«Soy el único testigo de la conversación sobre el suministro de armamento del Polisario al MPAIAC»
Cuando la Guardia Civil lo detuvo el 8 de abril de 1978, los diarios de Madrid lo definieron como «el principal responsable del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario en las islas». Testigo privilegiado de las relaciones que se produjeron tanto con otras organizaciones clandestinas como con gobiernos e incluso infiltrados, el tinerfeño Manuel Suárez Rosales (Tegueste 1946) nos desvela algunos episodios históricos de los que se sabía poco o nada.
¿Cómo conoció al MPAIAC y cómo fue su participación en la organización clandestina?
La primera noticia que tuve del MPAIAC fue por un artículo de la revista ‘Blanco y Negro’. En el mismo se informaba, entre otras cosas, de que cierto abogado canario exiliado en Argelia propugnaba la independencia de Canarias. Si no recuerdo mal fue poco antes de que muriera Franco. Poco tiempo después, un amigo y vecino me informó de un espacio radiofónico cuyas emisiones en pro de la independencia de este archipiélago se podían escuchar en las Islas.
¿Cuál era la forma de relacionaros con la dirección en Argelia?
La forma de relacionarnos con la dirección del MPAIAC en Argel era principalmente a través de un número de teléfono.
¿Cuántos viajes realizó a Argel para reunirse con Antonio Cubillo?
Como miembro del MPAIAC viajé 10 veces a Argelia, casi todos vía Madrid seguido de Marsella. La segunda vez permanecí allí tres meses. Fue en los años 1976, 1977 y 1978. Y viajé de nuevo a aquel país años más tarde, en 1992, para participar en un homenaje internacional a la figura de Mouloud Mammeri. Allí coincidí con Antonio Cubillo, quien también había sido invitado a participar en el mismo.
¿Cómo se financiaba el MPAIAC?
El MPAIAC era financiado por el organismo argelino encargado de la ayuda a los movimientos de liberación africanos. Y también por las aportaciones de canarios residentes en Holanda, Bélgica, Alemania, Suiza, Suecia y Venezuela.
¿Cómo era la delegación de su organización en Argel?
Nuestra sede estaba en la rue Boulifa Boukhalfa, en la que había sido una vivienda. La primera planta de un inmueble que no se distinguía de los demás de la misma calle. Nos alojábamos en diferentes hoteles de la capital, donde nos servían la comida. Todo a cuenta del Frente de Liberación Nacional que gobernaba Argelia.
¿Cuántos militantes tenía el MPAIAC en Argel?
Los exiliados canarios en Argel nunca pasaron de una decena. Durante mis estancias en Argel casi siempre conocí a nuevos compañeros, de algunos de los cuales supe su verdadero nombre años después. De otros a través de la prensa cuando fueron detenidos.
¿Es verdad que Cubillo cruzó en barco a África cuando escapó allá por en 1961?
Sí, es cierto que Cubillo escapó en un barco que hacía escala en el continente.
El posible caudillismo de Cubillo ha sido denunciado por varios veteranos del MPAIAC. ¿Comparte esa visión de él?
Sí, yo fui uno de los que denunció el caudillismo de Cubillo. La inmensa mayoría de los militantes del MPAIAC terminamos rompiendo con Cubillo principalmente por este motivo.
Sé que no estaba a favor de la propaganda armada. O eso me han dicho algunos de sus excompañeros. ¿Cómo vio el uso de la fuerza?
Sí, es cierto que yo me oponía a la lucha armada. Incluso llegué a decirle al jefe de la rama militar, poco antes de que lo fuera, y que había militado anteriormente en un partido estatal de signo maoísta, que el atentado a la bomba había sido desaconsejado por el propio Lenin. Y a Cubillo llegué a decirle que en Canarias, a diferencia de Argelia, los europeos y los canarios no residíamos en barrios diferentes. En realidad solo se trató de hacer «ruido» para que en la prensa internacional se hablara del hecho colonial canario. No se cometió ningún atentado personal, si bien murió un agente de la Policía Nacional española al intentar desactivar un artefacto explosivo en la sucursal del Banco Vizcaya, en La Laguna. Ese policía fue la única persona que resultó muerta por la propaganda armada del MPAIAC. Cubillo no se oponía a que elimináramos a policías y militares españoles, pero los de la rama militar sí que se oponían a ello.
