El sector aéreo no saldrá de las turbulencias hasta 2024
La pandemia por el covid-19 «ha vaciado de golpe» los aeropuertos, ha frenado los planes de negocio de todo el sector aéreo y ha dejado en tierra y vacías la gran mayoría de sus aeronaves, como explica el profesor e investigador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC Pere Suau Sánchez. De hecho, estima que la recuperación no volverá hasta, al menos, 2024.
Los últimos datos oficiales de Statista a día de hoy indican que desde enero a junio, la caída del sector aéreo en el mundo fue del 65%, pero se precipitó aún más en el Estado español con un desplome del 94%; en Gran Bretaña, un 93,3%; en Italia, un 90,3%; en el Estado francés, un 90%; en Alemania, en un 88,3% y en China, en un 21,2%.
El investigador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Pere Suau Sánchez analiza los controles sanitarios en los aeropuertos, la reducción de frecuencias de vuelos, las distancias más cortas, las marcas que desaparecen y otras que toman vuelo para llegar a algunas conclusiones en el estudio ‘An early assessment of the impact of covid-19 on air transport: Just another crisis or the end of aviation as we know it?’. Ha sido publicado en el ‘Journal of Transport Geography’, y en mismo han colaborado las universidades de Edimburgo y de Cranfield.
Aunque la desescalada ya llega a un amplio abanico de sectores de la economía, el aéreo no es uno de ellos, afirma el estudio. Aventura que este verano no se repetirán las imágenes de maletas llenas rodando por los aeropuertos en busca de vacaciones.
Porque el covid-19 dejará la industria del aire con turbulencias durante varios años y «el sector no prevé que se recuperen los niveles de tráfico del año 2019 hasta el 2023 o el 2024», como explica Suau Sánchez.
La actual pandemia ha provocado una crisis «sin precedentes» en el sector aéreo. Antes del coronavirus, una de las dificultades más importantes que tuvo que afrontar por razones sanitarias fue la crisis del SARS, en 2003, que hizo caer el 35% de los pasajeros en Asia y en el Pacífico. En los inicios de la crisis de la covid-19, la caída de ingresos fue del 98%.
El virus ha vaciado los aeropuertos y las ofertas a precio de saldo pueden ser una de las estrategias que pueden utilizar las aerolíneas para volver a llenarlos. «Históricamente, después de las crisis, las compañías aéreas han intentado estimular la demanda con precios más bajos. Hoy por hoy, parece que también podría ser así, aunque podría haber costes adicionales relacionados con la seguridad sanitaria en los aeropuertos», afirma el investigador de la UOC.
Ajustarse el cinturón
Las compañías deberán ajustarse el cinturón para vivir durante los próximos años con unos volúmenes de pasajeros muy inferiores a los que había antes de la crisis, aunque «no se traducirá en un encarecimiento de los billetes» para el consumidor. «En rutas concretas que pasen a tener menos competidores durante la recuperación, también podría ser que los precios se incrementaran, pero globalmente se cree que los precios se mantendrán o bajarán ligeramente», explica Suau Sánchez.
El estudio admite que «no todos los modelos de aerolínea ni todos los mercados» sufrirán de la misma forma los efectos de esta crisis, según dieciséis ejecutivos de diferentes aerolíneas especializadas en diferentes modelos y mercados entrevistados por el investigador de la UOC.
Las aerolíneas deberán adaptar sus modelos de negocio a unos ritmos y unas frecuencias de viaje más bajos, y «las firmas especializadas en el bajo coste se recuperarán más rápidamente que las que ofrecen un abanico más amplio de servicios».
Como en toda crisis, algunos de los nombres que hasta hace poco aparecían en el panel de llegadas y salidas de los aeropuertos ya no estarán. «Algunas de las que han parado su actividad son, por ejemplo, Flybe (Gran Bretaña), Air Italy (Italia) y Virgin Australia (Australia)». Asimismo, surgirán otras. «Las que están especializadas en los recorridos regionales pueden ser algunas de las compañías que recuperen más rápidamente la actividad», indica.
En este sentido, las ayudas públicas que dispongan los estados marcarán parte de la competición futura. «Una de las mayores preocupaciones del sector en relación con las ayudas es la distorsión del mercado del transporte aéreo, ya que las compañías no competirían en igualdad de condiciones», alerta Suau Sánchez.
Estados como Alemania, Francia, Italia o Noruega «ya han salido al rescate de sus principales aerolíneas». Estos rescates pueden ayudar a las compañías a ofrecer precios más bajos y puedan recuperar cuota de mercado, aunque pueden suponer un coste a largo plazo una vez tengan que devolverse, según considera el investigador de la UOC.
«Crisis sin precedentes»
La IATA, la asociación internacional del transporte aéreo, reconoce que la crisis del covid-19 ha alcanzado «un nivel sin precedentes para las aerolíneas en todas las regiones». Estima que las aerolíneas en América del Norte ofrecen una pérdida neta de 23.100 millones de dólares en 2020. Eso representa una pérdida neta de 38,15 dólares por pasajero, «casi seis veces la pérdida por pasajero registrada en el punto más débil del mercado antes de esta pandemia».
En su informe de este mes de junio, señala que el margen neto para las aerolíneas en América del Norte caerá en 16,8%, «que es relativamente mejor que en otros lugares y se debe en parte al apoyo recibido del Gobierno de los Estados Unidos» y añade que las aerolíneas reducirán los precios «para recuperar la demanda y se espera que la carga aumenten en 10 puntos porcentuales hasta el 68%».
En Europa, sin embargo, se espera que comience la reactivación desde este mes de junio con la apertura por fases del mercado. Pero con el bloqueo de los viajes aéreos en el segundo trimestre, las pérdidas netas se estimaron en 21.500 millones de dólares para la región en 2020, lo que representa una pérdida de 34,4 dólares por pasajero y un margen neto negativo del 22.1%.
Y en América Latina, «el desempeño de las aerolíneas se mezcló antes de la crisis, y algunas aerolíneas enfrentaron un contexto económico y operativo ya difícil que se ha visto agravado por el impacto del covid-19». En general, se espera que la región registre una pérdida neta de 4.000 millones en 2020.