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Un equipo con calidad más un técnico que sabe lo que hace

En La Rosaleda, la escuadra navarra volvió a disponer de paciencia y acierto, junto a que Arrasate acertó con los cambios una vez más.


A falta de doce partidos –el decimotercero será ante el incompareciente Reus–, haría mal Osasuna si ya se cree ascendido con todo lo que resta todavía de competición, pero lo cierto es que en La Rosaleda dio un golpe de efecto, demostrando una vez más que hay entrenador de categoría en el banquillo y calidad de sobra en el vestuario.

Y también cuajo, todo hay que decirlo. Porque no es fácil remontarle al Málaga, un conjunto acostumbrado esta temporada a ponerse por delante en el marcador y guardar concienzudamente su ventaja hasta el final. Pero la escuadra navarra está de dulce y a estas alturas de campaña le sale todo rodado.

Que nadie piense, en todo caso, que ello es fruto de la casualidad o la fortuna –indudablemente también hay que tener cierta dosis de esta última–, sino consecuencia de los kilates que atesora la plantilla y de que los regidores que gobiernan el equipo saben lo que tienen entre manos.

Sin duda, en el primer capítulo hay que reconocerle el mérito al director deportivo, Braulio Vázquez, por haber sabido acertar en las incorporaciones veraniegas e invernales. Los dos goles del lunes en el estadio malacitano los generaron cuatro futbolistas que han llegado como fichajes de ambas aperturas de mercado. Por su parte, Roberto Torres y Juan Villar, con diez dianas cada uno, se han convertido en la pareja más realizadora de la categoría.

Sin embargo, de bien poco sirve, y ahí están los ejemplos de adversarios con un mayor presupuesto, acumular clase en el vestuario si luego no se le aporta la amalgama necesaria para que el bloque sea lo prioritario. Y ahí Jagoba Arrasate ha jugado el papel de albañil para edificar un equipo, convenciendo a la plantilla y siendo fiel a su idea de juego, pese a los dubitativos comienzos, sabiendo leer los partidos con un acierto casi pleno en los cambios –volvió a demostrarlo en La Rosaleda– y haciendo gala de la suficiente mano izquierda como para gestionar las diferentes situaciones de sus futbolistas.

Sin olvidarnos de que ha sabido recuperar a jugadores de la casa, que ahora tienen un papel esencial en el once, caso del mencionado Roberto Torres y Oier, al que se pudo ver con sus gritos cómo les ponía las pilas a sus compañeros. Y es que en Segunda, si no se suda, difícilmente se gana.

 

Lillo ya se entrena de manera total y Barja lo hará en la sesión de mañana

El problema que se le genera a Arrasate para el lateral derecho –Nacho Vidal vio la quinta tarjeta y no se tiene mucha confianza en el recurso del club– podría verse resuelto con el regreso de Lillo al once. El defensa alicantino entrenó ayer de manera total con sus compañeros, un síntoma inequívoco de que ha dejado atrás tanto la lesión muscular como la pericarditis.

Lo mismo podría suceder con Kike Barja. El de Noain trabajó de manera parcial con el grupo y se espera que en el entrenamiento de mañana ya lo pueda hacer de forma global. Más lenta está resultando la recuperación de Luis Perea, quien se ejercitó de manera individual y todavía tiene varias jornadas para volver a estar a disposición del técnico rojillo. La buena noticia fue que la trascendental victoria en La Rosaleda no dejó secuelas en forma de lesionados de importancia.

Tras regresar de Málaga, la plantilla osasunista protagonizó una sesión vespertina en Tajonar, en la que los titulares frente al cuadro andaluz realizaron trabajo de recuperación, mientras que el resto llevó a cabo ejercicios de técnica, posesión y partidos. Hoy guardarán jornada de descanso y regresarán al trabajo mañana por la mañana en sesión matinal.N.M.