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Polisemias y eufemismos


La polisemia o pluralidad de significados de una expresión lingüística es norma común en la política vasca, donde hay palabras que quieren decir una cosa u otra distinta según quién las emplee. Hay clásicos, como «democracia», y recién llegados, como «nuevo estatus». Y sobre este término igual habría que empezar a consensuar qué quiere decir, pues no suena igual en boca de unos o de otros.

Por ir concretando, un nuevo estatus supone un cambio cualitativo en la relación de un sujeto (persona o colectivo) respecto a otro, por ejemplo, de subordinación a igualdad. En el caso que nos ocupa, un nuevo estatus significaría la asunción por parte del Estado del derecho a decidir del pueblo vasco. Ahí se da un salto en la relación entre ambas partes. No ocurre así cuando se plantea un «fortalecimiento» del autogobierno «asentado sobre el reconocimiento de su singularidad». Ni la música ni la letra son iguales, aunque el título sea el mismo. Ahí no hay un nuevo estatus sino, acaso, una actualización estatutaria.

Y si la polisemia abunda, el eufemismo es rey. ¿Quién no querría «ensanchar» el pacto alcanzado entre PNV y EH Bildu? Sería ideal si no conllevara su desnaturalización. Pero ensanchar significa, tras pasar por el tamiz, incluir a quienes rechazan las premisas de ese trabajado consenso, dándoles capacidad de veto sobre el acuerdo y cegando el camino al polisémico nuevo estatus. Parece que algunos andan en ello. Y mientras tanto, como entramos en año electoral y algo hay que vender, intentan cobrar algunas transferencias pendientes desde hace 40 años, cuando fijaron el viejo estatus, el que les mola de verdad.