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‘La profesora de piano’: Síntomas del acusado malestar generacional

Lara (Corinna Harfouch) y a su hijo Viktor (Tom Schilling). (NAIZ)

LA PROFESORA DE PIANO
Alemania. 2019. 98’. Tít. Orig.: ‘Lara’. Dir.: Jan-Ole Gerster. Guion: Blaz Kutin. Prod.: Marcos Kantis, Martin Lehwald y Michal Pokorny. Int.: Corinna Harfouch, Tom Schilling, Rainer Bock, Mala Emde, Maria Dragus, Gudrun Ritter, Volkmar Kleinert. Fot.: Frank Griebe. Mús.: Arash Safaian. Mont.: Isabel Meier. Dir. Art.: Francis K. Soeder. Vest.: Anette Guther.

El novel cineasta alemán Jan-Ole Gerster arranca con un brillante y prometedora carrera, que se abrió con la excelente acogida a su ópera prima ‘Oh Boy’ (2012), que triunfó con seis premios del cine alemán, incluidos los de Mejor Película y Mejor Dirección, además de ganar en el Festival de Sofía.

Su segundo largometraje tampoco se ha quedado atrás, ya que ‘Lara’ (2019) obtenía en el festival de Karlovy Vary el Premio Especial del Jurado y el de Mejor Actriz para Corinna Harfouch, quien forma pareja estelar con Tom Schilling, al que Gerster ya dirigió en su anterior largometraje.


Su presencia en esta nueva ocasión está más que justificada en una película de ambiente musical, porque además de actor es pianista de jazz y no ha tenido problema en adaptarse a las partituras clásicas que ha tenido que interpretar a la manera de los virtuosos para los que ni Chopin tiene secretos.


Pero el conflicto de ‘Lara’ (2019) no está en las dificultades técnicas al piano, sino en las relaciones maternofiliales, con lo que es mejor prestar atención al título original. La actriz Corinna Harfouch está muy inspirada, y es posible que se haya fijado en la caracterización que Isabelle Huppert hizo para Haneke en ‘La pianista’ (2001), porque se muestra en todo momento fría como el hielo, sin que la música parezca ablandar su dura presencia de ánimo y fuerte caracter.

La exigencia personal y profesional hacia su hijo no es sino una prolongación de sí misma, por lo que resulta evidente que paga sus frustraciones con el chico. Él ha de ser y conseguir todo lo que ella no pudo materializar, un afán que emana directamente del profundo malestar generacional que la embarga, convencida de que los jóvenes de hoy en día gozar de unas oportunidades que la gente de su tiempo no tuvo.

Eso, y la educación que se daba a las mujeres entonces, buscando siempre la aprobación ajena.