«Mi báculo es un palo de escoba robado con una espiralica»
Los sanfermines terminan con una gigantesca gamberrada. El Encierro de la Villavesa ya ni se acuerda de que un día tuvo villavesa. Ahora bastan un ciclista emulando a Indurain, un tipo disfrazado de mono y, claro está, el santo. Entre todos juntan a la muchedumbre de borrachos que apuran la última noche. Desde el año pasado, el San Fermín de carne y hueso es Lorea Caminos.
¿Cómo puede convertirse alguien en San Fermín?
El Movimiento 15 de Julio lo crearon unos amigos míos de la Peña, del Muthiko. Yo llevaba años yendo al encierro y tal. Me gusta mucho. El año pasado me lo propusieron y dije que sí. Creo que llevaban tiempo buscando que que San Fermín fuera una emakume.
Pero al Encierro de la Villavesa va mucha gente. ¿Cómo logró usted destacar entre semejante horda gaupasera?
Me vieron candidata. Cumplía el papel, no sé, de juerguista.
Vamos, que apuntaba maneras.
Sí, sí, sí que despuntaba.
¿Al Encierro de la Villavesa se llega dormido o sin dormir para estar más fresco?
Claramente, sin dormir.
Y vieron en usted, entiendo, una sólida candidata a llegar a las 8 de la mañana del día 15 de julio sin pegar ojo.
Sí. No tuvieron muchas dudas. Muy sólida.
¿Cuál fue su primer Encierro de la Villavesa?
No lo sé. Sería hace seis años.
Pero es muy joven.
Tengo 22 para 23. Coincide que el 15 de julio es mi cumple...
Zorionak.
Mila esker. La cosa es que siempre he vivido este día, el 14, con mucha intensidad. Se acaba San Fermín, pero también es el día que salgo con mis colegas con mucha fuerza. Y ya se sabe, al Encierro de la Villavesa llegamos los que aguantamos. Y nosotras, aguantamos sobradas.
¿Cómo fue su iniciación como San Fermín? ¿Heredó el traje?
El año pasado pillaron un traje nuevo. Antes se pasaba de uno a otro. También compraron capas para los porteadores. Ellos van con capa y peluca. Supongo que el anterior traje de San Fermín estaría hecho un Cristo.
¿Y el báculo?
¿El palo? Bueno, está la espiralica esa que va arriba y lo que es el palo lo cogimos de un recogedor que pillamos. Fue cosa del momento. No teníamos, vimos aquella escoba y ¡pum! Ya está. Mi báculo es un palo de escoba robado con una espiralica.
¿La ceremonia cómo es?
Cuando acaba la txaranga nos quedamos en la peña. Le pegamos al txupito y eso. Ahí empezamos a disfrazarnos y luego nos vamos a por el trono, que algunos años es preparado y otros años una valla de obra con una silla y como salga. Con eso hacemos el recorrido. Salimos de la Peña Muthiko en Estafeta y bajamos por Caldera, donde hacemos paradica. De allá nos vamos a Jarauta y de Jarauta ya se va a Santo Domingo. Y ahí me coloco en la hornacina.
Pero eso es recorrerse todo Alde Zaharra en andas.
Sí, sí. El desfile dura un rato.
Y hay avituallamiento, como los ciclistas.
¿Cómo? Ah, bueno, sí. Lo que llevaba el año pasado era una litrona de cerveza. Supongo que este año tomaré lo mismo.
¿Y cuando ya está colgando de la pared en Santo Domingo?
Me cantan el cántico del encierro. Ahí no cambia nada. En euskara y en castellano. Se canta un minuto antes, como en los encierros normales. Una vez dan las ocho, suben de abajo.
¿Quiénes salen de abajo?
Viene también Indurain y el Mono Charli, que salen desde abajo, de los Corralillos. De eso ya no tengo mucha idea de cómo se lo montan. Soy nueva. Yo los veo cuando suben.
¿Pero al Mono Charli y a Indurain no los conoce?