¿Y cómo vivió el accidente aéreo en el Aeropuerto de Los Rodeos?
Muy mal. Otro compañero y yo mismo hicimos un cartel mural y lo colocamos en la entrada del viejo edificio de la Universidad de La Laguna, y en el que lamentábamos aquel fatal accidente. Poco antes Antonio y yo habíamos roto nuestra relación, pero más tarde hicimos las paces.
¿Mal en el sentido de culpa o responsabilidad indirecta en lo ocurrido, mal por la tragedia sin más, o mal porque sentían que les responsabilizarían?
Me sentí muy mal por la tragedia sin más. En aquellos momentos Antonio me mantenía en el ostracismo más absoluto por mi oposición a la lucha armada. Por tanto, no tenía por qué sentirme culpable ni tampoco creía que tuviera alguna responsabilidad indirecta en el accidente de Los Rodeos. En parte para intentar encausar de algún modo la política del MPAIAC volví a hacer las paces con Antonio, haciéndole creer que yo había recapacitado... Y no me preocupaba el que me acusaran de tener parte de la responsabilidad en lo del accidente ya que en aquellos momentos estaba de baja en el MPAIAC.
Pero sobre la supuesta responsabilidad indirecta que tan machaconamente se les atribuye desde varios medios madrileños, ¿qué tiene que decir?
Está meridianamente claro que no se puede cargar la responsabilidad del accidente al MPAIAC. Por otra parte el controlador del aeropuerto señaló las deficiencias del aeropuerto por aquel entonces.
Tuvieron varios infiltrados en la organización. ¿Coincidió allí con Espinosa, el agente español que les coló el comisario Conesa?
A Espinosa, que era hijo de un republicano español, le conocí perfectamente. Durante un par de semanas dormimos juntos en el sofá-cama que Cubillo tenía en el salón de su vivienda. Salvo a Antonio, ese siniestro sujeto nunca nos inspiró confianza. Viajamos juntos en tren desde Argel a Orán, y de allí en barco rumbo a Alicante, donde nos despedimos. Era un sujeto siniestro, nunca lo vi sonreír. Cubillo nos dijo que ‘Alfredo’ (Espinosa) era un revolucionario español que había colaborado con el FLN durante la guerra de independencia de Argelia. Se lo había presentado el coronel Slimane Hofmann, cuyo padre era alemán, y su madre, argelina. Cuando viajé con él hasta Alicante yo llevaba dos pesadas maletas repletas con ejemplares del «libro blanco» del MPAIAC, las cuales él nunca me ayudó cargando una de las mismas. Espinosa le había asegurado a Cubillo que él tenía compañeros del FRAP en la aduana de Alicante, que me ayudarían a pasar ambas maletas.
¿Y qué pasó tras el atentado que dejó a Cubillo postrado en una silla de rudas de por vida?
Tras el atentado que sufrió Cubillo, cierto miembro del FLN argelino, en representación de su formación política, le ofreció a Pedro Medina Calero, que por entonces se hallaba en Argelia, hacerse cargo de la secretaría general del MPAIAC, a lo cual Pedro le contestó sin titubeos que la lucha por la independencia de Taknara (Canarias) estaba en nuestro país, no en Argelia. Estaba claro que el FLN argelino ya no confiaba en el liderazgo de Cubillo...
Sin embargo hubo otras gentes y organizaciones de las que sí se fiaban ustedes…
Sí, en Argel conocí personalmente a otros españoles que decían comprender nuestra causa. Pero solo recuerdo el nombre de una catalana de origen polaco: Elena, que llegó a Argelia en compañía de su marido. Creo que algunos de ellos eran sinceros. Eran miembros del PCE (i). Recuerdo a dos chicas del PCE (i) que viajaron a Argelia para ayudar en lo sanitario al Frente Polisario. Seguramente se trasladarían a los campamentos de Tinduf. A quien más traté del PCE (i) fue a ‘Miguel’, quien se hallaba en Argel para representar a su partido ante el FLN.
