INFO
Interview
JOAN CANADELL,
PRESIDENTE ELECTO DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE BARCELONA

«Venimos a la Cámara a revolucionarlo todo»

Ingeniero industrial, fundador de la empresa Petrolis Independents y cofundador del Cercle Català de Negocis, Joan Canadell (Barcelona, 1967) es desde el pasado 22 de mayo el primer presidente independentista de la Cámara de Comercio de Barcelona.


¿Como valoran el papel que ha desempeñado la Cámara en los últimos años?

Vemos que ha servido para contentar a las corporaciones fieles al unionismo y vinculadas a los intereses de Madrid, ya sean las del Íbex 35 o las del Puente Aéreo. En cambio, no ha tenido ninguna sensibilidad hacia la pequeña y la mediana empresa, que es la que representa el principal tejido industrial del país.

¿La Cámara tiene que ser el altavoz de esta realidad?

Nuestra intención es que ejerza de lobby, pero no en la perspectiva de conseguir la independencia como única finalidad, como es el caso de la ANC, sino contribuir a que Catalunya pueda desarrollar su potencial económico. Y es que, con un estado propio, podríamos ser la primera economía del sur de Europa.

Las cifras revelan que la economía catalana presenta buenos números pero, al mismo tiempo, padece un elevado déficit fiscal que la estrangula. ¿Cómo se interpreta esta paradoja?

Indica que tenemos mucho margen de crecimiento. Ni el turismo ha llegado a explotar su activo cultural, ni tampoco la industria ha aprovechado el valor añadido en el terreno tecnológico y del conocimiento. La clave es construir este modelo y, al mismo tiempo, acabar con las mentiras que la Cámara ha ayudado a propagar.

¿A que mentiras se refiere?

Se ha dicho que la independencia sería una catástrofe y que el proceso ha expulsado a miles de empresas. Y las dos cosas son falsas. Al contrario: un trabajador tiene que saber que Catalunya podría ofrecer a medio plazo un salario mínimo interprofesional de entre 1.400 y 1.500 euros.

¿Pretenden hacer pedagogía de esta circunstancia?

Habrá que explicarlo. Igual que evaluaremos el coste que supone la falta de inversiones del Estado en infraestructuras, unas inversiones a las cuales se ve obligado en virtud de la disposición tercera del Estatuto. Y es que apenas ha desarrollado 4 de las 25 operaciones proyectadas. En el caso de la vía ancha europea del puerto de Tarragona, por ejemplo, la demora en las obras ha conllevado la retirada de los inversores privados y la perdida automática de 4.000 puestos de trabajo. Finalmente, se trata de decir que la independencia permitiría a las empresas mejorar su rendimiento, aumentar los salarios de los trabajadores y, en consecuencia, facilitar una mayor calidad de vida a la población.

Entre otras iniciativas proponen la soberanía fiscal. ¿Cómo se puede lograr?

Habrá que estudiarlo, pero si en lugar de cien empresarios, somos cien mil los que decidimos pagar los impuestos a la Generalitat, esto llevaría a un escenario de ruptura importante, porque es difícil imaginar que el Estado actúe con una masa tan amplia de empresarios. En todo caso, cuando llegue el momento, les consultaremos sobre la soberanía fiscal, si quieren declarar a Felipe VI persona non grata por haber presionado a las empresas para que se marchasen de Catalunya y, finalmente, si están por una República independiente. Venimos a la Cámara a revolucionarlo todo.

En Catalunya aflora un importante movimiento de economía social y solidaria y de gestión cooperativa. ¿Qué opinión les merece?

Nosotros defendemos una economía diversificada y con perspectiva social, que contrasta con los daños que han hecho los oligopolios. Por tanto, apoyaremos cualquier iniciativa que empodere a los trabajadores y que, en el desarrollo de su actividad, respete la paridad de género, las energías renovables y un modelo de consumo de kilómetro cero. Una realidad que, al fin y al cabo, conecta con la misma idiosincrasia de Catalunya.