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Solo en Bilbo hay ya 1.500 alegaciones para no estar en la mesas electorales el 12J

El temor al coronavirus destaca entre los argumentos presentados ante las juntas electorales de zona para eludir formar parte el 12 de julio de una mesa electoral. Si en otras citas siempre surge la sorpresa en alguna sección, en esta ocasión hasta esa mañana de domingo será difícil de determinar las «deserciones» por la covid-19.

Una persona deposita su voto en una urna en un proceso electoral anterior. (Lander FERNANDEZ DE ARROIABE | FOKU)

Las 24.000 personas elegidas en el conjunto de la CAV –765 más que en 2016– ya lo saben y muchas han comenzado a enviar a las juntas electorales sus alegaciones justificadas, a la espera de que se resuelvan. Muchos argumentos son recurrentes (estar al cuidado de menores o personas dependientes, motivos laborales, asistencia a celebraciones familiares, enfermedad...) y ahora se suma el miedo al virus. La actualidad, con noticias de rebrotes puntuales cerca o lejos, no ayuda a aminorar la inquietud.

En el caso de Bilbo, sin duda la que cuenta con mayor número de electores, para el martes ya se habían registrado 1.500 solicitudes de excusa, según ha podido saber NAIZ. Es algo más de lo que se recuerda en procesos anteriores y viene motivado por el «miedo» que provoca el covid-19. Esta junta electoral de zona abarca la propia capital, así como municipios de Ezkerraldea-Meatzaldea, Uribe Kosta, Txorierri y Hego Uribe.

«Hay gente que está aterrada por lo que le pueda pasar ese día, el miedo es libre», exponen fuentes jurídicas consultadas. Otras han aducido que «en su entorno hay personas de riesgo» para librarse de estar en las mesas. «¿Riesgo? ¿Lo hay en un colegio electoral pero no para estar horas en la playa o sentado en un terraza?», se preguntan otros que ven en muchas de las peticiones simplemente una «excusa» para evitar vivir de cerca un día de elecciones en pleno verano.

La causística es variada. Lo primordial es la constitución de las mesas, que la legislación determina cómo hacer. Al frente de cada mesa, una persona ejercerá de presidente, acompañada de dos vocales, a quienes corresponde una dieta de 85 euros. Esos cargos y los de suplentes son obligatorios. La inasistencia injustificada puede constituir un delito electoral.

Al margen de los casos registrados y pendientes de ser revisados, hasta el 12 de julio por la mañana no se sabrá con exactitud cómo influye la inquietud, el temor, incluso el pánico, en muchas de las personas designadas. No se descarta que más de uno de los «elegidos» se personas el domingo a las 8.00 con un justificante médico para eludir estar en la mesa.

Logística reforzada

La logística en torno a un proceso electoral es importante y lo será aún mucho más en los comicios del 12 de julio dada la incertidumbre. Ese día todo girará alrededor de los espacios físicos donde desde las 8.00 hasta previsiblemente más allá de las 22.00 se vote presencialmente, se reciban las papeletas enviadas por correo –opción que se ha multiplicado ya por cinco– y se realice el escrutinio de los resultados.

Una resolución del 1 de junio del viceconsejero de Salud determinó las pautas de higiene en los colegios electorales aunque no son pocos los municipios donde surgen los problemas sobre la idoneidad de los espacios elegidos, en muchos casos porque los secretarios de los ayuntamientos se han dejado llevar por criterios anteriores a la pandemia. Un ejemplo es Urduliz, aunque no es el único.

En muchas localidades se ha cambiado de ubicación o se han trasladado algunas de las mesas a frontones, centros culturales o polideportivos. Hay quien se pregunta por qué no se han dividido mesas con un número importante de electores para evitar las colas en las horas punta. Ello obligará a que se refuerce la limpieza y desinfección para evitar posibles focos de contagio.

Además de dotar de mascarillas, guantes y gel hidroalcohólico, ha habido una inyección económica a los consistorios para que se contrate a más personal auxiliar, aunque ese dinero es exiguo en el caso de los pequeños municipios. En esos casos, los ayuntamientos han hecho un llamamiento a la participación de voluntarios lo que ha dado pie a maniobras partidistas. En Lezama, por ejemplo, militantes del PNV se han «ofrecido», lo que ha generado cierto revuelo.

Lakua ha establecido también recomendaciones de higiene, autoprotección y distanciamiento físico. Se incide en que en las salas donde se ubiquen las mesas de votación no se acumulen las personas a la hora de ejecer ese derecho y que se permanezca «únicamente» el tiempo «imprescindible».