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Interview
OSKAR MATUTE
CANDIDATO DE EH BILDU AL CONGRESO POR BIZKAIA

«Al fascismo se le combate, y eso no lo veo claro en la izquierda española»

Tras una corta pero al mismo tiempo intensa legislatura, Oskar Matute se muestra optimista ante el papel que jugarán las fuerzas soberanistas de izquierdas en el nuevo Congreso de los Diputados defendiendo un programa compartido.

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¿Qué balance hace de su paso por el Congreso? ¿Satisfecho?

He tenido la inmensa suerte de vivir una legislatura muy intensa, con dos presidentes de Gobierno. En una legislatura tan corta, no es muy normal. He podido asistir a ello y participar en esos cambios. ¿Satisfecho? Solo lo estaré cuando consigamos todos nuestros objetivos. Hasta entonces, me lo tomo como un militante político más que trabaja, con más o menos fortuna, a modo de hormiguita, para ir avanzando posiciones.

EH Bildu ha sido capaz de asomar la cabeza, ya nadie tiene que hablar por nosotros ni decir lo que somos, porque ya estamos nosotras y nosotros para decir lo que somos y lo que pensamos. Eso es bueno para toda la gente soberanista de izquierdas de Euskal Herria; tener una voz en Madrid, sea la mía o cualquier otra. Hemos tomado parte activa, y en algunos casos hasta protagonista, en parte de las decisiones que se toman en el Congreso y que, nos guste o no, condicionan la vida de la gente en nuestro país.

Como diputado por Bizkaia, ¿qué iniciativas ha impulsado?

Me ha permitido trabar contacto con diferentes entidades y realidades. Hemos tenido una relación estrecha con estibadores de Santurtzi y Pasaia; con asociaciones del taxi para hacer frente al decreto que daba vía libre a Uber y Cabify; con las gentes de Zorrotza para exigir el soterramiento; con el comité de trabajadores de La Naval para poner el foco sobre su realidad de abandono por parte de las instituciones; y así, con innumerables causas para poder plantear la queja, la visibilidad e intentar solucionar problemas.

Sí es cierto, porque hay que ser honestos, que no hemos conseguido el soterramiento de Zorrotza; suprimir los pasos a nivel que existen en Enkarterri… No ha sido porque EH Bildu no lo haya intentado, sino porque unos no lo han querido y quienes han negociado con los que no querían tampoco lo han considerado prioritario.

El fascismo siempre ha tenido su protagonismo en el Estado, siendo de los más autoritarios de Europa, ¿a qué se refiere cuando advierte de su auge?

El fascismo siempre ha existido, pero quizás estaba más latente. Por eso, nos parece absolutamente injusto y tremendamente irresponsable por parte de sectores de la izquierda española que se diga que lo ha levantado el procés en Catalunya. Está envalentonado, se está atreviendo a ser visible y, además, se está encontrando con un caldo de cultivo, propiciado por las élites, para llevar al Estado español hacia una involución democrática.

Hace 40 años, cuando de alguna manera se ponen los cimientos de lo que llamamos Régimen del 78, a las fuerzas democráticas y de izquierdas se les dice que no se puede ir más lejos porque hay ruido de sables, y que, por tanto, hay que poner el freno en los derechos que la Constitución otorga. Cuarenta años después, cuando muchos de los teóricos de la izquierda planteaban que la segunda transición sería la que abriera las puertas a la democracia plena, lo que vemos es que se quiere llevar a efecto una segunda transición pero de corte autoritario para «turquizar» todavía más el Estado español, que ya lo está bastante.

El fascismo encuentra receptividad y actores timoratos y cobardes que le dan legitimidad. Al fascismo se le combate, no se le discute, no se le otorga legitimidad, porque es un proyecto que si llega a ganar hará que desaparezcan todos los demás.

Habla de actitud timorata y cobarde, ¿a quién señala?

