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El dinero al campo y ahora a demostrar lo que valen

El equipo, tras el cierre de un agitado mercado invernal, está obligado a ganar y a dar un cambio a su juego.


Los millones, en el campo. Pues ya están. Iñigo Martínez, Ganea la próxima temporada, junto a Capa, en breve se anunciará al también armero Dani García y a falta de unos pocos meses para que el curso toque a su fin pocos dudan de que Mikel Merino será el siguiente en recalar y venir a apuntalar al Athletic de la siguiente y las próximas campañas, además de que ese dinero contante y sonante, que ha ingresado Ibaigane tras la marcha de Laporte, también ha servido para acabar de retener a Kepa o amarrar a Williams. Así que ahora, toca que lo invertido devuelva sobre el verde la onerosa apuesta que el club ha hecho y hará en todos ellos. Y el ahora es un hueso más duro que un fémur. Un Girona que, tras el final de este ajetreado mercado invernal para el club bilbaino, es capaz de sacarle los colores a un equipo, el de Kuko Ziganda, que viene de una dinámica última que se ha ganado a pulso los silbidos con los que San Mamés le despidió hace unos días.

Estas renovaciones y fichajes son ‘historia’, que diría la Real Sociedad de Iñigo Martínez. Porque la inmediatez tiene las patas tan cortas que un mal resultado en Montilivi habrá borrado de un plumazo estos días de vino y rosas –por mucho que algunos insistan en lo contrario–, con renovaciones de calado y la llegada de un clavo que saque a otro clavo, aunque a priori los números y potencial de Laporte estén por encima de su sustituto. Lo dicho, que otro tropiezo, otra dubitativa imagen ante el Girona nos devolvería a la crisis de juego de la que este equipo no parece capaz de salir. Y junto a ello ver como el nudo corredizo en torno a un cuestionado Ziganda se cierra más y más.

Esta mañana el técnico rojiblanco comparece ante la prensa y no cabe duda de que una de las cuestiones que se le plantearán será las titularidades de Kepa e Iñigo Martínez. Dos posibilidades que parecen casi seguras cara al domingo. Demasiados millones y talento futbolístico, dirán, como para dejarlos en el banquillo con lo necesitado que está el equipo. Veremos también ante el Girona si el navarro ha tenido tiempo de reflexionar y sacar alguna lección del derbi ante el Eibar para empezar a tomar decisiones en un medio campo que deje ya de obstruir el juego del rival y empiece a construir el suyo propio.

Este Athletic necesita con urgencia un golpe de timón en su juego. Cambiar de registro, aunque visto el conservadurismo de su técnico y que de nuevo, frente a lo que se creía tras las victorias ante Levante, Betis y Alavés, el equipo vuelve a meterse en problemas y generar dudas, parece que poco cambiará. Sin el mejor Beñat –y ahí Kuko tiene un reto–, este equipo no tiene circulación ni control en el juego, y con la ausencia de Laporte va a notar muy mucho la falta de balón en largo y veremos hasta qué punto el exrealista suple la carencia de salida desde la defensa. Arriba se nota cada vez más que la presión al rival ejercida por Aduriz y Raúl García ha bajado en intensidad. Saborit no tiene la contundencia defensiva de Balenziaga y Lekue da una de cal y otra de arena, sobre todo atrás. Da la impresión de que el equipo no arranca y lo que es peor, no encuentra la luz al final del túnel. Los continuos empates son la mejor metáfora de su propuesta. Da para empatar, no para ganar. Y con empates será difícil meterse en Europa, que sigue siendo un objetivo intacto y viable. Tal es la pérdida de crédito que ni una victoria en Girona disiparía dudas, porque llueve sobre mojado. Ya no se trata de fe, sino de ver para creer. Pero ganar ayudaría.

 

Yeray: «Tengo muchas ganas de jugar»

«Después de lo que he pasado, largo no se me hace nada. Estar en los entrenamientos y verme con los compañeros para mí ya es gratificante. Luego les ves desde arriba y desde abajo y te entran ganas de ayudar. Y sí, la verdad es que tengo muchas ganas». Así se confesaba ayer en sala de prensa Yeray Álvarez, que sigue con su puesta a punto para convencer a Ziganda de que está para los 90 minutos. «Los plazos los pusieron los médicos, ahora estoy en los entrenamientos y ya no es cosa mía. Hay que dar un nivel y el mister decidirá. Ya llegará. No tengo prisa ninguna por jugar. Cuando llegue, daré todo lo sé», dijo confiado, viéndose en el «final del proceso». Recuerda la emoción que vivió el día del Athletic-Alavés en que San Mamés le ovacionó al salir a calentar en la banda. Así que no es difícil imaginar lo que estará deseando sentir cuando salte al césped para jugar. Eso sí, en dura pugna con el resto de centrales.J.V.