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¿Por qué Japón tiene menos casos de coronavirus que Euskal Herria?

Con más de 126 millones de habitantes, Japón no ha registrado aún en su territorio, a fecha de 30 de marzo, ni 2.000 casos de personas contagiadas –sin contar los 700 pasajeros del crucero Diamond Princess– por el Covid-19 y solo cuenta 56 fallecidos. Al margen de polémicas sobre las cifras oficiales, resulta evidente que la evolución de la epidemia está siendo muy distinta a la de Euskal Herria.

Un grupo de niños en una tienda oficial de Tokio 2020, el 25 de marzo, un día después de la decisión de retrasar los Juegos Olímpicos. (Behrouz MEHRI| AFP)

Los datos que transmite el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar indican que en Japón se han producido solo 56 muertes a causa del nuevo coronavirus y que por el momento, a fecha de 30 de marzo, se han registrado 1.896 casos sobre el territorio del archipiélago.

A estas cifras se pueden añadir los más de 700 casos y 2 fallecidos reportados en el crucero Diamond Princess, que permaneció en cuarentena en el puerto de Yokohama, adonde regresó después de haber navegado hasta Honkg Kong, donde subió un pasajero infectado con el virus.

Además, los medios de comunicación, y también las redes sociales, se están haciendo eco de una polémica en torno a si  esas cifras, respaldadas por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIID, por sus siglas en inglés), corresponden a los casos reales, ya que se cree que muchos casos leves no aparecen en las estadísticas porque no se les han hecho las correspondientes pruebas de diagnóstico.

Pero esta última apreciación puede aplicarse al resto del mundo, incluido Euskal Herria, donde, siguiendo los datos oficiales, el domingo, ya teníamos más de 7.000 casos y 350 fallecidos. Es más, solo Araba, con 1.947 casos y 115 fallecidos superaba a Japón. Y la diferencia de población es abrumadora: poco más de 325.000 residentes en Araba por más de 126 millones en el país asiático.

Resulta curioso que a la hora de buscar explicaciones sobre el «caso japonés», la mayoría de los analistas encuentran muchas similitudes con el «caso alemán», pero en el país europeo, donde oficialmente «solo» hay 389 fallecidos, el Instituto Robert Koch (RKI) ya ha registrado 52.547 personas contagiadas.

En estos días tan acelerados, se barajan unos cuantos factores como posibles explicaciones a cómo se están desarrollando los acontecimientos en Japón, pero estos datos, por sí mismos, pueden dar idea de por qué allí se ha tardado tanto en asumir que los Juegos Olímpicos de Tokio no debían celebrarse entre el 22 de julio y el 9 de agosto de este año, como estaba previsto.

Distanciamiento social

El tópico de que los japoneses no son muy efusivos y, por tanto, apenas se rozan se basa, entre otras cosas, en el hecho de que el saludo formal no implica contacto: una leve inclinación es suficiente, sin apretón de manos ni besos. Pero en las distancias más cortas, entre familiares y amigas y amigos, el comportamiento no difiere tanto del occidental.

Es más, las niñas y niños japoneses juegan, se abrazan –entre ellos y con sus familiares–, se pelean, se besan... como en Euskal Herria. Precisamente, por ello, el Gobierno nipón decidió el 27 de febrero el cierre de los colegios de primaria, secundaria y preparatoria desde el 2 de marzo hasta después de las vacaciones de abril.

Por otro lado, aunque la ciudadanía respete de forma generalizada las recomendaciones que han ido lanzando las autoridades sanitarias o políticas, hay que destacar que no se ha ordenado un confinamiento obligatorio y que la actividad económica sigue, en estos momentos, a un ritmo más o menos normal.

Esto quiere decir que en las grandes ciudades, en las horas punta se repiten las tradicionales imágenes del transporte público, por ejemplo con los vagones de metro abarrotados.

Por no hablar de que, con la llegada de la primavera, este año los japoneses no han faltado a la cita con la floración de los almendros, cuando los parques de todo el país acogen a millones de personas, que pasan el día disfruntando de una larga sobremesa sobre la hierba.

Aunque se repitieron los llamamientos de las autoridades a permanecer en casa, no hubo ningún tipo de prohibición oficial.

Mayor higiene

Otra de las características sociales que se presupone cuando hablamos de Japón es su alto grado de conciencia sobre la importancia de la higiene en las tareas cotidianas. Pero lavarse las manos antes o después de cada comida no es algo ajeno a la sociedad vasca, aunque también es cierto que todavía muchos japoneses y japonesas que nos visitan consideran que estos centros del turismo gastronómico en el que se han convertido nuestras tascas dejan bastante que desear en esta materia.

No obstante, en este apartado sí hay una diferencia relevante, que es el uso de mascarillas quirúrgicas, tan habitual en Japón y otros países del Lejano Oriente. La gente normalmente se las pone cuando pilla un catarro o una gripe, para no contagiar a los demás. Es una cuestión de educación con un gran impacto sanitario, ya que evita una expansión mayor de estas epidemias estacionales.

La cuestión de por qué no imitamos ese comportamiento para limitar más el impacto que la gripe tiene por estos lares ya se está planteando en algunos medios occidentales y, aunque habrá que esperar a que pase lo peor de la nueva pandemia, no estaría de más profundizar en este debate antes de que llegue el próximo invierno.

Rápidas medidas de prevención

La primera persona infectada por el Covid-19 de la que se tiene constancia llegó a Japón el 16 de enero procedente de la vecina China. Y, pese a que en un principio tampoco saltó la alarma sanitaria generalizada, el 3 de febrero Japón ya cerró las puertas a todos los viajeros procedentes de Hubei, donde se ubica la ciudad de Wuhan.

El 13 de febrero se registró el primer fallecimiento y el 5 de marzo se estableció la cuarentena obligatoria para todas las personas que llegaban desde China y Corea del Sur.

Lo que sí ha resultado eficaz ha sido la rapidez con la que se han hecho los test a las primeras personas infectadas y el estricto seguimiento que se ha hecho a los “clústers" o "grupos de brote”, para evitar que estas personas fueran contagiando a sus círculos más próximos de familiares, amigos y colegas de trabajo.

En Japón se ha aplicado el lema de la OMS: «Hacer test, test y más test». Y a todos los positivos encontrados se les ha aislado, o confinado en su domicilio, rápidamente.

No obstante, algunos expertos consideran que, si no se han hecho las pruebas a muchos de los casos leves, nuevos brotes pueden surgir en cualquier momento y de forma más amplia. Para que ello no suceda así, los japoneses confían en que sus "tradiciones" sociales antes descritas también se muestren efectivas.

Todo esto sucede entre una población muy envejecida, más incluso que la italiana, y no hay que olvidar que el coronavirus causa estragos entre este sector de población. Y en un país mucho mejor preparado que Euskal Herria en tema sanitario: 13,4 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes; mientras que en Euskal Herria apenas llegamos a 4 camas