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El cuatripartito no se reeditará y toca explorar nuevas mayorías

El bipartidismo ha vuelto con enorme fuerza en Nafarroa. Navarra Suma gana las elecciones con claridad, pero el partido que dio ayer un golpe en la mesa fue el PSN. El efecto Pedro Sánchez ha rehabilitado un partido que caía elección tras elección y no solo rehabilita a María Chivite para el juego de los pactos, sino que ha superado en apoyos a Uxue Barkos, que no mejora resultados, y a EH Bildu. Podemos se desmorona hasta ser una fuerza residual.


El cuatripartito materializado en el Cambio se queda muy lejos de los 26 escaños. Las dos fuerzas más votadas han sido las que estaban en la oposición: Navarra Suma y PSN. Las urnas dejan la puerta abierta a un regreso del Régimen tanto a la Diputación como a los principales ayuntamientos, incluido el de Iruñea, pese a que allí el liderazgo de Joseba Asiron como única alternativa a Enrique Maya se ha manifestado de forma evidente.

Los resultados del conjunto del cuatripartito han sido peores que los que se esperaban. Y más allá de los análisis de los motivos por los que esto ha sucedido, lo cierto es que ya no hay vuelta atrás. A partir de hoy, se abre el terreno de la política y de la adaptación a las aritméticas. Es hora de pactos para salvar los muebles. Pues la vuelta de Navarra Suma, con un discurso recrudecido hasta el extremo, amenaza con echar por tierra todo lo conseguido en estos cuatro años. Lo han prometido en campaña y lo harán.

Así como Asiron se revela como única alternativa a Navarra Suma en Iruñea, también María Chivite está a día de hoy en la mejor posición para suceder a Uxue Barkos en la Diputación. Toca ahora ver hasta qué punto quiere explorar sus posibilidades. Los vetos que le impiden a día de hoy acceder a la Diputación se los ha autoimpuesto ella misma, o su partido. Nadie más.

Porque, así como las urnas han alterado las mayorías para presidir el herrialde, también han creado otras en la parte de atrás. Es decir, también existen mayorías de bloqueo. Los votos de Navarra Suma y EH Bildu superan los 26 escaños necesarios para bloquear presupuestos o leyes esenciales.

Navarra Suma se apuntó un gran triunfo ayer, pero no puede gobernar en solitario. Necesita de su partido muleta. Si es cierto que el PSN quiere alguna vez alcanzar la Diputación, tiene opción para demostrarlo. Ahora bien, los tiempos apremian y el reloj comienza a correr.

El reglamento del Parlamento da tres meses de plazo para poder elegir a un nuevo presidente que empiezan a correr desde ayer. Las negociaciones, en principio, podrían prolongarse hasta finales de agosto. Sin embargo, hay una fecha determinante si el PSN quiere demostrar una voluntad sincera de mirar hacia adelante: y esta fecha es la del 15 de junio, que es el día en el que se constituirán los ayuntamientos. De no haberse alcanzado un acuerdo para esa fecha, la lista más votada será la que gobierne en cada consistorio. Esto implicaría, por ejemplo, que Enrique Maya volvería a ser alcalde de Iruñea o que la derecha volvería a la Alcaldía de Lizarra.

De los grandes ayuntamientos del Cambio, solo aguanta Tafalla. Incluso el icónico consistorio de Sartaguda volvería a Navarra Suma de no establecerse un diálogo sincero.

La lógica sensación de derrota que dejaron las urnas no debiera invisibilizar las posibilidades existentes que arroja el resultado electoral. No puede apagar la indignación que supondría un nuevo «agostazo» por parte del PSN. Si Chivite quiere, la posibilidad es real.