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El descenso de Bilbao Basket no puede suponer el final del proyecto

El Baskonia ganó con un triple de Janning a siete segundos. La Penya cumplió al batir al Fuenlabrada, enviando a los bilbainos a la LEB.


RETABET B. BASKET 74

KIROLBET BASKONIA 78

 

RETAbet Bilbao Basket dijo adiós a la Liga ACB. El Joventut, como se temía, superó al Fuenlabrada por 95-87, y Kirolbet Baskonia, que vive su propia pelea para amarrar la segunda plaza de la Liga Regular, no tuvo conmiseración del vecino. Si el debut bilbaino en la ACB, allá por el año 2004, se saldó con un 57-104 para los gasteiztarras, la despedida y cierre de ayer, sin ser tan espectacular, fue mucho más cruel, decidido por un triple del estadounidense Matt Janning a solo siete segundos del final. Poco antes, Bilbao Basket tuvo el derbi en sus manos, con dos oportunidades claras perdidas con 73-70 a su favor: una contra mal ejecutada entre Todorovic y Mumbrú y dos tiros libres errados por Devin Thomas.

El club bilbaino deberá pasar el mal trago de jugar los dos últimos partidos de la campaña frente a UCAM Murcia en Miribilla y San Pablo Burgos a domicilio, pero su pelea no es ya de este mundo, sino el de poner de su parte para que el proyecto de baloncesto de élite en Bizkaia no desaparezca. Ojalá el modelo de renacimiento de Gipuzkoa Basket pudiera trasladarse a su vez al otro lado de la autopista A-8. Los más de 9.000 aficionados que acudieron a Miribilla –e incluso el nutrido grupo de baskonistas– no se merecen que esto sea el final del camino.

Pero el derbi había que pelearse igual. En los prolegómenos del choque, volvía a sonar «Carmina Burana», recuerdo de aquel último partido de la final de la Liga ACB frente al Barça. Había que apelar a lo más básico; «recuerda siempre quién eres y de dónde vienes», reza el dicho y bajo ese ímpetu arrancó Bilbao Basket, llevando la iniciativa, con Dejan Todorovic y Jonathan Tabu llevando el timón bilbaino. En cambio, la defensa local del bloqueo directo flaqueaba con estrépito, permitiendo una serie de mates sencillos de Poirier y Voigtmann.

Sopapo de realidad

En lo que se refiere a Kirolbet Baskonia, empezó incómodo, o tal vez con una marcha menos, sabedor de que por potencial supera a los hombres de negro con suficiencia. Un parcial de 3-12 para arrancar el segundo período, con un Timma en estado de gracia con sus triples desde la esquina, supuso el primer arreón de los de Pedro Martínez. Por fortuna para Bilbao Basket, el regreso de Tabu hizo que el conjunto local pasara de caer por 20-27 a adelantarse 28-27.

Al descanso, empero, los de Pedro Martínez dejaron a punto y bien pulido el ataúd de los hombres de negro: un parcial de 0-10 para irse a vestuarios con 34-42, con muy buenos minutos de Huertas y Diop, de cuya conexión nació la última canasta de la primera mitad: un alley oop del paulista para que el gasteiztarra de Dakar hundiera el balón, y una daga en el corazón del ánimo de los aficionados del Bilbao Arena, que querían creer, pero que se llevaban el enésimo sopapo de realidad. El enésimo, aunque todavía no el definitivo.

La toalla voladora

Hay que reconocerle a Bilbao Basket que no se dejó ir. Aun cuando la renta gasteiztarra superó la decena, Todorovic se encargó de insuflar algo de aire a los ánimos locales.

La jugada clave que pudo haber cambiado el signo del derbi, llegó en una contra convertida por el propio Todorovic, seguramente en falta, aunque no pitada por los árbitros. El banquillo bilbaino protestó en bloque y Mumbrú arrojó la toalla, ganándose así una técnica. El propósito era claro: devolver al partido a los hombres de negro por la vía del electroshock. El público apretaba y hasta la defensa bilbaina, por lo demás llena de lagunas, mejoró, no sin alguna ayudita puntual de los colegiados, que por lo demás manejaron un criterio oscilante.

