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Corbyn pide elecciones si los diputados rechazan el acuerdo del Brexit de May

Ante un público entregado, Jeremy Corbyn cerró ayer el congreso laborista manteniendo su conocida posición: no a un segundo referéndum del Brexit y no a un mal acuerdo o a una falta de acuerdo; y en el caso de que se rechace el que negocia May, elecciones anticipadas.


En el discurso de clausura de su primer congreso laborista como líder ya consolidado y con una oposición centrista interna un tanto venida a menos, Corbyn no anunció nada que no había sido adelantado a los medios. Con una asistencia de más de un 50% en relación al último congreso, en la que destacaba una base activista que no dejó de auparlo y de celebrarlo, el impacto de su discurso más allá de las cuatro paredes del recinto, de cara a una audiencia más amplia y menos partisana, quizá no dejó una gran huella.

Como no podía ser de otra forma, la negociación del Brexit y el estado de la economía británica fueron los grandes ejes de su discurso. En el caso del Brexit, tras mantenerse firme en el rechazo a un segundo referéndum, atacó con extrema dureza a la gestión que están haciendo los conservadores.

«Desastre nacional»

En concreto, acusó a los tories de utilizar el Brexit para «imponer una doctrina del shock del mercado libre» y adelantó que en la Gran Bretaña post-Brexit por la que suspiran, el impuesto de sociedades sería el más bajo de todos los estados que conforman el G-20. Tras calificar de «desastre nacional» la posibilidad de una falta de acuerdo con Bruselas, denunció que la primera ministra, Theresa May, ofrece al país elegir entre lo malo y lo peor, «entre la falta de acuerdo y un mal acuerdo sobre el Brexit».

Corbyn se mantuvo en sus trece: si los diputados rechazan el acuerdo del Brexit negociado por May, hay que ir a las urnas, a unas elecciones anticipadas. En ese sentido, prometió que «lo que han dividido y roto los tories, nosotros lo uniremos y gobernaremos, porque representamos el nuevo sentido común de nuestro tiempo».

Por otra parte, anunció un vasto y ambicioso programa de nacionalizaciones en sectores básicos de la economía, que van bastante más allá que un programa socialdemócrata al uso. En lo que los analistas ven como una prueba de que el laborismo aún sigue moviéndose hacia la izquierda, apostó por nacionalizar la gestión del agua y por que ayuntamientos, trabajadores y consumidores asuman «la gobernanza estratégica».