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León reclama que también existe y que es distinto a Castilla

Una votación en el Pleno del Ayuntamiento de León en la que se reclama una autonomía propia para la Región Leonesa o País Leonés ha dejado en evidencia que existe una reclamación territorial que no ha sido satisfecho por el sistema de comunidades levantado en 1978. Rodolfo Martín Villa fue uno de los artífices de la anexión de León a Castilla.

Bandera del País Leonés.

La aprobación de una moción en el Ayuntamiento de León (Llión, en leonés) en el que se reclama una comunidad autónoma propia ha sacado al foco mediático una reivindicación territorial en el Estado español que habitualmente se encuentra escondida. Existe un País Leonés (País Llionés), que está formado por las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca. Este territorio corresponde al llamado Reino de León según la división administrativa del Estado realizada en 1833, aunque el reino medieval fue mucho más amplio, antes de integrarse en Castilla. Mientras se celebraba el Pleno, en la calle, en la plaza de San Marcelo, una movilización defendía también esta reclamación.

Históricamente, Castilla y León han sido dos entidades diferenciadas, aunque ahora compartan comunidad autónoma, creada en 1983, en el marco del «café para todos». Para ello, se unió el País Leonés a Castilla la Vieja (con las provincias de Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia). Del proceso huyeron las entonces llamadas provincias de Santander y Logroño, que «huyeron» de Castilla la Vieja para formar las comunidades de Cantabria y La Rioja.

Esta maniobra provocó el rechazo de buena parte de la sociedad leonesa, registrándose manifestaciones multitudinarias en 1984, reuniendo a unas 90.000 personas en León.

En este territorio existe una lengua propia, el leonés, integrado en el dominio lingüístico asturleonés, junto al asturiano y al mirandés, hablado en la zona de influencia de la ciudad portuguesa de Miranda de Douro, la única donde existe una lengua minorizada en el país luso.

Políticamente, la reivindicación de una autonomía propia para León se ha articulado principalmente en el partido Unión del Pueblo Leonés (UPL), surgido en 1991 de la unión de varias fuerzas leonesistas. Ha logrado habitualmente representación en las Cortes de Castilla y León y en numerosos ayuntamientos, como el de León, donde ha sido clave en varias ocasiones para inclinar la balanza de la gobernabilidad hacia el PSOE o el PP.

El papel de Martín Villa

UPL fue una de las tres formaciones (junto al PSOE y a Podemos-Equo) que aprobaron la moción en el Ayuntamiento de León para reclamar una autonomía para la Región Leonesa. Su portavoz, Eduardo López Sendino, criticó que Castilla y León «se constituyó a pesar de la oposición de León, sus instituciones y los leoneses» y que se conformó con el método de «la dedocracia de Martín Villa».

Rodolfo Martín Villa, nacido en el País Leonés y conocido en Euskal Herria por su papel en el 3 de Marzo de Gasteiz o los Sanfermines de 1978, era el responsable de UCD en León y presidente de la Comisión de Autonomías de UCD. En esa época, defendía una identidad leonesa propia, pero en un giro copernicano, defendió posteriormente la formación de la comunidad autónoma de Castilla y León. El argumento utilizado fue «la razón de Estado».

40 años después, las costuras entre Castilla y León siguen sin ser firmes. Durante su intervención en el pleno, López Sendín ha subrayado que «hay un sentimiento de rechazo» a Castilla aunque ha dejado claro que no tiene nada «en contra de los castellanos», pero los datos «no dejan lugar a dudas».

Así, ha repasado la pérdida poblacional de la Región Leonesa desde 1983, mientras que en el caso de Valladolid (capital de la comunidad autónoma, a la que se acusa de un nuevo centralismo que ha sustituido al de Madrid) «ha ganado 32.221 habitantes» y algo similar ocurre con la tasa de paro que «ha crecido en la Región Leonesa y ha vuelto a bajar en Castilla».

Más allá de discursos victimistas, sí que existe una queja por la despoblación, la falta de inversiones o el cierre de actividades tradicionales como el carbón que son la base de lo que se considera un abandono por parte de Madrid y también por Valladolid. La demanda es la creación de una autonomía propia, no la de la independencia, aunque existen colectivos como Agora País Llionés, que reclaman la soberanía y el socialismo.