Con todo, Kirolbet Baskonia aguantaba el tirón, llegándose al último cuarto con 55-60 a favor de los gasteiztarras. Era la hora de la verdad para Bilbao Basket, la hora de sucumbir al agujero negro del descenso o conservar aún un hilo de vida, y entre Lucio Redivo, que tardó en aparecer en el derbi, y el improbable Nikola Rebic, Bilbao Basket logró ponerse por delante, merced a un parcial de 7-0.

Kirolbet Baskonia, incompresiblemente, cayó en cuenta de que disputaba un derbi y se lo tomó como algo personal, pero dejándose la cabeza serena. Suerte tuvo de que jugadores como Beaubois no suelen perder su sangre fría, pero jugadores como Timma, Poirier, Huertas y sobre todo Shengelia buscaron ganar a base de empujar y nada más, frente a un rival que, con todo perdido, no le quedaba otro recurso.

Oportunidades perdidas

Esta forma de plantear el derbi, solo con el corazón, beneficiaba a Bilbao Basket, que tuvo momentos de hasta cuatro puntos de renta, como en el 66-62. Los gasteiztarras aguantaban el tirón, pero se dejaban demasiados balones en el intento –perderían un total de 16 posesiones–, aunque sin que su rival aprovechara estos regalos.

Sobre todo con el 73-70 en el marcador, un robo bilbaino tuvo en su mano la forma de dejar el partido sentenciado a la contra. Mumbrú y Todorovic se lanzaron a por la canasta, pero el serbio, en lugar de buscar encestar, le lanzó un alley oop a un Mumbrú que no está ya para estas alegrías atléticas. Posteriormente, Devin Thomas, que con el paso del tiempo y su esfuerzo se ha erigido en el mejor pívot de los hombres de negro, se coló en un pick,’n roll central. Cerca estuvo de colar el «dos más uno», pero no solo no sumó la canasta en juego, sino que se le escaparon los dos tiros libres –el segundo en especial, hecho el pívot un manojo de nervios, fue una pedrada–. De haber colado alguna de estas dos oportunidades, quizá la historia hubiera sido otra, pero fue la que fue, sobre todo después de que Poirier, valiéndose de una de las siete asistencias que repartió Marcelinho Huertas, empataba a 73.

Restaban 35 segundos, y Bilbao Basket trenzó una rápida jugada que acabó con un triple errado por Redivo. Kirolbet Baskonia dominó el rebote –28 a 37– y se adueñó de la posesión, jugando un ataque largo. Esta vez fue Rodrigue Beaubois quien dio la asistencia y Matt Janning –Garino jugó muy mal y Timma se fue apagando– fue quien, a siete segundos, anotó el 73-76 que hundió a los bilbainos de una vez por todas.

Todo estaba perdido para los bilbainos, y más cuando los gasteiztarras pararon en falta. Tabu lanzó a fallar el segundo tiro libre, pero el balón fue para Shengelia, que no perdonó. Al final, respeto entre los jugadores y muchos ánimos para que los derbis como el de ayer vuelvan a vivirse lo más pronto posible.

 

«Estamos jodidos, pero orgullosos»

A través de las redes sociales, ex de Bilbao Basket como Roger Grimau o Dairis Bertans mandaban ánimos a sus antiguos compañeros. Un referente del basket vasco como Xabier Añua escribía en twitter «Bilbao lleva muchas décadas haciendo baloncesto de elite. Siempre se han recuperado. Pase allí un año entrenando al Aguilas. Un recuerdo inolvidable. Beti aurrera!». Y así, tantas otras reacciones, respetuosas las más.

Jaka Lakovic tuvo que salir a dar la cara con el descenso confirmado. El técnico esloveno, al que le ha tocado padecer esta temporada en un segundo plano hasta estas dos últimas jornadas, resumió lo que pasa en el vestuario. «La respesta es agridulce. Por una parte, estamos jodidos», dijo. «Es un palo duro para la socidedad de Bizkaia, el club y para la propia ACB, que pierde a un equipo con mucha afición», señaló para, al mismo tiempo, subrayar que «estoy orgulloso de mi equipo y jodido a la vez, porque manda la situación en la que estamos en el deporte de élite».

Por su parte, el director general, Diego Saénz, aseguró que «tenemos que plantear qué alternativas hay, pero el baloncesto seguirá. Se ha acabado el camino deportivo, pero la historia dice que no todo termina aquí. El futuro pasa por mantener aquí el baloncesto, veremos la forma». A. G.