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Frente al expolio, un país rico y vivo

FRENTE AL ROBO, AUZOLAN. CONTRA EL EMPOBRECIMIENTO, UN PAÍS RICO EN SOLIDARIDAD. ANTE EL AFÁN DE ANCLARNOS AL PASADO, UN SALTO AL FUTURO. UNA MAREA MUY JOVEN, 10.000 PERSONAS, INSUFLÓ UN CHUTE DE ENERGÍA, Y TAMBIÉN DE FONDOS Y SUSCRIPCIONES, A UN PROYECTO QUE COMO REMARCÓ IñAKI SOTO «NO VA A PARAR». SEGUIMOS.

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Eran las 23.00 en la carpa colocada en el exterior de Illumbe cuando Ze Esatek tocaba los últimos acordes y provocaba los últimos saltos. Había quien pedía más, pero la fiesta había empezado nada menos que once horas antes, con colas importantes en las entradas. Allí estaban la comunidad de GARA... y también la de NAIZ, en el fondo la misma, katea ez da eten. Pero esta vez la batuta la llevaban en realidad los más jóvenes, porque el programa era para todos los públicos pero destilaba mucha energía.

Todo había comenzado en realidad, nada más denunciarse la atribución a GARA de la deuda de ‘‘Egin’’ con la Seguridad Social, allá por el 30 de enero. Enseguida comenzaron bandas y músicos vascos a ofrecer su aportación, y así tomó forma este jaialdi. Obviamente somos periodistas, no promotores de conciertos, por lo que la organización no ha sido fácil, pero el grupo humano que sostiene estos medios no podía dejar de estar a la altura del listón puesto por los artistas vascos. Ni por los 10.000 asistentes, que nos obligaron a cambiar la ubicación original del Velódromo por esta de Illunbe. Nos tuvimos que venir arriba, vamos, incluso geográficamente.

Que mereció la pena quedó probado nada más abrirse las puertas. El ambiente durante todo el día fue cálido, ¡y también caluroso! En tantas horas los momentos emotivos se acumularon, tantos que obligan a seleccionar solo uno. Puede ser la «segidila», siempre eléctrica y directa al corazón, de Jon Maia: «Guk behar dugu GARA, ailegatzeko hara/ mundua aldatzeko ta kolpe bat jotzeko...» Illunbe se vino abajo con el bertsolari, como lo había hecho antes con Josetxu Piperrak o La Furia; sí, de la costa cantábrica a Erribera, porque todo el país se quiso sumar al evento.

Fue también un encuentro intergeneracional: de Ruper Ordorika a Huntza, de Su ta Gar a Nogen... Mikel Urdangarin o Rafa Rueda empezaron suabe-suabe, Berri Txarrak o Ze Esatek acabaron reventándolo. Con grupos de largo recorrido como SA se percibió cómo los puretas vibraban con los antiguos himnos mientras la chavalería lo daba todo con las canciones de los últimos discos. Y también había familias y familias enteras, hasta tres generaciones, en algunos casos con bebés protegidos con cascos para que no les aturullara el barullo.

Dentro y fuera, ayer y hoy

Las bandas no solo fueron altruistas, sino que se lo curraron en el poco tiempo del que lamentablemente dispusieron, porque era imprescindible hacer sitio a todas. Así, la música se acompañó a menudo de mensajes de apoyo a GARA o por la libertad de expresión en general, con algún recuerdo «sentido» para Baltasar Garzón, el juez que cerró ‘‘Egin’’ y con ello puso el primer jalón para la actual rapiña.

El concierto constituía un mensaje en sí mismo, por lo que a media tarde Iñaki Soto e Iraia Oiarzabal se limitaron a subir a las tablas unos minutos, básicamente para agradecer a todos el apoyo y recoger el guante. «Muchas gracias sobre todo a las bandas, a los grupos, a las músicos que han venido hoy y han dado todo lo que tienen y lo van a seguir dándolo. Muchas gracias a los artistas, a los periodistas y a toda la gente que nos ha apoyado desde que se conoció el expolio. No vamos a parar, estamos trabajando día a día para vosotros y para vosotras», señaló el director de GARA. Al futuro miró igualmente Iraia Oiarzabal: «Formamos un grupo fuerte y amplio, y tenemos capacidad de seguir aumentándolo. Y mañana [por hoy] seguiremos trabajando y dando lo mejor de nosotras mismas».

«Dicen que un buen periódico es un país hablándose a sí mismo y eso es lo que vamos a seguir haciendo –abundó Soto–. Todos los días en NAIZ, en GARA, en ZAZPIKA, en GAUR8...». Y remarcó la labor de las personas voluntarias (cerca de 800) que hicieron que todo estuviera en su sitio y a tiempo.

Paellas y cerveza a mansalva

Esos 800 trabajaron dentro y también en la carpa exterior, que no tuvo nada que envidiar a la teórica mayor comodidad del pabellón y por momentos la superó en jolgorio y decibelios.

Avituallar a tanta gente también suponía un desafío para quienes no estamos acostumbrados a la compleja logística de un evento así. Cientos y cientos de asistentes se animaron a la paellada que había organizado GARA, pero tampoco faltaron quienes se decantaron por los bocadillos o los talos. La temperatura a esa hora era ideal para estar sentado en el exterior del pabellón donostiarra, y aunque los pronósticos vaticinaban lluvia, no apareció.

Hubo que reponer bebidas, sobre todo cervezas, en varios momentos de la jornada. Muchos jóvenes optaron por la «sin gluten», que acabó por agotarse definitivamente. Los katxis estaban a seis euros. No era el único objetivo de la jornada, pero la inyección económica conseguida vuelve a dar un espaldarazo a este proyecto, tras el éxito hace un mes de las láminas de los artistas vascos que tampoco dudaron en sumarse a este auzolan contra el expolio.

Anecdotario

El momento de mayor llenazo fue quizás el de la actuación de Berri Txarrak, a última hora de la tarde. Hubo quien quiso saltar a la arena a disfrutarlo de cerca, pero allí ya no cabía un alfiler, por lo que tuvo que conformarse con las gradas, lo que no significaba necesariamente estar sentado... Es cierto que durante casi todo el día la mayoría prefirió la pista a los asientos.

Un par de horas antes de que los Berri subieran al escenario, otra anécdota: el aplazamiento de la final del Mano a Mano por la lesión de Urrutikoetxea hizo que se solapara en el calendario con este concierto convocado con anterioridad, de modo que lo que los más pelotazales hicieron un alto a esa hora para seguir el partido en el exterior por los teléfonos móviles. La acumulación de mensajes (wathapps, audios, vídeos...) provocó problemas de saturación en bastantes momentos.

La seguridad era una preocupación, como es norma en todo espectáculo de masas, pero hasta llegada ya la noche la ambulancia solo había tenido que entrar en acción por el corte que sufrió una joven. Y las únicas incidencias eran las habituales en estos casos: llaves perdidas, móviles sin dueño... Fue otra gran noticia de un extraordinario día para este proyecto que no para, que no lo paran. Hoy también, aunque sea con un punto de resaca, seguimos.