Al PSOE y a sectores de lo que antes conocíamos como Podemos, que defienden que Vox es un agente con el que habrá que mantener algún tipo de interlocución, incluso al PNV. Ante la expresión normalizada del fascismo, a través de Vox o de una derecha que se desliza hacia la ultraderecha, solo cabe una posibilidad, que es la de combatirla, porque su primer triunfo es imponer su agenda y conseguir su homologación democrática.

El PSOE, y siempre pongo el mismo ejemplo, entra en el Gobierno espoleado por los 180 diputados que le apoyamos y una de sus primeras acciones, en contraposición con lo que venía haciendo el PP en el tema de inmigración, es abrir el puerto de Valencia para que el Aquarius pueda amarrar y asistir a las personas que llevaban a bordo, gente a la que no le esperaba otro destino que el de morir en la fosa común más grande de Europa que es el Mediterráneo. ¿Qué hace unos meses después? Impedir que Open Arms y Aita Mari salgan a la mar a rescatar vidas y a la vez imponer un muro de silencio sobre lo que está pasando. Ahí se ve que hay una contemporización, una asunción, de que la inmigración es un problema.

¿Qué va a ser lo siguiente? Cuando de repente a la extrema derecha se le ocurra decir que las mujeres tienen que retornar al hogar, cuidar de los hijos y ser madres abnegadas y dóciles. Qué vamos a hacer, contemporizar con ellos y prever una división del mercado de trabajo para las mujeres que sea poco menos que lo más precario y lo que nadie quiere para que así la extrema derecha se quede contenta. Si de verdad creemos en una sociedad libre de totalitarismos, democrática, justa y digna, lo que tenemos que hacer es pelearla con propuestas antagónicas a las de ellos. Es lo que no veo a veces en la izquierda española con claridad y, como EH Bildu lo dice con mucha claridad, nos hemos granjeado la ira de todo el arco de la derecha.

En ese escenario, ¿ve posibilidad de que Podemos se alinee con formaciones como ustedes para proponer un cambio real?

Podemos debería atreverse a ser más valiente y a romper con estereotipos que se quieren imponer. Si de verdad quiere hacer frente a la ultraderecha y a las políticas de derecha, en EH Bildu tiene un aliado. Además, si quieren ser efectivos, no tendrían que desatender que somos la segunda fuerza política de Euskal Herria. Hasta ahora, más allá de un trato respetuoso, no hemos encontrado un espíritu de colaboración sincero, y no es porque no hayamos tendido la mano; lo hizo Arnaldo Otegi al poco de salir de la cárcel y es algo que en el Congreso de los Diputados hemos sostenido siempre, pero su voluntad de tejer agendas compartidas ha sido escasa.

Despreciando a aliados potenciales, y eso a la vista está, no ganan para enfrentarse a la extrema derecha. Lo único que logran es debilitar sus posiciones. Cuando eres débil, te planteas tácticas que no son las mejores.

El independentismo es el enemigo a batir, con nuevas amenazas de ilegalización de partidos. ¿Les preocupa?

No, nos enorgullece profundamente que la derecha entienda que somos el enemigo a batir, porque significa que estamos donde hemos estado siempre, en la defensa de nuestro pueblo y de los valores de la izquierda: la solidaridad de clase y de un orden social más justo. Ojalá podamos convertir ese orgullo en decenas y decenas de miles de votos que se conviertan en una pesadilla para ellos la noche del 28 de abril.

Que la derecha nos amenace con más represión puede llevarnos a escenarios duros en lo personal, pero nunca han conseguido imponer la sumisión. Lo único que van a lograr es que la gente se levante una y otra vez para defender lo que considera que es justo.

¿Por qué esa criminalización?

