Korrika serpentea entre Araba y Nafarroa con el apoyo de corredoras venidas de Bruselas
Korrika sigue la jornada serpenteando entre Araba y Nafarroa con una gran participación tratándose de un martes y de zonas con pequeños núcleos de población dispersos en los que los kilómetros de carretera se hacen largos. Y aún así arrastra a su paso a decenas de corredores de todas las edades. Hasta de Bruselas han viajado para correr un kilómetro en Mendialdea.
Del aire frío de la mañana a una soleada tarde, Korrika ha ido ganando temperatura por dentro y por fuera. Tanta que muchos corredores han tenido que ir quitándose prendas y sujetándolas a la cintura. Parte del calor tiene que ver con la participación. Pasado el puerto, la carrera en favor del euskara ha sacado a los márgenes de la carretera a decenas de personas y ha ido formando un grupo importante de corredores detrás de la furgoneta que encabeza la marcha, a los que se han unido no pocos ciclistas cerrando el grupo.
Si en Azazeta los más pequeños se han portado como corredores de altura adaptados a cualquier desnivel –Amets y Luken con solo cinco años han llevado el testigo en uno de los kilómetros empinados», a su paso Maeztu, Kanpezu o Genevilla, no ha habido edad. Desde escolares, hasta estudiantes de DBH y pensionistas han entrado y salido de la carrera midiendo las fuerzas, pero no se han conformado con verla pasar. Cabe destacar que hasta Mendialdea se han desplazado alumnos de ESO llegados en autobuses de Arrasate y hasta grupos de AEK de Lazkao, que tampoco han querido perder su propio kilómetro en esta edición de Korrika.
En el recorrido ha habido tiempo para bailar sin parar la carrera, para escuchar bertsos a cargo de la bertso estola, para gritar ‘Klika” y activar el compromiso con el euskara de manos de grupos de mujeres, asociaciones culturales diversas y representantes de las juntas administrativas de la zona, que han portado en alto el testigo. Tampoco han faltado las notas de color, los disfraces, las pelucas y a su paso por el centro de Kanpezu, un reguero de música y sonrisas seguido por espectadores a los dos lados de las calles. Hay quien ha tenido tiempo hasta para abandonar un rato el taller casi de modo impulsivo, hacer unos metros corriendo y volver al tajo, tampoco ellos podían conformarse con verla pasar.
Desde Bruselas, ex profeso
En uno de esos descansos después de una entrada en carrera, Iratxe, Izarne e Itoitz acaban de hacer el kilómetro 1177 y lo hacen llegadas de Bruselas ex profeso para participar en Korrika 21. El pasado día 30 ya corrieron allí, hoy están en Gasteiz después de haber reunido dinero para poder hacerse con este kilómetro, que figura como Bruselas y que había despertado curiosidad. Según han contado, no volverán a su residencia en la capital belga hasta que Korrika llegue a la capital alavesa. «Soy de Gasteiz y este año que acaba aquí, no nos lo podíamos perder», explica Iratxe a NAIZ.
La tarde está reservada a Errioxa en otra sesión del largos kilómetros de carretera sin cascos urbanos que alimentarán comunidades escolares, colectivos populares, grupos de trabajadores, representación de instituciones locales y asociaciones.