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Otra marea por los presos en Bilbo

Una marea humana volvió a colapsar el centro de Bilbo reivindicando que acabe la actual política penitenciaria vengativa para avanzar hacia una convivencia en paz. La multitudinaria movilización exigió la vuelta a casa de los presos vascos, al igual que la de los catalanes y los jóvenes de Altsasu.


Decenas de miles de personas se dieron cita otra vez en Bilbo para demandar que finalice el sufrimiento que soportan presos y presas vascas, así como sus familiares. La dinámica Orain Presoak logró reunir a 76.000 personas, en una manifestación plural como lo es la sociedad que reclama profundos cambios para construir un futuro mejor.

Costó que la marcha echara a andar por una calle Autonomía atestada para cuando se fue configurando la cabeza en La Casilla. Al frente, varios de los promotores de la convocatoria portando una lona en la que rezaba ‘‘Etxean nahi ditugu’’, seguida por la pancarta con el lema ‘‘Orain Presoak’’, sujetada por otros como Mikel Casado, Olatz Iglesias, Joseba Azkarraga, Sara Majarenas, Zesar Martínez, Pili Kaltzada, Javier Sádaba, Laura Gómez, Urtzi Errazkin, Irati Agorria y Laura Masvidal, pareja del preso catalán y exconseller Joaquim Forn.

Las muestras de apoyo a la causa catalana fueron destacadas, con afectuosos saludos a un habitual a estas movilizaciones, como es el portavoz de ERC en el Congreso español, Joan Tarda, entre la numerosa delegación venida de Catalunya. También fue muy aplaudida la pancarta que llevaron integrantes de la Assemblea Nacional Catalana en Euskal Herria con el lema ‘‘Justizia askatasuna da. Etxean nahi zaituztegu. Justícia és llibertat. Us volem a casa’’. Políticos catalanes caminaron junto a representantes de la decena de sindicatos que se habían adherido, así como de EH Bildu y Podemos, y la amplísima nónima de personas referenciales de la política, cultura, deporte y universidad que estuvieron, reflejo del carácter abierto y plural de la dinámica promotora.

Por detrás, las pañoletas de Etxerat anudadas al cuello delataba que el nutrido grupo de personas que caminaban eran familiares de presos y exiliados, muchos de los cuales no viajaron ayer a las cárceles para aportar a esta movilización coral.

Autonomía colapsada

Desde el primer paso por la calle Autonomía, a las 17.25, miles de voces comenzaron a corear insistentemente «Euskal presoak etxera», complementada por la consigna «presoak kalera amnistia osoa». Al alcanzar el cruce con Gordoniz, la imagen de una de las principales arterias del Botxo a rebosar emocionó a muchos de los participantes, que reforzaron aún más sus gritos y aplausos, aderezados por aplausos e irrintzis.

Metro a metro, la comitiva fue avanzando encontrándose con sindicalistas del SAT andaluz con su portavoz nacional, Óscar Reina, al frente ondeando enseñas de la central. Banderas andaluzas, comuneras, venezolanas, gallegas, kurdas, republicanas españolas, esteladas, palestinas o irlandesas, entre otras, mostraban la solidaridad internacionalista hacia la causa vasca. ‘‘Euskal Herria no camina sola! Euskal preso eta iheslari politikoak etxera!’’ recogía la pancarta rubricada por Askapena y Euskal Herriaren Lagunak. Para entonces, se había incorporado otra con el lema ‘‘Hator hator etxera’’.

A uno y otro lado de Autonomía se agolpaba un gentío, momento elegido por muchos de los presentes para móvil en mano obtener una imagen de la imponente movilización mientras los profesionales de los medios de comunicación realizaban su labor informativa.

Al Gobierno español

En ese momento, Joseba Azkarraga, portavoz de Sare, instó al Gobierno español a que «hable con quien quiera, con las fuerzas de derecha o con las asociaciones de víctimas, pero que no olvide que aquí también hay una parte importante de la sociedad vasca que tiene algo que decir y que solo quiere una paz real, la reconciliación y la resolución de un conflicto que dura décadas y décadas y que no podrá solucionarse hasta que las cárceles no vayan vaciándose».

Costó al reanudarse la marcha superar el «embudo» de la plaza Zabalburu y el inicio de Hurtado de Amézaga. Unos metros más abajo, aguardaban voluntarios de Mirentxin sobre furgonetas con letreros de los destinos que cubren semanalmente –Alicante (780 km), Villafranche (785 km), Huelva (995 km), Almería (1.040 km), Jouxlaville (945 km), Granada (875 km), Murcia (830 km) y Claireveaux (945 km)– y la pancarta ‘‘Ez zaituztegu bakarrik utziko’’. Al paso de la cabeza, encendieron bengalas y se lanzaron fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Bilbo, contestado por los manifestantes con aplausos y gritos de apoyo, que no cesaron hasta arribar a las escalinatas del Consistorio. Entonces, la cola de la marcha estaba aún casi en La Casilla.

Tras unos minutos de espera, la periodista Pili Kaltzada y el filósofo Javier Sábada dieron lectura al manifiesto final, con referencias a los presos políticos catalanes y a los jóvenes de Altsasu, que cosecharon gritos de ánimo y fuertes ovaciones de las miles y miles de personas que ya habían alcanzado las cercanías de la casa consistorial bilbaina. El broche lo pusieron las trikitilaris Onintza Rojas (Koban), Josune Arakistain (Huntza) e Ines Osinaga (Gose), que interpretaron ‘‘Txoria txori’’, de Mikel Laboa.