Hace unos años se decía que el Régimen del 78 se asentaba en el bipartidismo; es decir, una expresión de derechas y otra de izquierdas. Luego vimos cómo no era del todo así, ya que podía romperse el bipartidismo y seguir anclado firmemente, pudiendo haber más de una expresión de derecha –mire todas las que hay– o más de una de izquierda. Podemos está colaborando con el PSOE en muchas ocasiones y, sin embargo, el Régimen del 78 como tal no parece que haya desaparecido.

El otro elemento que daba estabilidad era la existencia de un nacionalismo moderado pactista que, en aquellos momentos en que una de las expresiones del bipartidismo no tenía mayoría absoluta, le daba los votos a cambio de no sé qué prebendas para afianzar el Estado.

Por primera vez, ese fiel de la balanza lo puede desequilibrar la izquierda soberanista, que no va a ir a negociar kilómetros de AVE. Va a ir con una agenda muy clara, que es el fin de las políticas neoliberales de recortes y oligárquicas, el reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación, la excarcelación de todos los presos políticos, y la defensa férrea de un sistema donde la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad efectiva en el día a día y no una chapa morada el 8 de Marzo. Ese programa es muy diferente al que el nacionalismo pactista plantearía a cambio de una transferencia cada cinco años, dos kilómetros de AVE o no sé qué cosa buena para Petronor. Ahí es cuando el Régimen puede tambalearse, y como perciben que el sistema tiene una quiebra, por eso nos atacan.

Varias fuerzas políticas se reivindican como «determinantes» en la próxima legislatura. ¿Por qué lo va a ser EH Bildu?

Porque a la fuerza que en Euskal Herria obtengamos con nuestra candidatura le vamos a sumar la de los catalanes que apoyen a ERC e incluso la del BNG si así es. Eso va a conformar una realidad de diputados y diputadas que van a actuar con una agenda compartida muy clara, que es derecho de autodeterminación para nuestros pueblos, libertad para los presos y presas políticas, fin a las políticas oligárquicas y de recortes austericidas, y defensa férrea de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.

Lo hemos dicho con claridad, a EH Bildu no se le puede achacar ambigüedad. Con nuestros votos jamás será posible que lleguen al poder las derechas. Ya votamos en contra de Mariano Rajoy, en contra de las Presupuestos del PP y en favor de la moción de censura alternativa para derrocar a Rajoy. Por tanto, nuestro expediente es claro y nítido, no tienen zigzag como otros, pero a la vez decimos que quien quiera gobernar como alternativa a las derechas tendrá que hacerlo con un programa que se acerque y que tenga voluntad de encuentro con la agenda compartida que van a defender muchos diputados y diputadas vascos, catalanes y gallegos en el Congreso.

El PNV parece nervioso y con cierto grado de agresividad hacia ustedes...

No termino de entenderlo. A veces quiero pensar que es un calentón. Están en campaña y han tenido un calentón. En otros momentos, digo, si al final se trata de defender a este país, a Euskal Herria o a Euskadi como lo llaman ellos, mejor ser más que menos. Si van a encontrarse junto con las fuerzas del PNV a otros diputados y diputadas, incluso no vascos, a los que vamos a acercar a defender posiciones vascas, no entiendo por qué tendría que haber nerviosismo.

Sí creo que la posición mantenida por EH Bildu tanto en comisiones que han sido muy mediáticas, como la de corrupción u otras, ha generado algún tipo de inquietud en el PNV, pero no lo entiendo. Desde luego no voy a entrar a descalificaciones del PNV, incluso, y lo digo con afecto que me lo entiendan así, por más que considere que esta explicación continua de las transferencias que obtienen se parece al de un viejo grupo de rock con un éxito en 40 años que sigue tirando de ese éxito año tras año. Y es que a este paso los kilómetros del AVE los va a inaugurar la reina Leonor... No quiero entrar ahí porque me parece que, si al final estamos todos para defender la dignidad de nuestro pueblo y los derechos y la dignidad de las personas que viven en nuestro pueblo, cuantos más seamos mejor, y ya nos encontraremos con las políticas.