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La enigmática escalada a la Peña de los Cencerros cumple 290 años

La Peña de los Cencerros, también conocida como Peña del Cantero, es una gran mole de paredes verticales desgajada del cordal rocoso de la sierra de Sarbil, cerca de Etxauri. Escaladores de todo el mundo acuden a esta zona a practicar su deporte favorito con modernos materiales, pero nadie se explica todavía quiénes ni cómo pudieron escalar esta mole hace 290 años y dejar en su cumbre una cruz de hierro con dos cencerros y la fecha de la hazaña: 1728.

Imagen de la enigmática cruz de la Peña de los Cencerros. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)

En días de fuerte viento los vecinos de Etxauri que estaban por esta zona de la sierra, trabajando como pastores, carboneros o leñadores, escuchaban el sonido de unos cencerros procedente de la parte más alta de la Peña del Cantero.

La tradición oral decía que se trataba de una cruz de hierro colocada allí en fecha desconocida, de la que colgaban unos cencerros, pero no era posible verla desde abajo y tampoco desde otras peñas vecinas, porque la cruz estaba rodeada de arbustos que la tapaban.

Otros vecinos creían que se trataba del tintineo producido por los cencerros de algunas cabras que habrían subido hasta allí, pero resultaba increíble que estos animales pudieran trepar por paredes tan verticales.

En el año 1902 dos mozos de Etxauri y uno de Ziritza decidieron escalar hasta lo alto de la peña para desvelar el misterio. Para ello utilizaron una técnica muy rudimentaria y arriesgada, consistente en hacer una especie de andamio mediante la colocación de maderos empotrados en el estrecho corredor que separa la Peña del Cantero de la peña denominada Kiriako. Todo este andamiaje lo remataron con una escalera de 22 peldaños sujetada sobre los últimos troncos. Aun así, la rústica construcción no llegaba hasta la parte más alta, por lo que los últimos metros los tuvieron que subir en trepada libre.

Una vez en la cima, situada a 741 metros de altitud, los tres mozos comprobaron que la leyenda tenía base real. Oculta entre el matorral, encontraron clavada una cruz de forja de la que pendían dos cencerros, y el año en que había sido colocada allí arriba: 1728. Eso significaba que ellos no habían sido los primeros en ascender hasta la cima de la peña, sino que alguien ya lo había conseguido 174 años antes, con la dificultad añadida de que también habían logrado subir hasta allí la pesada cruz metálica.

Los tres mozos de Etxauri y Ziritza bajaron la cruz al valle y un herrero le añadió la nueva fecha de 1902, tras lo cual la volvieron a subir a la Peña de los Cencerros. Así estuvo hasta 1947, año en que otros escaladores ascendieron hasta la cima, descendieron con la cruz y la volvieron a subir con esa tercera fecha añadida a las dos anteriores. La misma operación se repitió en 1981, de forma que en la actualidad dispone de cuatro fechas, cuatro años que rememoran hitos importantes en la historia de esta enigmática cruz.

Hoy en día la ascensión a la Peña del Cantero es bastante habitual entre los escaladores que acuden a Sarbil a disfrutar de este deporte, pero nadie se explica todavía cómo pudieron subir hasta ella hace 290 años, cuando no se conocían las modernas técnicas de escalada y ni siquiera se consideraba un deporte. Hay quienes creen que la Cruz de los Cencerros habría sido colocada allí por los mismos canteros que trabajaban en esa zona del monte, pero no deja de ser una suposición. El enigma todavía permanece, y probablemente nunca se resolverá.



Un altar prehistórico
Quienes quieran hacerse una idea de lo complicado que resulta escalar la Peña de los Cencerros, pueden acercarse hasta ella siguiendo el camino que se inicia en el aparcamiento del puerto de Etxauri situado a dos kilómetros de esta localidad, justo en el p.k. 15,2 de la carretera y a mano derecha de la misma.

En el mismo parking tomamos una pista de tierra y piedras que abandonamos un poco más adelante para seguir a la derecha por una empinada senda que asciende entre rocas y encinas hasta llegar a una zona encajonada entre grandes paredes. Desde allí se ve perfectamente la hendidura que separa las paredes verticales de la Peña Kiriako y la Peña de los Cencerros, por donde los tres mozos de Etxauri y Ziritza realizaron la ascensión de 1902. En la actualidad, en estas dos peñas existen 81 vías de escalada, de las más de mil que hay en toda la sierra de Sarbil.

El sendero nos lleva hasta un encajonamiento rocoso. Solo tiene unos pocos metros de longitud, pero es tan estrecho que obliga a pasar de uno en uno. Nada más llegar al otro lado nos sorprenden dos escalones tallados en la roca, y unos metros más adelante otros cinco escalones más en medio de una amplia plataforma herbosa. Los subimos y encontramos una especie de altar rocoso supuestamente utilizado en tiempos prehistóricos para realizar ritos paganos. Gracias a los restos hallados allí, se sabe que se trata de un lugar utilizado por seres humanos desde hace milenios, un lugar oculto y casi inaccesible que muy bien podría tener finalidades defensivas.

Desde la amplia plataforma en que se encuentra este supuesto altar prehistórico se ve perfectamente la Cruz de los Cencerros, clavada en el borde de la peña. Hacia el norte destaca el gran paredón rocoso de la sierra de Sarbil, en cuyas soleadas repisas crían los buitres leonados.

Dirigimos la mirada hacia el este y descubrimos una panorámica inmensa. A nuestros pies se divisa gran parte del Valle de Etxauri y de Iruñerria, y de telón de fondo aparecen Elomendi, Izaga y numerosos picos del Pirineo navarro-oscense, entre los que destaca Bisaurin.

Junto al encajonamiento rocoso donde se encuentran los primeros escalones hay un gran precipicio que en la actualidad se cruza fácilmente por un puentecillo metálico, pero antes de su colocación había que saltar sobre el vacío para poder acceder a otra plataforma superior, situada justo debajo de la Cruz de los Cencerros. Quienes no tengan vértigo pueden cruzar ese puente y trepar por una empinada canaleta hasta la repisa superior, ayudados por una sirga de acero.

Para regresar al punto de partida existe una opción que consiste en salir por el encajonamiento rocoso y tomar un sendero que desciende entre encinas hasta toparnos con una espectacular silueta rocosa que nos recuerda a un moai. Se trata del Huso, sin duda el monolito más emblemático de toda la sierra de Sarbil. A pocos metros de él se encuentra un refugio de escaladores excavado en la misma roca, al que se puede acceder por una escalera metálica.

Desde el Huso seguimos paralelos a la base de la peña y, tras pasar sobre la repisa de un profundo cortado con la seguridad que aporta ir agarrados a una sirga, enlazamos con el sendero que nos lleva al parking. Se trata de un recorrido pequeño pero intenso, no recomendado a personas que no tengan una mínima práctica montañera.

De regreso hacia el pueblo de Etxauri podemos parar en una zona de descanso, al lado derecho de la carretera, desde la que se ve la Peña de los Cencerros y todo el entorno por el que hemos realizado este sugerente paseo.