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Danny DeVito: «Cuando haces un chiste y el público se ríe, sienta como un millón de dólares»

En media hora, a Danny DeVito le ha dado tiempo a hacer reír, ponerse serio sobre su carrera y hacer reivindicaciones. El primer Premio Donostia de esta edición de Zinemaldia, que trae esta vez una cinta de animación infantil, no ha dejado indiferente a nadie y ha demostrado que se puede ser grande siendo pequeño.

Gorka RUBIO | FOKU

Quienes crecimos en los 90 recordamos con cariño varios de los papeles de DeVito, que seguramente para los cinéfilos no serán los más memorables –su interpretación en "Alguien voló sobre el nido del cuco" le dio el empujón definitivo en el cine–. El estadounidense interpretó al odioso padre de "Matilda", quien prefería una hija normalizada dentro de su inculta familia, a la extraordinariamente inteligente muchacha que tenía. Fuimos niñas que nos reímos cuando DeVito se arrancó el pelo al intentar quitarse un sombrero impregnado en pegamento.

Cuatro años antes se metió en la piel de un villano entrañable, el Pingüino de "Batman returns", que traumatizó a más de un pequeño al ir mordiendo narices por ahí. Ya en los 2000 tuvo una aparición en la exitosa serie (para muchos de nuestra generación «la mejor de la historia de la televisión») "Friends" como el agente Goodboy, el stripper de la despedida de Phoebe, ridiculizado al principio y aplaudido al final.

Solo son tres papeles dentro de la larga lista que suma en su filmografía –forjada como actor, director y productor–, por la que recibirá esta noche el Premio Donostia. Su película más actual es "Smallfoot" (Karey Kirkpatrick), una cinta de animación infantil que puede verse en la sección Velodromo y que le da la vuelta a la leyenda del Yeti. Podremos volver a ver su cara, y no la de un personaje animado, en 2019 con el estreno de la versión en acción real de "Dumbo", al mando de Tim Burton, una de las personas con quien quería trabajar el actor.

De actor a director
DeVito es el protagonista de la jornada de hoy. En la rueda de prensa de esta tarde lo presentaron como «heroe o villano», y es que se trata de un artista imposible de encasillar. El actor se ha mostrado «emocionadísimo de recibir el galardón» y ha confesado que cuando le llamaron hace unos meses aceptó «inmediatamente» porque el festival donostiarra es «famoso en todo el mundo». En cuanto a su trabajo, ha dicho que siempre le llamó la atención la dirección, pero que él se formó en la escuela como actor, por lo que no sabía cómo debía hacerlo.

«No sé de dónde venía la valentía de subirme al escenario», ha confesado. «'Taxi' fue la primera vez que dirigí, creo que fue la cuarta temporada. Ya había pensado en dirigir pero no sabía cómo. Lo hice, funcionó y fue divertido. A su vez, ha comentado que desde niño quería ser como Humphrey Bogart o los hermanos Marx, actores que admiraba, pero que nunca pensó que podría conseguirlo hasta que con 19 años fue a la escuela de arte dramático. Así, se enfrentó a la «barrera» entre él y el público.

«Tienes que obligarte a dar el primer paso; no sabes dónde vas a caer, es como una caída libre. Yo confío en lo que siento dentro cuando alguien me dice que lea un guion o que debo conocer a alguien», ha dicho. También ha contado la vez en que llegó a sus manos un guión que le gustó y cuando decidió hacer una película le dijeron que ya la estaban rodando. «Si no puedo hacer yo la película, quiero conocer a quien la va a hacer. Y era Quentin Tarantino. Le dije que quería comprar su siguiente película. 'Reservoir Dogs' era su primera película, no era conocido, pero a mí no me hacía falta más». Así fue cómo apoyó esa película y terminó produciendo el que sería uno de los trabajos más conocidos de Tarantino, "Pulp Fiction".

«Me gusta dirigir, pero soy actor y me encanta interpretar. Es difícil elegir lo que más me gusta. También me gusta estar aquí con vosotros [los periodistas] y con la gente fuera», ha asegurado. Tampoco le importa prestar su voz, como lo ha hecho con "Smallfoot" y anteriormente en otros filmes animados como "Hercules", "Space jam" o "The Lorax". En esta última decidió doblarse a sí mismo y hacer la voz de su personaje en cinco idiomas: inglés, dos versiones de español, italiano, alemán y ruso. «Fue como escalar el Everest, pregúntame si lo volvería a hacer. Estoy seguro de que destrocé los idiomas de todo el mundo», ha asegurado riendo.

Con humor desde que ha entrado en la sala
Preguntado sobre cómo lleva que la gente espere de él que sea simpático, ha asegurado que «es durísimo caer bien a la gente». Evidentemente estaba bromeando y ha dicho que es maravilloso cuando la gente le devuelve el cariño. «Una de las cosas de estar sobre un escenario, en el teatro, es el feedback. Cuando rodábamos "Taxi" ensayábamos entre semana y grabábamos los viernes delante del público, y cuando contabas un chiste y se reían era como un millón de dólares», ha manifestado.

A lo largo de toda la rueda de prensa ha arrancado carcajadas y aplausos. Un momento simpático ha sido cuando un asistente le ha preguntado sobre cuando le pillaron en los Óscar comiendo zanahoria. «No suelen nominarme y esa vez estaba nominado por producir 'Erin Brockovich', así que estuvimos celebrándolo antes. Me recomendaron comer antes de ir a la gala, y casi se me olvida. En el último momento cogí apio y zanahorias, y los metí en mi esmoquin. Intenté que no me vieran pero me pillaron».

Una y otra vez ha reiterado que se deja llevar y que confía en su instinto, que jamás sabe lo que hará en un futuro, solo lo que va a pasar inmediatamente. Así, ha dicho que iba a llenar una copa con agua y que se la iba a beber, y así lo ha hecho, provocando las risas de los asistentes en un momento surrealista que aprovechó para hacer una reivindicación, y que terminó con aplausos: «esta botella de agua cada vez va a ser más valiosa. Hay que proteger el planeta. Vengo de un país que ha dado la espalda al calentamiento global. Estamos a tiempo de parar todo esto. Por eso, voy a beberme la última copa».