¿Y hubo relaciones con el GRAPO?
En 1977 Cubillo hizo unas declaraciones a la revista ‘Cambio 16’ en las que manifestó: «El GRAPO es mi amigo». Ese fue el titular del artículo. Esas declaraciones no nos gustaron nada. En el MPAIAC, la ETA despertaba ciertas simpatías, pero excepto Cubillo, nadie simpatizaba con el GRAPO.
Varios excompañeros suyos me han hablado de la relación con ETA. ¿Cómo la vivió usted?
En Argel conocí a dos miembros de ETA, con los cuales simpatizamos inmediatamente. Entendíamos la causa por la que luchaban, pero algunos de nosotros detestábamos sus métodos de lucha.
¿Quién se los presentó o cómo fue el encuentro?
Nos los encontramos en el hotel Saint-George, que actualmente se llama hotel El-Djezaïr. En la parte del comedor al aire libre. Supongo que antes telefonearían a Cubillo, pues allí su número de teléfono era bien conocido. Solo recuerdo que la conversación fue muy amena y agradable para nosotros, e imagino que también para ellos. Desconozco si le dieron a Cubillo sus verdaderos nombres. Yo nunca supe cómo se llamaban realmente, y ni siquiera sus nombres «de guerra».
En Israel estuve cenando con un diplomático español que me habló de una conversación secreta entre ustedes y el Frente Polisario. Aseguraba que un reporte confidencial del CESED habló de armas y cooperación militar. Creo que me dijo que es cierto, y que usted es ya el único testigo de aquel encuentro histórico. ¿Me puede recordar cómo y cuándo se produjo y el contenido de esa charla?
De ese encuentro con Brahim Hakim fui el único testigo, y solo recuerdo que la conversación giró en torno al suministro de armamento por parte del Polisario al MPAIAC, y que Brahim se mostró dispuesto a ello. Supongo que tal armamento era de procedencia tanto libia como argelina. Libia era partidaria de una confederación canario-saharaui. Supongo que en el fondo algunos dirigentes polisarios acariciaban también tal proyecto. Algunos de ellos habían vivido y estudiado en las Islas. Hay que recordar que de los 27.000 habitantes del El Aaiún de entonces, unos diez mil eran canarios.
Así que las relaciones con el Frente Polisario eran muy buenas.
Cubillo tenía, a nivel personal, excelentes relaciones con algunos dirigentes del Polisario, especialmente con el entonces ministro de relaciones exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Hakim. En cierta ocasión, Cubillo llegó a proponer una confederación canario-saharaui, idea apoyada por Gadafi. Pero debido a que el Frente Polisario no quería perder los apoyos en España, no secundó la idea de tal confederación. Además, y sobre todo, el Polisario albergaba la esperanza de que el PSOE y los partidos a su izquierda terminaran reconociendo a la República Saharaui.
¿A quiénes más conoció en Argelia?
Solo conocí a alguna gente de grupos de liberación africanos. Y también al embajador de la República Popular China, quien nos recibió, junto a su señora, en la Embajada de su país. También fuimos invitados por el secretario de la Embajada de Italia a su casa. Y ahora recuerdo que con motivo del Día nacional de Suecia, el MPAIAC fue invitado a asistir a la celebración del mismo que tuvo en la Embajada de Suecia. Allí, el embajador de España en Argelia, al ver los canarios presentes, le dijo a uno de los suecos que si los canarios no eran despedidos de inmediato la delegación española se retiraría... Y es lo que hicieron. En tal ocasión yo no me encontraba en Argelia. Asistieron a la celebración Cubillo, Domingo Acosta y no recuerdo si también José Francisco Falero.
¿Entrenó militarmente el FLN argelino al MPAIAC?
No, aunque uno de los acuerdos adoptados en la Cumbre de la Organización para la Unidad Africana en Trípoli fue el de prestar ese tipo de apoyo al MPAIAC.
Esa cumbre, celebrada en la Libia de Gadafi, año 1978, fue un momento histórico para el MPAIAC. ¿Estuvo allí?
