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La UE reclama inspecciones efectivas contra la explotación de migrantes

Una economía marcada por la competencia, la falta de oportunidades que lleva a miles de personas a emigrar a Europa y la ausencia de sistemas efectivos de control provocan la expansión de formas severas de explotación laboral entre inmigrantes en la Unión Europea.


Un estudio de la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la UE, que fue presentado ayer en Viena, denuncia tanto la existencia de prácticas abusivas en muchos sectores económicos como la ineficacia de los actuales sistemas de inspección laboral. «Hay trabajadores que son gravemente explotados laboralmente a lo largo de la UE, y las inspecciones no son efectivas para detener esa situación», advierte la FRA en el informe “Protegiendo a los trabajadores migrantes de la explotación: promoviendo las inspecciones en los lugares de trabajo”.

«La explotación laboral severa es como un virus. Afecta a ciertos sectores y se extiende rápidamente debido a la competencia», explica a Efe Albin Dearing, director del programa de Derecho Penal de la FRA. «Si hay alguien que no paga sueldos apropiados y otro que paga sueldos legales, el segundo tiene un problema», agrega.

Dearing, uno de los autores del estudio, explica que el abuso está muy extendido en ciertos sectores, como la construcción, la agricultura y el trabajo doméstico, en los que un bajo nivel educativo o no hablar el idioma del país no suponen un impedimento para trabajar.

El informe se ha elaborado con los testimonios de 237 trabajadores inmigrantes, tanto de terceros países como comunitarios que viven en otros estados de la UE, sobre la explotación que sufrieron entre 2013 y 2017 en Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Polonia, Portugal y el Reino Unido.

Aunque el estudio es más cualitativo que cuantitativo, la FRA asegura que las evidencias sugieren que estos testimonios «son solo la punta del iceberg cuando se trata de la realidad y el alcance de la explotación laboral severa en la UE hoy día».

Los expertos concluyen que las formas de explotación (como salarios bajos o inexistentes, jornadas laborales muy largas o violaciones de las normas de seguridad e higiene) afectan por igual a los migrantes de terceros países y a los comunitarios.

«Mejor que nada»

«El principal impulsor es la necesidad económica. La falta de oportunidades es lo que les motiva a venir a la UE y, a menudo, están dispuestos a aceptar condiciones muy malas, porque incluso eso es mejor que nada», resume Ludovica Banfi, otra de las responsables del informe. Considera que escapar de la explotación es muy difícil y que, después de hacer jornadas de hasta doce horas, los trabajadores «no tienen tiempo ni para pensar, ni para reaccionar, están indefensos».

Banfi se refiere a las estrategias que usan los empresarios para mantener a esos trabajadores en esa situación, que van desde amenazas de denunciar y deportar a quienes están en situación irregular hasta violencia física y sicológica.

Otro factor esencial, y en el que se centra el estudio, se refiere al ineficaz y escaso control por parte de las autoridades.

Dearing indica que el concepto de seguridad y salud laboral se ha aplicado tradicionalmente pensando más en el lugar de trabajo, especialmente en la industria, donde hay más riesgo de accidentes, que en los derechos de los trabajadores. Comenta que muchos inspectores afirman que esos derechos no son su prioridad y algunos, incluso, que su único interés es si el lugar de trabajo es seguro e higiénico. Por ello, incide en que hay que cambiar esa lógica.