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El Alavés duerme como líder en solitario tras imponerse a un Celta cuya crisis se agrava

El Alavés ha asaltado con un gol de Tomás Pina (1-0) la fortaleza de Balaídos, un campo en el que nadie había ganado en 2018, y duerme como líder en la apertura de la novena jornada de la Liga, al tiempo que agrava la crisis de resultados del conjunto gallego, que suma seis jornadas sin ganar. [Ficha técnica y estadísticas]


Ambos equipos han atascado su juego en la zona central, un territorio del que se ha adueñado el Celta para asentar su idea de tener la pelota, controlar el ritmo, retrasar las primeras líneas de presión del Alavés. Su dominio se ha plasmado durante los primeros veinte minutos en un lanzamiento desviado de Boufal, un cabezazo de Junior Alonso tras una falta lateral y un tiro alto de Brais. Le ha faltado velocidad al Celta, desborde, un chispazo para romper el orden del Alavés.

Con pocas fisuras atrás, el plan del equipo de Abelardo estaba claro: recuperar la pelota, contraatacar rápido, tener la pegada de un puñal. Ha tenido su momento mediada la primera mitad, cuando ha ejecutado esa idea con la velocidad de Jony por la banda izquierda y un remate peligroso de Manu que ha enmudecido a Balaídos, inquieto, pese a que esa ha sido la única amenaza visitante del primer tiempo.

El Celta, insistente pero previsible en ataque, ha buscado a Iago Aspas para resquebrajar la estructura visitante. Su amenaza ha ido agrandándose. Primero ha probado a Pacheco con un disparo; poco después ha abierto el juego con un pase desde la banda derecha hasta la izquierda de Boufal, otro jugador desequilibrante, que ha ajustado al poste un lanzamiento seco; ha cerrado el primer tiempo con un buen pase a Eckert, lento dentro del área en el momento del remate. Ha insistido Aspas en el inicio de la segunda parte con un peligroso lanzamiento de falta que ha sacado Pacheco con una estirada.

El Alavés, impecable en su ordenada colocación, ha sacado la pizarra para aturdir Balaídos. Una lejana falta ha retratado la poca contundencia defensiva celeste, la escasa concentración: Duarte ha lanzado un envío largo hacia Laguardia, que con un toque ha metido la pelota en el área pequeña, en donde ha aparecido Tomás Pina para marcar. Triangulación de manual. Laguardia ha aprovechado la pasividad de Junior Alonso; Pina ha aparecido solo entre los centrales Roncaglia y Cabral.

El gol del Alavés ha apresurado al Celta, impreciso, nervioso, acelerado, con el ataque reforzado con Emre Mor y Sisto. El equipo vigués ha encerrado a su rival. Pero se ha estrellado ante el portero Pacheco, espectacular con sus paradas en un cañonazo de Boufal y un tiro de Brais. Ha resistido atrás el conjunto gasteiztarra. Y no se ha acobardado en ataque. Cuando ha tenido ocasión de contragolpear, ha salido con veneno. Incluso ha rozado el segundo gol con un magistral tiro de Ibai, que ha golpeado con el exterior de su bota una pelota que ha acabado estrellándose en el larguero.

El Celta se ha desatado durante los últimos veinte minutos, un empuje descontrolado que apenas ha inquietado a Pacheco, salvo un remate flojo de Junior Alonso, una oportunidad insulsa, metáfora quizás de la impotencia celeste ante la ordenada jerarquía del Alavés.