Allí fuimos Antonio Cubillo, Domingo Acosta, José Francisco Falero y yo. ¿Y sabes por qué motivo Marruecos y Mauritania fueron los únicos países africanos que en dicha Cumbre no nos apoyaron?
No lo sé…
Te lo digo: porque Antonio, al preparar los ejemplares de nuestro dossier para entregarlos a las demás delegaciones africanas, y sin contar con ninguno de nosotros, añadió en el mismo una declaración del MPAIAC apoyando al Frente Polisario. Se dice y no se cree, pero él lo hizo.
¿Cómo fue aquel viaje?
Antes de partir para Libia, grabamos en Maison de la Radiodiffusion-télévison algérienne las emisiones de La Voz de Canarias Libre de los días que íbamos a permanecer en Libia. Una vez llegados a Trípoli, pusieron a nuestra disposición un coche con un estudiante libio para desplazarnos del hotel al edificio donde se celebraba la cumbre, lo que aprovechamos para visitar las ruinas de Sabratha. Algo que nos sorprendió en el edificio donde se celebraba aquella cumbre de la OUA fue la presencia diaria allí del embajador de España en Libia y dos de sus colaboradores.
¿Españoles en la cumbre de la OUA?
Sí.
¿Se sabe en calidad de qué?
Es de suponer que para estar al tanto de nuestros movimientos allí. En una ocasión, tras una reunión a puerta cerrada, al salir de la misma, un diplomático que no recuerdo de qué país le entregó unos documentos al embajador de España a la vista de todos… No sé si sabrás que, unos días antes de la apertura de aquella cumbre, don Juan, el padre de Juan Carlos I, realizó una visita a Libia para entregarle un mensaje de su hijo a Gadafi.
¿Don Juan con Gadafi?
Y ahora algo tan sorprendente como la presencia del embajador de España en aquella cumbre: En la apertura de la misma, al hablar en primer lugar Muammar el-Gadafi, en su discurso se refirió a los territorios africanos todavía entonces bajo dominio colonial, nombrando entre otros incluso a Madeira, pero no a Canarias. Ante aquella omisión de Gadafi a nuestro país, los canarios nos quedamos boquiabiertos. Entonces Cubillo escribió una nota y me dijo que se la entregara a Robert Mugabe (quien terminaría siendo presidente de Zimbabue) que estaba sentado unos asientos más allá. Le pregunté quién de aquellos era Mugabe, y seguidamente le entregué a este la referida nota. Cuando le tocó el turno de hablar, Mugabe se refirió al colonialismo que sufrimos el pueblo canario, algo que nunca olvidaremos.
¿Saludaron a Gadafi?
No. Al no ser ministro de Exteriores de un país independiente, Cubillo no pudo pronunciar un discurso en la apertura de la cumbre. Pero Gadafi había recibido a Cubillo y a otro compañero del MPAIAC (Pedro Brenes) a principios de 1976, y también posteriormente, ocasión esta en la que fue acompañado por José Ignacio Díaz y por Ángel Cuenca. Al finalizar la Cumbre, todos los participantes en la misma fueron invitados por el Gobierno libio a una cena. Pues bien, tan pronto entramos los cuatro canarios en aquel amplísimo comedor, uno de los libios que estaban a cargo de la seguridad nos dijo que nuestra mesa estaba en el comedor de los chóferes... Entonces salimos de allí en dirección al hotel donde nos alojábamos. Yo supongo que la actitud de Gadafi respecto a nosotros en aquella ocasión sería debido a que don Juan le diría, entre otras cosas, que si Libia apoyaba al MPAIAC, el Gobierno de España reconocería al Estado sionista de Israel.
Todos estos viajes imagino que eran a cuenta del apoyo del FLN en cuanto a presupuesto me refiero…
Sí, así es.
Tras esa decepción, ¿cómo recuerda el regreso a Argel?
Ya en el aeropuerto de Trípoli para regresar a Argel, nos encontramos con la delegación de Argelia que había asistido a aquella cumbre de la OUA. Y Bouteflika, por entonces ministro de Relaciones Exteriores, nos invitó a regresar a Argelia en el avión oficial argelino, invitación que Cubillo declinó. Lo cual considero que fue otro error de Cubillo. Ya en Argel, y poco antes de la hora en que comenzaba La Voz de Canarias Libre, acompañé a Cubillo a la emisora, y no más entrar en el edificio nos dijeron que se cancelaba.
