Llamadas de Arrimadas, amenazas judiciales del PP y editorial de «El País», en el cerco a Sánchez
Todas las miradas para la investidura o no de Pedro Sánchez están fijadas sobre ERC y en menor medida EH Bildu, pero en el extremo contrario se multiplican maniobras a la desesperada para evitarla, con las llamadas telefónicas de Inés Arrimadas a los «barones» del PSOE como principal exponente, pero no único.
Pedro Sánchez no las tiene todas consigo para ser investido presidente español el martes por la necesidad de que ERC y EH Bildu se abstengan y otros partidos minoritarios no voten en contra. Pero también debe mirar más que de reojo al otro lado del tablero, porque desde el abanico unionista proliferan en las últimas horas las maniobras contrarias a ese Gobierno de coalición con Unidas Podemos.
El episodio más revelador, y a la vez sonrojante, ha sido la decisión de la líder provisional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, de telefonear a los llamados «barones» del PSOE para tratar de convencerles de que se enfrenten a Sánchez. Empezará la ronda, según ha detallado, con los presidentes de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; de Aragón, Javier Lambán; y de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Y es que son quienes más recelos han expresado ante esta fórmula, y especialmente ante el acuerdo con ERC.
Arrimadas alienta la rebelión interna
Resulta insólito que una dirigente de otro partido llame a rivales políticos para sublevarlos contra su propio secretario general. Pero en este punto Arrimadas no ha tenido empacho en recordar cómo dirigentes territoriales del PSOE forzaron la salida de Sánchez de la Secretaría General en 2016, poco después de que el Comité Federal del partido determinara que el candidato a la Moncloa no podría negociar su investidura con Podemos si este seguía defendiendo un referéndum en Catalunya.
Ahora que Sánchez «está haciendo cosas mucho más graves» que en aquel momento, «apelo al sentido de Estado de los barones socialistas», ha dicho Arrimadas.
Habrá quien le coja el teléfono, parece. El secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha y presidente de la Comunidad Autónoma, Emiliano García-Page, ya ha dicho que espera clarificaciones del pacto con ERC antes de tomar una posición sobre la investidura.
PP: «Lo pararemos con todos los medios»
Desde el espacio de derechas, el PP ha puesto también este jueves toda la carne en el asador con una comparecencia apocalíptica de su número dos, Teodoro García Egea, que ha dicho que su partido «va a parar con todos los medios a su alcance el referéndum pactado» entre PSOE y ERC, porque es «un fraude» legal y un engaño a los votantes del PSOE. García Egea se refiere a la consulta que refrendaría un eventual acuerdo entre Gobierno español y Govern, incluida al parecer en el acuerdo aún secreto entre ambas formaciones.
«Bochornoso, preocupante y sin precedentes» le resulta al PP ese pacto, por lo que García Egea ha dicho que «va a estar muy vigilante» y ha dado a entender que apelarán al ámbito judicial.
En este punto, ha recordado que este viernes la Junta Electoral Central va a estudiar la iniciativa del PP la ejecución de la inhabilitación como president de Quim Torra tras la condena por «desobediencia». Y ha asegurado que esta debería ser «automática».
‘El País’ no se conforma con un acuerdo público
La olla a presión contra el líder del PSOE también se calienta desde el editorial de ‘El País’, que este jueves le ha exigido una comparecencia para explicar el pacto con ERC (pese a que obviamente el candidato tendrá que detallar su posición en el discurso de investidura del sábado en el Congreso).
«Esta comparecencia, urgente y obligada, es tanto más necesaria por cuanto los extremos del acuerdo que han trascendido suscitan interrogantes cuya respuesta no puede confiarse a la mera publicación del documento», dice ‘El País’, que se queja de que «a una parsimonia de meses le ha sucedido una precipitación de horas» por parte de Sánchez.
Tres movimientos de diferentes formaciones destinados a incidir en un mismo punto: la reunión de la Ejecutiva del PSOE este viernes en la que Pedro Sánchez tendrá que convencer a los reticentes... y además asegurarse de que el martes ningún diputado hará un «tamayazo» como el de Madrid de 2003.