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Críticas de propios y ajenos precipitaron la marcha atrás de Moncloa con los portavoces uniformados

Hoy debuta el nuevo formato de comunicación en Madrid, sólo con civiles al frente de las ruedas de prensa. Los cuestionamientos que disparó el error del jefe de la Guardia Civil hizo cambiar una estrategia de protagonismo uniformado que no gustaba ni a los aliados.

Tres uniformados y dos civiles, la estampa durante seis semanas en la comunicación estatal de la crisis. (J.M. CUADRADO | MONCLOA POOL)

La tormenta desatada la semana pasada por las afirmaciones del jefe de la Guardia Civil, José Manuel Santiago, ha acabado en un cambio sustancial en la política de comunicación del Gobierno ante la pandemia: no más portavoces de las fuerzas de seguridad al frente de las ruedas de prensa tras seis semanas en las que tuvieron un sugestivo protagonismo en la información que brindaba el comité técnico de gestión del estado de alarma.   

Este sábado, el secretario de Comunicación del Gobierno, Miguel Angel Oliver, anunció que los uniformados «volverán a comparecer de manera singular cuando sea necesario para transmitir las novedades de sus respectivas competencias». Los jefes de las fuerzas de seguridad mantendrán su reunión con el presidente del Gobierno y los ministros cada mañana pero no estarán al frente de los periodistas salvo que una excepción lo requiera, dejando a cargo solamente al director del CCAES, Fernando Simón.

La decisión vino pocos días después de la lluvia de críticas derivada de las declaraciones de Santiago, cuando dijo que se iban a perseguir bulos para «minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno». Para peor, se filtró además un email que había enviado a delegaciones de la Guardia Civil en el que pedía identificar mensajes que generen «desafección a instituciones del Gobierno».

Los ataques y pedidos de comparecencia del PP, Vox y Ciudadanos se hicieron sentir tanto que el ministro de Interior salió a pedir que «dejen en paz» a la Guardia Civil y aceptó comparecer en el Congreso para clarificar el asunto.   

Más allá de las críticas oportunistas de las derechas, es inocultable que la presencia constante y ponderada de militares y policías resultó como mínimo llamativa en el contexto de países de la UE –aunque sí es frecuente en países como Estados Unidos, por ejemplo–. A esto se suman las referencias bélicas en los discursos de Pedro Sánchez en sus comparecencias de los sábados: «La guerra contra el coronavirus», «combate sin cuartel», «será una victoria total», «la crisis más grande de nuestras vidas» y «sólo puedo ofrecer sacrificio y moral de victoria» son algunas de las frases presidenciales que parecen más salidas de la boca de un coronel que de un jefe de gobierno.

Apunten a Moncloa
No es una novedad la importancia que Sánchez asigna al área de comunicación y eso ya es evidente con el alto cargo e influencia que tiene su poderoso asesor, Iván Redondo. Cuando NAIZ intentó indagar en fuentes de Defensa e Interior sobre el porqué de esta llamativa estrategia, desde los departamentos de Prensa apuntaron al equipo de presidencia.

«Es una cuestión diseñada en comunicación política de Moncloa, había una decisión que haya responsables técnicos de las cuatro áreas, Sanidad, Interior, Defensa y Transportes, pero todo lo definió Moncloa», explicaron desde el equipo de la ministra Margarita Robles.

En tanto, desde la cartera de Grande-Marlaska aseguraron que «no fue un diseño de rueda de prensa que se pensó así aposta, sino que es porque (los uniformados) son miembros del comité técnico. Pero para saber por qué fue así hay que preguntar a Moncloa».

En la Secretaría de Comunicación han dicho a NAIZ que «el formato de las ruedas de prensa» fue pensado para contar «con los responsables técnicos» de las áreas involucradas en la gestión del estado de alarma y le han bajado al tono al giro en la estrategia: «No se prescinde de nadie, se seguirá contando con ellos cuando sea necesario». La justificación para el cambio es que ahora comienza «otra fase, de transición» y destacan que la comunicación ha sido «eficaz y transparente» por parte de todos los portavoces del comité técnico.

Además, las mismas fuentes han asegurado que de ahora en adelante las ruedas de prensa contará con portavoces de otras áreas, especialmente de las cuatro vicepresidencias –cabe recordar que los cuatro vicepresidentes se incorporaron a las reuniones matinales del comité– y que esto «es un reflejo de la nueva etapa» del estado de alarma.

Más allá de la explicación oficial, es imposible no vincular la marcha atrás con los uniformados frente al micrófono con el escándalo desatado con el general Santiago, especialmente cuando nunca se habían anticipado diferentes fases en la comunicación, además de ser una estrategia en la que el PSOE, o mejor dicho, el equipo que rodea a Sánchez, estaba muy solo.

Críticas internas
Fuera de micrófono y pidiendo estricta confidencialidad, el encargado de una secretaría de Comunicación de uno de los ministerios más importantes expresó a NAIZ su desacuerdo con la presencia de uniformados. «Me hubiera gustado que fueron portavoces los que informaran en vez de los militares. No es fácil hacer prensa diaria si no estás entrenado. Además una cosa es una rueda de prensa y otra es la sobreexposición. Deberían haber aparecido menos», señaló.

El socio minoritario del gobierno de coalición, Unidas Podemos, tampoco estuvo del todo cómodo con el exceso de visibilización de efectivos. Desde la cúpula morada se niegan a hacer declaraciones al respecto porque son parte del Gobierno –y ya bastantes roces suelen mantener con el ala comunicacional que custodia la imagen de Sánchez–, pero NAIZ pudo saber de parte del entorno más próximo al vicepresidentes segundo, Pablo Iglesias, que «los dirigentes y los ministros de UP creen que es razonable y acertado que militares y policías no estén en el día a día de la comunicación».

«Es mejor que salgan uniformados a hablar en ruedas de prensa sólo cuando sea muy necesario, como en cualquier país», señaló alguien que conoce la opinión al respecto del líder de Podemos.

La estrategia monclovita tampoco ha gustado a algunos socios de investidura del gobierno de coalición que suelen apoyar todos sus pedidos legislativos, como es el caso del portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, quien preguntado por NAIZ sobre el asunto, respondió: «La verdad es que no me gusta nada, pienso que [la presencia de uniformados en ruedas de prensa] contribuye a hacer una lectura bélica de la situación. En este momento hay que ser claros pero también hay que tranquilizar y las formas en la comunicación oficial son muy importantes».

También sumó críticas el portavoz del Bloque Nacionalista Galego, Néstor Rego, quien dijo a NAIZ que «la escenificación militarizada que se vio estas semanas es impropia de una crisis sanitarias. El BNG no cuestiona la labor que los soldados deban hacer sino el papel político que el Gobierno ha dado al Ejército, especialmente visible en el ámbito de la comunicación. Son escenas que parecen más propias de un estado de excepción que de uno de alarma».

Esa escenificación que menciona Rego coincidió con una presencia policial y militar en las calles mucho más notoria por el estado de alarma, y también con algunos videos de casos de abuso policial que se vienen viralizando en las redes sociales. Tanto uniformado en la arena pública acabó jugando en contra a un equipo de comunicación cuya intención parece haber sido dar más sensación de seguridad desde el Estado central, aunque en los hechos lo que acabó recibiendo fue un bumerán.