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La «mano muerta» y otras amenazas a la seguridad en Europa

La XII edición del Foro Europa Rusia analizó las principales amenazas para la seguridad en Europa. Todos los participantes abogaron por rebajar la tensión dialéctica y propagandística, y mantener el diálogo. El carácter del riesgo es más político que armamentístico.


L a semana pasada se celebró en Bruselas la duodécima edición del foro Europa Rusia. Se trata de una iniciativa de la diputada letona y miembro del friendship vasco Tatjana Zdanoka que este año abordó la cuestión de la seguridad en Europa. Justo la víspera del debate se produjo en el mar de Azov el incidente entre buques de la armada rusa y ucraniana que ha tensionado nuevamente las relaciones entre ambos países. El suceso estuvo muy presente durante la jornada y muestra el creciente deterioro de las relaciones entre Europa y Rusia.

La seguridad es una cuestión que afecta y compete a todos los países por igual. En este sentido el representante permanente de Rusia ante la UE, Vladimir Chizov, señaló que no puede dividirse en partes y por tanto «no se puede mejorar la seguridad propia a cuenta de la ajena», que es lo que parece que todo el mundo intenta hacer últimamente. Similar idea fue defendida por la ex alta representante de las Naciones Unidas para el desarme, la alemana Angela Kane. En su intervención apuntó que abandonar tratados no resuelve ningún problema de seguridad, sino todo lo contrario. A su juicio el camino debe ser mantener los acuerdos existentes y si fuera necesario completarlos. No obstante, reconoció que es difícil defender estas posturas en un momento en el que se da «preferencia a los intereses nacionales sobre los intereses comunes». Y aprovechó para denunciar la excesiva propaganda que impide abordar las cuestiones de seguridad con la debida tranquilidad y perspectiva.

Además de la influencia de la propaganda en la opinión pública, algunos ponentes señalaron que se está banalizando la guerra. El eurodiputado checo, Jiri Mastalka, confesó que cuando era joven pensaba que Europa estaba vacunada contra la guerra y que era el momento de dedicar más energías a mejorar las vida de la gente. Sin embargo, ahora con el cambio de generación los horrores de la guerra están cayendo en el olvido.

La posibilidad de guerra en Europa

Las relaciones entre Rusia y la Unión Europea no pasan por su mejor momento. Sin embargo, el diputado de la Duma, Evgeni Primakov, defendió que no hay motivos para el aumento de la tensión. Señaló, por ejemplo, que el presupuesto militar de Rusia es tres veces menor que el gasto militar conjunto de los países europeos de la OTAN y definió a Europa como una «casa de cristal» que puede saltar hecha pedazos si no se actúa con responsabilidad.

Desde un punto de vista militar, el general mayor en la reserva, Pavel Zolotariev, analizó la política de la OTAN hacia Rusia y concluyó que se mantiene invariable la doctrina de la Guerra Fría. Entonces los estadounidenses definieron la llamada política de contención cuyos tres ejes eran: limitar la esfera de influencia del bloque soviético, reforzar la disuasión nuclear y plantear batalla en el ámbito informativo. Tras la desaparición de la URSS, solo la batalla informativa decayó, la OTAN avanzó sus líneas en toda Europa y mantuvo operativa la disuasión nuclear. No fueron pasos «hacia la confluencia sino hacia el enfrentamiento». Zolotariev apuntó que Rusia permitió la entrada de los países del Báltico en la OTAN, pero que no aceptará que entren en la Alianza ni Ucrania ni Georgia. Es más, señaló que una maniobra en esta dirección puede desencadenar un conflito de grandes dimensiones si, por ejemplo, las hostilidades en Ucrania tienen una respuesta de la OTAN contra Kaliningrado, enclave ruso en el Báltico.

También analizó el otro gran riesgo para la seguridad europea: el despliegue de misiles de medio alcance. Estas armas situadas tan cerca de Rusia reducirían drásticamente el tiempo de reacción del que dispondría los responsables rusos para tomar decisiones, lo que obligaría a poner en marcha lo que los norteamericanos llaman «mano muerta», es decir, un régimen de disparo del armamento nuclear prácticamente automático. Este sistema multiplicaría exponencialmente el riesgo de que cualquier incidente se convierta en una catástrofe nuclear. Aparte de esas dos situaciones, el general no veía otros escenarios conflictivos.

Conflictos regionales como posibles detonantes de una guerra

También se analizaron algunos conflictos regionales que podrían actuar como detonantes de una guerra. Los Balcanes centraron la atención del diputado búlgaro, Ivo Hristov, que señaló que aparte de norteamérica en Kosovo, también estaban tomando posiciones e invirtiendo dinero Turquía –en Bosnia– y China –en Bosnia y Montenegro–; y en menor medida, Grecia e Israel. A su juicio los Balcanes son un «punto caliente» pero de momento no son un potencial detonante de una guerra, aunque pueda llegar a serlo en el futuro.

En cuanto a la región de Donbass, la profesora de ciencia Política del instituto Mgimo Oxana Gaman-Gulutvina destacó que se da una situación paradójica porque Ucrania quiere recuperar el control de Donbass pero no inmediatamente. En vísperas de unas elecciones, los habitantes de esta región pueden condicionar el color del futuro Gobierno de Kiev; y evidentemente los actuales mandatarios no estan entre sus preferencias.

En exeurodiputado italiano, Giulietto Chieza, señaló que se está preparando a la opinión pública para una guerra; y una vez ganada la mente de la gente, llega el turno de los líderes. A su juicio, este es el verdadero peligro que enfrenta la seguridad en Europa.