que menos. Eso lo demostraremos en breve. Ya lo hemos hecho antes con simulaciones, pero ahora tendremos el análisis sociométrico y veremos quién pagaba en 2015 y quién paga en el 2017. Ahí se ve un reparto de la carga hacia las bases imponibles más altas. ¿Son ricos los que tienen rentas de 40.000 o 50.000 euros? Es discutible, sin duda, pero sí tienen más dinero que los que ingresan 20.000 ó 15.000. En cuanto a Sociedades no hemos tocado demasiado los tipos, pero sí los beneficios fiscales, porque muchos no funcionaban.

Entrando al acuerdo que cerró con Montoro, ha trascendido que usted usó un boli distinto al resto.

Se suponía que no iba a trascender. Yo participé en la elaboración de las fórmulas del Convenio hace 27 años y luego nos obsequiaron con un boli. Me acordé de él. Lo había guardado en un cajón en una caja metálica de un whisky. Me lo llevé a Madrid para la firma de la actualización. En la mesa habían puesto plumas para todos, pero yo firmé con el boli. El ministro se dio cuenta y le conté la anécdota. Me dijo: «Claro, esto para ti es muy importante». ¡Y claro que lo era! Nosotros somos la 60ª parte del Estado. Eso significaba que cada euro para mí en ese acuerdo era el equivalente a 60 euros para ellos.