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La hostelería acepta resignada y preocupada por el futuro las nuevas restricciones

Las nuevas medidas anunciadas por el Gobierno de Lakua para intentar frenar los rebrotes del coronavirus suponen un nuevo golpe a la hostelería. Encargados de diferentes bares de Bilbo han explicado a NAIZ las dificultades que están pasando y cómo les afectarán las nuevas restricciones.

Terrazas de bares en la Plaza Nueva de Bilbo.

Tras la emergencia sanitaria activada el lunes por el Gobierno de Lakua y despúes de  las medidas anunciadas el martes para tratar de frenar el rebrote del covid-19, que han entrado en vigor con su publicación en el BOPV, la sociedad vasca acepta con resignación este jarro de agua fría que llega en modo de más restricciones. Unas limitaciones que afectan especialmente a la hostelería y al ocio.

No se podrá consumir de pie, no podrá haber grupos de más de 10 personas por mesa y tendrá que haber una distancia de 1,5 metros entre los clientes. Además todos los establecimientos deberán cerrar a la 1.00 y dejar de servir a los clientes a las 00.00.

Este miércoles a la mañana la Plaza Nueva de Bilbo se veía demasiado tranquila y con muchas terrazas vacías. El encargado del Café Bar Bilbao, Joserra Martínez Etxarri, ha comentado a NAIZ que acepta las nuevas medidas, aunque no está del todo de acuerdo con las restricciones y se ha mostrado un poco contrariado con los continuos cambios. «Primero ampliaron las licencias de terrazas y los horarios, y ahora resulta que las terrazas son el problema. No lo entiendo», ha comentado mientras pasaban por fuera dos agentes de la Policía Municipal controlando la zona.

Peor suerte corren los bares del resto de calles del Casco Viejo de la capital vizcaina que apenas pueden poner terrazas y, al no estar permitido consumir de pie, las medidas les ponen contra la espada y la pared. Varios bares estaban cerrados al mediodía. Nada más entrar por la calle Somera, un grupo de clientes y taberneros comentaban desde la puerta de sus respectivos bares las nuevas medidas con cierto pesimismo.

El encargado del bar K2, Mikel, nos ha comentado que le parecen medidas «exageradas, especialmente por la noche, donde se podrían haber hecho otras cosas». Asimismo ha señalado que la situación esta siendo «muy dura» y que esta siendo «difícil mantenerse». «Estamos sobreviviendo, hemos tenido que pedir créditos, endeudarnos para poder salir del agujero, pero no sabemos qué profundidad ni qué salida tiene este agujero», ha explicado.

Mikel indicaba también que, «aunque los ERTE han sido de gran ayuda», han echado de menos otro tipo de apoyos por parte de las instituciones y ha señalado que el Ayuntamiento está teniendo una actitud «paternalista».

«Me voy a ver obligada a cerrar»

En la Taberna Basaras (Calle de la Pelota), la encargada Beatriz Martín ha asegurado que con las nuevas medidas decretadas se iba a ver «obligada a cerrar». «No lo voy a poder aguantar. Pago una renta de mucho dinero y estoy con dos empleados. Tal y como está yendo el verano, no me da», ha explicado.

«Estuve tres meses con el bar cerrado, comenzamos el 1 de julio y cuando parecía que la cosa estaba empezando a arrancar, ahora otra vez mal. Cerraré y no sé si podré volver a abrir», ha lamentado. Con tan solo dos barriles en forma de mesa fuera del bar, Martín ha comentado que hace meses solicitó al Consistorio ampliar la terraza y no le dejaron, por lo que ahora la situación se le «complica mucho».

Con respecto a las ayudas, Martín ha indicado que a parte de los ERTE casi no ha recibido ayudas, «ni tan siquiera por el alquiler del local». «No le veo futuro a esto, para setiembre casi lo veo peor. Hay clientes de toda la vida que han dejado de venir por miedo, estoy notando la bajada de la clientela», ha concluido.

Trabajo «más complicado» y «menos caja»

En la calle Ledesma de Abando, donde hay varios bares con terrazas, sí que se veía más gente. En el bar Ledesma, el encargado Alex Burgo ha comentado que aunque las nuevas restricciones le parecen «un poco exageradas, igual sí son necesarias». «Nosotros tenemos el bar en funcionamiento desde la fase cero, cuando trabajábamos a domicilio, y hemos pasado por todas las fases, en ese sentido tenemos experiencia e intentaremos hacer las cosas lo mejor que podamos», ha sostenido.

Pese a ello, ha destacado que la crisis del coronavirus la están viviendo con «dificultades». Lo estamos notando mucho tanto por las restricciones como por la bajada del turismo. Otros años, en estas fechas solemos estar con 8 o 9 personas en barra trabajando y ahora sin embargo estamos aprovechando para coger las vacaciones. Es complicado porque se hace mucha menos caja y los precios de los alquileres y los impuestos siguen siendo los mismos», ha explicado.

Además ha subrayado que el trabajo también se ha «complicado más». «Tienes que hacer tres trabajos: de limpieza y desinfección, de camarero y también de ‘policía’ con la gente para explicarles las medidas. Es un trabajo de mucho desgaste».

Burgo también ha denunciado que no se han sentido apoyados por las instituciones. «Creo que en nuestro bar hemos dado un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas y luego, sin embargo, nos han venido palos injustificados del ayuntamiento. No se están haciendo las cosas bien. A un cliente le pusieron una multa de 600 euros por tomar un cafe para llevar en un banco», ha lamentado.