Muy poco, de vista. Piensa que Indurain baja directamente abajo y cuando llega a la hornacina donde yo estoy sentada le veo pasar. Delante de ellos corre toda la multitud.
¿Cuál es el papel de San Fermín una vez los corredores empiezan a subir cuesta arriba perseguidos por el ciclista y el temible mono?
Pues mucho más papel no tengo. Yo los veo pasar en la hornacina. Cuando pasan, me ayudan a bajarme del agujero ese y acudimos mezclados con todos hasta la Plaza de Toros. El año pasado, como era la novedad y la primera mujer, me tocó estar con la gente y saludar. Básicamente, me fui tras ellos porque lo que me apetecía era irme a almorzar cuando sanfermines acabaran, por fin, del todo.
Le tocó vivir aquellos Encierros de la Villavesa tan duros, de la última etapa de Maya, que acabaron con cargas policiales.
Esos fueron de mis primeros. Me acuerdo de estar donde la tienda de Kukuxumusu en Estafeta cuando comenzó la Policía a cargar. Cargaron por Caldera y San Agustín.
Pero lo que hacen, en sí, no genera mucha molestia.
Ruido y poco más. Solo somos gente que se resiste a que la fiesta acabe y quiere alargarla un poquito más. No creo que hagamos mucho daño a nadie, la verdad, ni que molestemos demasiado.
¿Tienen miedo de encontrarse este año un dispositivo policial como ese?
Sí que se ha planteado. Pero personalemente, miedo no tengo.
En cualquier caso, cuando no ha habido cargas policiales, todo ha acabado con cada cuadrilla buscando sitio para almozar tranquilamente o yendo a su casa que ya es hora.
Eso es. O a largarse a algún otro lado. Pero cada uno se va por su propio pie sin movida ni nada. Se junta un meollo, pero es un momento. Luego, si la fiesta sigue, es en sitios cerrados.
¿Dónde almorzaron?
El año pasado almorzamos en la calle Amaia. La verdad es que no me acuerdo del nombre del bar. El que pillamos abierto. Ten en cuenta que el año pasado cayó en domingo y había muchísima gente y, también, muchos bares que no daban de almorzar.
¿Y cuándo se quita San Fermín el traje?
Yo es que vivo en Barañain. El año pasado aguanté hasta el almuerzo con el traje. Ahí ya dije, me voy a quitar esta mierda ya que es incómodo. Luego tuve que irme a casa en Villavesa con todo en una bolsa y el palico en la mano. La gente se sorprendía y eso. Les oía decir: «Mira, este es tal». Yo les respondía en plan formal, a ver, que vamos ya para casa que esto se ha acabado. Ahí te das cuenta de que ya es hora, que la gente tiene un trabajo. Pero, al mismo tiempo que pensaba eso, me decía a mí misma: «¡Pero qué a gusto! ¡Pero qué bien me lo he pasado!».
¿Quizá, en ese momento, rodeado de gente serena uno se da cuenta de que da un poquito de pena?
Un poquico... sí. Pero ya te digo que como lo vivo entre celebrando el cumple y me lo paso tan bien, tampoco me preocupa demasiado lo que piensen.
¿Cómo animaría a la gente a sumarse al Encierro de la Villevesa de esta madrugada?
Si una persona es juerguista, el Encierro no es más que la expresión de la voluntad de que los sanfermines duren un poquito más. Es para los que vivimos los sanfermines muy intensamente. Lo hacemos porque nos gusta mucho el ambientillo y el despiporre. Pienso que cada vez la gente se va animando más. Lo ven algo atractivo, divertido para unas risas.
Los últimos años ha sido muy concurrido el encierro.
El año pasado, que justo cayó en domingo, estuvo petado Santo Domingo y también toda la plaza del Ayuntamiento. Para mí fue la hostia esa imagen. Ir bajando en andas y ver a toda esa gente esperando. Luego, cuando me colgaron ahí arriba, miraba para todos los lados y solo se veía gente.
Y el 16 de julio, ¿tiene fiesta o curra?
Curro. Cuido a una niña. A ver cómo llegamos. Entro a las 8.15 de la mañana.