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África exige a la ONU condenar el «racismo sistémico» en EEUU

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra analizó ayer el drama del racismo y de la violencia policial a petición de los países africanos, que exigen una investigación y una condena del «racismo sistémico», sobre todo en EEUU, en el punto de mira mundial en el marco del levantamiento tras la muerte de George Floyd. Y de otros.


Los países africanos instaron ayer al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas a denunciar el «racismo sistémico» en EEUU y otros países. El proyecto de resolución, presentado la semana pasada por el embajador de Burkina Faso en nombre de 54 Gobiernos africanos, fue tratado ayer en la reanudación de la 43ª sesión del Consejo, con sede en Ginebra, interrumpida en marzo por la pandemia del coronavirus.

En el proyecto de resolución, los países africanos condenan firmemente «las prácticas raciales discriminatorias y violentas de las fuerzas del orden contra los africanos y las personas de origen africano y el racismo endémico estructural del sistema penal, en EEUU y en otras partes del mundo».

Los promotores exigían en el texto inicial una comisión de investigación internacional independiente, una estructura de alto nivel generalmente reservada a grandes crisis como el conflicto sirio. Su objetivo sería «llevar ante los tribunales a los autores» de esas violencias.

El texto fue remozado en el último momento y se limita a pedir a la alta comisaria de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, que «dé constancia de los hechos y las circunstancias relativas al racismo sistémico, a las presuntas violaciones del derecho internacional en materia de derechos humanos y a los malos tratos contra los africanos y las personas de origen africano».

La resolución debe ser votada en 24 horas por los 47 miembros en procedimiento de urgencia.

Afrontar una vieja herencia

En la apertura del debate, Bachelet denunció, sin mencionar directamente a EEUU, «la violencia racial, el racismo sistémicos y las prácticas policiales discriminatorias a día de hoy», y deploró «la incapacidad de reconocer y afrontar la herencia de la trata de esclavos y el colonialismo». «Debemos enmendar siglos de violencia y discriminación con peticiones de perdón oficiales y procesos de verdad y reparación en diversas formas», señaló, para añadir, en relación a la muerte de George Floyd –detonante del levantamiento antirracista–, que «semejante acto de brutalidad gratuita ha simbolizado el racismo sistémico contra millones de personas de origen africano».

Unas veintena de altos funcionarios de la ONU de origen o ascendencia africana, entre ellos el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, firmaban a título personal una declaración que insiste en que «la simple condena de expresiones y actos de racismo ya no es suficiente».

«Es una idea ridícula», reaccionó al proyecto africano un alto responsable del Departamento de Estado de EEUU.

Esta fuente anónima recordó que los cuatro policías implicados en la muerte de George Floyd han sido inculpados por «homicidio» o complicidad y que el Estado de Minnesota ha autorizado la retransmisión televisada del proceso judicial.

«No puede haber más transparencia», aseguró, para agregar que Washington esperará a ver antes de decidir sobre una eventual cooperación con el eventual organismo investigador.

«En EEUU no tenemos miedo de reconocer cuando se hacen mal las cosas. Y no tenemos reparo en reconocer que existe la discriminación racial», señaló, y añadió que «lo que decimos es que no estamos dispuestos a permitir dos pesos, dos medidas». Así, tras mostrar su «pequeña decepción» por el papel de Sudáfrica para promover esta iniciativa, insistió en que «son los países que ocultan la verdad, que condenan al silencio a las críticas por medios violentos, que no tienen ninguna obligación democrática y que rechazan las libertades fundamentales los que deberían ser denunciados».

El hermana de George Floyd se dirigió por videoconferencia al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, del que los EEUU del presidente Donald Trump se retiraron hace dos años.

Para John Fisher, de Human Rights Watch, «el racismo sistémico y las violencias policiales en EEUU han llegado a un punto de no retorno».

 

Trump aprueba una pacata reforma policial

Donald Trump aprobó el martes un decreto que prohíbe la práctica de agarrar por el cuello para dificultar la respiración a los detenidos «salvo en caso de peligro para la vida del policía» y ordena una reforma limitada de las fuerzas policiales. El veto no se aplica a otras maniobras que no asfixian pero sí impiden el flujo de la sangre al cerebro. Y, por si fuera poco, más que prohibir esas prácticas lo que hace el decreto es prometer incentivos extras a los departamentos de Policía que mejoren sus estándares de uso de la fuerza. Y es que para Trump, la violencia policial es excepcional.