INFO

MSF denuncia «señales evidentes de violencia» sufrida en Libia en los migrantes rescatados

El doctor de Médicos Sin Fronteras (MSF) a bordo del Ocean Viking, Juan Pablo Sánchez, ha denunciado que los migrantes rescatados presentan «señales evidentes de la violencia» sufrida en Libia.

Migrantes rescatados por el Ocean Viking el pasado 11 de agosto en el Mediterráneo. (Anne CHAON/AFP)

En estos momentos, a bordo del barco humanitario Ocean Viking, gestionado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS  Méditerranée, viajan 104 personas rescatadas el pasado viernes 18, entre ellas 40 menores (de los que 31 lo hacen no acompañados) y 2 mujeres embarazadas.

En un comunicado, el médico de MSF a bordo de la nave, Juan Pablo Sánchez, ha denunciado «las evidentes señales de violencia» que presentan en sus cuerpos los migrantes rescatados.

«En pocas horas los pacientes me han trasladado algunas historias terribles. Uno de ellos me contó que en el lugar en el que los encerraban mataron a su amigo que estaba literalmente a su lado. Fue un momento aterrador. Un segundo paciente, que había perdido dos dientes, me explicó que se los habían arrancado los traficantes en Libia para mandárselos a su familia y pedir un rescate. Otro me dijo que a uno de sus amigos le hicieron lo mismo. Un hombre me contó que le dispararon en el pecho pero que, como era un inmigrante, no se le permitió ir al hospital. Uno de sus amigos tuvo que extraerle la bala con un cuchillo», precisa Sánchez.

Cicatrices, heridas penetrantes por armas de fuego

«Podemos reconocer claramente, sin tener que hacer un examen en profundidad, los rastros de la violencia física en sus cuerpos. Nos muestran cicatrices, he visto numerosas huellas de heridas penetrantes por arma de fuego o causadas por puñaladas. También he visto cicatrices y lesiones producidas por golpes. Recuerdo el caso de un paciente que tenía marcas de quemaduras en el pecho y que me contó que se las habían hecho para marcar su piel cuando lo vendieron. Mucha gente me dice lo mismo: que han sido tratados como unos don nadie sin derechos humanos», subraya.

Dario Terenzi es sicólogo de MSF y asistió durante cuatro días a los 13 supervivientes del naufragio ocurrido el pasado 7 de octubre a apenas unos kilómetros de Lampedusa.

«La fase de reconocimiento de los cuerpos, que duró unas tres horas, fue un momento de dolor y angustia. Todos estaban tensos y algunos temblaban ante el pavor de ver los cuerpos de quienes fueron compañeros de viaje. Podía sentir sus temores momentos antes de que vieran las fotos que mostraban lo que quedaba de su familia o amigos. Los cuerpos de los náufragos están muy deteriorados. Una niña nos preguntó por qué algunos se habían vuelto blancos. El agua del mar ha afectado los cuerpos hasta transformar el color de la piel. Les ha transfigurado hasta el punto de distorsionar los rasgos de los rostros. Por eso, el reconocimiento ha tenido lugar a partir de una prenda de vestir o de un signo en particular», explica Terenzi.

Difícil reconocimiento de los cadáveres

Recuerda a una niña marfileña que «reconoció a una compañera fallecida en el naufragio por la sudadera que llevaba ese día. Estaba aterrorizada, pero quería volver a ver a su compañera. Momentos después de reconocer el cuerpo, se derrumbó. La asistimos y la acompañamos a su habitación donde, poco a poco y también gracias a la ayuda insustituible de sus compañeras, se recuperó».

Remarca que si bien todos los pacientes «han alcanzado un nivel suficiente de tranquilidad», siguen teniendo «pesadillas, dificultad para conciliar el sueño, miedo a quedarse a solas. Algunos no han dormido durante días, no tienen apetito. Cuentan que se sienten abrumados por imágenes y pensamientos intrusivos y constantemente revisan y reviven las imágenes del naufragio».

MSF ha reclamado que sean trasladados cuanto antes de Lampedusa porque «se sienten atrapados por la tragedia y se preguntan por qué todavía se les mantiene aquí donde murieron sus seres queridos».

Incide en que «Libia no es un lugar seguro al que deban devolverse refugiados, solicitantes de asilo o migrantes» y censura que «la UE y sus estados miembro siguen facilitando apoyo político y material a la  Guardia costera libia, apoyo que se traduce en el retorno forzado a un país en conflicto».

Según datos de ACNUR y la OIM, en lo que va de 2019 más de 7.000 personas han sido interceptadas por la Guardia Costera libia y devueltas a la fuerza a Libia.