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Piñera descarta renunciar pese a las protestas que no cesan en Chile

Sebastián Piñera ha descartado renunciar a pesar de las protestas contra la desigualdad y por una nueva Constitución que no cesan. Y ha dicho, por primera vez, estar dispuesto a dialogar sobre la reforma de la Carta Magna heredada de la dictadura para intentar desactivar la crisis.

Carabineros detienen a una joven herida en Santiago de Chile. (Claudio Reyes/AFP)

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha reiterado hoy que no tiene intención de dimitir de su cargo y, en un intento de desactivar la crisis política y social, ha dicho también estar dispuesto a hablar de una reforma de Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. Su renuncia y la reforma constitucional son las dos principales demandas de las protestas ciudadanas.

El mandatario, que llevaba días en silencio, ha concedido una entrevista a la BBC de Londres en la que ha afirmado que no dimitirá pese a las masivas protestas antigubernamentales y la brutal represión de las últimas jornadas.

Los gritos de «¡Renuncia Piñera!» se repiten cada vez con más fuerza en las manifestaciones en Chile. Al ser consultado sobre esta exigencia, el presidente derechista ha contestado tajantemente: «No». Al respecto, en otro momento de la entrevista, ha señalado: «Por supuesto que voy a llegar al fin de mi Gobierno. Fui elegido democráticamente por una enorme mayoría de chilenos».

Pero como una opción para desactivar la crisis o al menos para ganar tiempo, Piñera también se ha mostrado por primera vez abierto a reformar la Constitución que data de la dictadura de Pinochet (1973-1990). «Estamos dispuestos a conversarlo todo, incluyendo una reforma a la Constitución», ha indicado.

Aprobada en 1980 en un cuestionado plebiscito, la Constitución fue un traje a la medida para que el régimen de Pinochet y los sectores derechistas pudieran mantener su poder, incluso más allá del fin de la dictadura, en 1990, y hoy es señalada como origen de las desigualdades y la distancia del mundo político con la sociedad chilena.

«Retoques cosméticos»

Sebastián Piñera ha encarado el estallido social con un paquete de reformas sociales, que incluyen un aumento de un 20% en las pensiones básicas y una rebaja en las cuentas de la electricidad, y ha cambiado a ocho de sus 24 ministros, incluido su jefe de gabinete y primo Andrés Chadwick, vinculado a la dictadura, y al titular de Hacienda, Felipe Larraín.

En sus declaraciones a la BBC, ha manifestado que no se trata de «retoques cosméticos» y ha recordado que los problemas que afectan a Chile «se han estado acumulando durante los últimos 30 años» y que él no es el único responsable.

Sin embargo, sus medidas no han logrado acallar las protestas ciudadanas, reprimidas con brutalidad por parte de los Carabineros.

En la misma entrevista con la BBC, Piñera ha justificado la declaración del estado de emergencia en el país como una herramienta «democrática y constitucional», para «restaurar el orden público y proteger» a los ciudadanos. 

Y respecto a las denuncias por el «supuesto uso excesivo de la fuerza o incluso de crímenes» por parte de las fuerzas de seguridad, ha dicho que «si eso ocurrió, le puedo garantizar que será investigado por nuestra Fiscalía y que será juzgado por nuestro sistema judicial. No habrá impunidad».

Tras las movilizaciones del «superlunes», este martes se ha convocado una «marcha de los paraguas negros» a las 17.00 horas (21.00 horas, en Euskal Herria) en la plaza Italia de Santiago de Chile.