¿Cree que esa súbita cancelación de la radio estaba ligada a lo de Libia? Y por otro lado, ¿vieron en eso el final de la ayuda que se avecinaba? ¿Una traición?
No, no creo que esa cancelación estuviera ligado a lo de Libia, pues la delegación argelina en aquella cumbre de la OUA hizo todo lo posible por que obtuviéramos lo que al final conseguimos. Olvidé decirte que a la referida cena asistió el embajador de España y sus dos colaboradores. A fin de cuentas, Libia también nos dio su apoyo. Tengo entendido que Argelia obtuvo en aquel entonces un ventajosísimo contrato de venta de su petróleo a España, y ello gracias a la cancelación de La Voz de canarias Libre. Felipe González y un canario de su partido llamado Luis Domingo Fajardo Spínola viajaron a Argelia para convencer al «partido hermano» de que cancelaran nuestra voz radiofónica.
Hay una figura bastante olvidada del independentismo canario que usted suele recordar a menudo. Se trata del llamado «número 2» del MPAIAC, Julio Bastarrica, quien terminó enfrentado a Cubillo y dejando la organización. ¿Quién fue este independentista y qué pasó entre Cubillo y él?
Bastarrica se enteró de la denominada «propaganda armada» al leer la prensa. Ese fue el desencadenante de la ruptura de Julio con Antonio Cubillo. Julio Bastarrica era por entonces el número dos del MPAIAC. Ese fue también el motivo de que Pedro Brenes y Lile, su compañera y locutora de La Voz de Canarias Libre, rompieran con Antonio y regresaran a las Islas. Julio, Lile y Pedro no eran los únicos militantes del MPAIAC que se oponían a la lucha armada… la considerábamos un grave error. A pesar de ello, algunos considerábamos que lo mejor en aquellos momentos era permanecer en el Movimiento. A Julio y a mí nos unió una estrecha amistad. Y el que rompiera con Cubillo no afectó en absoluto nuestra amistad aunque yo no abandonara el Movimiento. Éramos algo así como cómplices, pues compartíamos los mismos puntos de vista acerca de nuestra lucha de liberación nacional y social. Bastarrica era de La Laguna, emigró a Venezuela y allí junto a otros canarios fundó el Movimiento pro Independencia de Canarias (MIC) Ya de vuelta, fue cuando se unió al MPAIAC.
¿Cómo fue el exilio de los militantes del MPAIAC tras salir de Argelia?
Algunos compañeros se exiliaron en Venezuela y en Bélgica. En 1984 yo me exilié en Francia. Viví en París durante poco más de 2 años. El fiscal pedía para mí 12 años de privación de libertad por un par de artículos (que yo no escribí) y que fueron publicados en ‘Nación Canaria’, el periódico de la CCT. Sí fui el autor de otro artículo publicado en el mismo número.
¿Cómo pudo volver?
Regresé de incógnito, en autobús de París hasta Barcelona, y de esta ciudad hasta Cádiz también en autobús. Embarqué, y llegué a Santa Cruz de Tenerife, donde desembarqué sin novedad, aunque temí que al desembarcar me detuvieran. Me oculté en la casa de mi hermano hasta que mi cuñado, que era abogado laboralista, y un amigo profesor de Derecho llamado Andrés Doreste, hablaron de mi caso con el juez Sánchez Parodi, un republicano español amigo de ambos. Él fue quien me juzgó, y del juicio salí libre y sin cargos, y ello sin delatar a los autores de los artículos por los que se me acusaba.
¿Se disolvió el MPAIAC?
El MPAIAC nunca se disolvió.
¿Cree que corre peligro de ser procesado judicialmente al revindicar ser parte de una organización armada que no se ha disuelto?
Puesto que el MPAIAC suspendió hace ya décadas la propaganda armada, no creo que tengamos problemas jurídicos por manifestar públicamente que seguimos militando en esa organización.