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Australia cierra el acceso de turistas a la montaña sagrada de Uluru

El ascenso a Uluru, el promontorio rocoso que se yergue en el corazón de Australia y que tiene un carácter sagrado para los aborígenes, quedará cerrado a los turistas a partir de este sábado. Más de 50.000 personas han subido por sus laderas en el último año.

Aborígenes australianos, junto al cartel que anuncia la prohibición de ascender a Uluru. (SAEED KHAN / AFP)

Este sábado entra en vigor la prohibición para que los turistas asciendan a lo alto de Uluru, la formación rocosa que emerge de la llanura en el corazón de Australia y que es considerada terreno sagrado para los aborígenes.

Cientos de personas han acudido hoy al Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta, donde se encuentra el monolito de 348 metros de altura y 9 kilómetros de perímetro de superficie roja y casi lisa que varia de tonalidades con la luz.

La subida se lleva a cabo por un sendero directo con la ayuda de un pasamanos de cadenas instalado en 1964, que será retirado. También se retirarán las señales que denominan el lugar como Ayers Rock, el nombre que se le dio en 1873 durante la colonización británica.



La prohibición de ascender a Uluru fue decidida en 2017 por deseo del pueblo indígena Pitjantjatjara Anangu, que el 26 de octubre de 1985 recuperó la propiedad tradicional de las tierras donde habitan desde hace 30.000 años. Entonces se instalaron paneles invitando a los turistas a no ascender, pero la petición ha sido generalmente ignorada.

Los aborígenes lamentan que su territorio se haya convertido en un «parque temático» y quieren proteger así Uluru de la degradación medioambiental. Los indígenas creen que este promontorio, situado en el corazón del desierto australiano y declarado Patrimonio de la Humanidad, es el lugar donde viven seres de su mitología que tienen como cometido guiarles por la vida. Los dueños tradicionales de Uluru celebrarán el cierre con una ceremonia tradicional.

El Parque Nacional seguirá abierto al turismo. En los 12 últimos meses Uluru-Kata Tjuta ha recibido la visita de unas 400.000 personas, de las cuales más de 50.000 han ascendido a la montaña sagrada.

El ministro australiano de Asuntos Indígenas, Ken Wyatt, ha comparado esta afluencia a «una riada de gente que quisiera escalar el Australian War Memorial», ubicado en Canberra. «Nuestros lugares sagrados, comunidad por comunidad, son de una importancia absoluta en la historia de esta nación de pueblos», ha subrayado.