La irrupción de milicias blancas atiza la violencia en Wisconsin
La tensión extrema en ciudades de EEUU se ve atizada por milicias supremacistas que se suman a la violencia de una Policía racista y al hartazgo de la población afroamericana.
Un peligroso cóctel de policías racistas y milicias supremacistas, junto al hartazgo y la cólera de la población afroestadounidense, objeto de persecución sistemática, han hecho estallar de nuevo la tensión en EEUU, con el epicentro en la ciudad de Kenosha, Wisconsin.
En ese contexto de tensión extrema, se sospecha que un adolescente blanco de 17 años mató a tiros a dos manifestantes el martes por la noche.
Estaba en compañía de otros hombres armados que se presentan como «grupos de autodefensa» para «proteger propiedades y comercios».
Uno de los fallecidos, Anthony Huber, cayó en mitad de la calle al tratar de detener al tirador que huía con un rifle automático. El otro fue alcanzado por una bala en la cabeza.
La violencia comenzó el domingo en esta ciudad, después del enésimo episodio de brutalidad policial en el que un hombre de raza negra resultó herido de gravedad durante su arresto. Jacob Blake recibió siete disparos a quemarropa y por la espalda por parte de un policía blanco, Rusten Sheskey, mientras intentaba entrar en su coche, ocupado por tres menores. Este acto fue filmado y viralizado en las redes, provocando una ola de protestas en varias ciudades.
Sheskey ha sido despedido pero no detenido ni acusado, aunque los tribunales federales y los estatales han comenzado sendas investigaciones.
Después de tres madrugadas de disturbios, cientos de personas rindieron el miércoles homenaje a los dos muertos, ignorando el toque de queda, pero reiterando los llamamientos a la calma. «Todo el mundo está esperando que salgamos con furia, que nos volvamos locos en la cuarta noche, pero estamos haciendo una protesta pacífica, explicó un manifestante.
Pero la ira arrastra décadas de marginación y se han atacado comercios y edificios, algunos de los cuales no resistieron las llamas. También en la empobrecida Oakland, en el área de la Bahía de San Francisco, se reprodujeron los disturbios, fuegos, barricadas y cargas policiales que ya se vieron en julio. «Estamos hartos y cansados, puedes verlo. Pedimos justicia en paz y no nos dieron nada. ¿Y te preguntas por qué quemamos?», afirmó uno de los líderes de la marcha de Kenosha, señalando un concesionario de autos quemado al otro lado de la calle. En Wisconsin, la Policía espera refuerzos de las tropas federales enviadas por el Gobierno de Trump. A las fuerzas policiales, ya señaladas por su racismo sistémico, se suma su estrecha relación con grupos supremacistas. Un informe de un exagente del FBI publicado por “The Guardian” revela que los grupos supremacistas blancos y las milicias están infiltradas en las policías en todo EEUU. El informe ha documentado vínculos entre oficiales en servicio y actividades de militantes racistas en más de una docena de estados y constata que las fuerzas de seguridad no hacen frente a las amenazas de extrema derecha. En lugares como Sacramento, la Policía colabora con grupos neonazis para perseguir al movimiento antirracista, asegura.
En el caso de Kenosha, los vídeos sitúan al joven de 17 años formando parte de un grupo armado que vigila un concesionario de coches y que es saludado por la Policía, que agradece su colaboración. Tras el tiroteo, se dirigió hacia los vehículos policiales que se acercan, pero los agentes ni siquiera lo paran, a pesar de ir armado y salir de un tiroteo con un rifle automático.
Los perfiles del adolescente en las redes sociales muestran su apoyo a causas a favor de la Policía como el movimiento «Blue Lives Matter».
Trump intenta sacar rédito como «la única defensa frente al caos»
El presidente, Donald Trump, que aceptó ayer la nominación del Partido Republicano para la candidatura a un segundo mandato, no ve amenazada su campaña por la elevada tensión y la violencia en las calles de EEUU. Sin poder alardear de buenos datos económicos como esperaba y con una cuestionada gestión de la pandemia, su principal baza es postularse como «la única barrera entre el sueño americano y la anarquía, la locura y el caos», según sus declaraciones de los últimos días. Confía en que la mayor parte de los votantes busquen la seguridad de «la ley y el orden», a pesar del gran rechazo que suscite en el resto. Y utiliza este asunto para atacar a sus rivales demócratas sembrando el miedo a la amenaza de un presidente entregado al «socialismo». Como preludio, el vicepresidente, Mike Pence, ya acusó en la convención al candidato demócrata, Joe Biden, de «no decir una palabra sobre la violencia y el caos en los que se hunden las ciudades por todo el país» . Afirmó que «los estadounidenses no estarán seguros en los Estados Unidos de Joe Biden», al que describió como un «caballo de Troya de la izquierda radical».GARA
Una histórica protesta en el deporte estadounidense para los playoffs de la NBA
El movimiento comenzado por los Milwaukee Bucks con el boicot a los playoffs de la NBA, fue seguido, de una u otra forma, por otros equipos de esta competición y después por la liga femenina de baloncesto WNBA, la MLS de fútbol, la MLB de béisbol, la NFL de fútbol americano y el PGA Tour de golf, extendiendo una protesta inédita contra el racismo en el deporte estadounidense, por la agresión policial al afroamericano Jacob Blake. «Defendamos el cambio. Estamos hartos», tuiteó la estrella de los Lakers Lebron James, uno de los más activos en la protesta. También la japonesa Naomi Osaka decidió no disputar la semifinal del torneo de Cincinnati, aunque finalmente los partidos se jugarán hoy, tras una negociación con los organizadores.
Igualmente, los jugadores de la NBA aceptaron jugar los partidos suspendidos el miércoles y ayer, aunque en algunos equipos se llegó a plantear abandonar definitivamente la «burbuja» de Orlando donde se disputan las finales.
Los dueños de los equipos recordaron los compromisos adquiridos con las cadenas de televisión, que no pagarán los derechos si la temporada se suspende, y subrayaron gravísimas repercusiones económicas dentro de la NBA, que se ha gastado 150 millones de dólares para montar la «burbuja» de Orlando. El lema «Black Lives Matter» está presente en los partidos de la NBA y la exigencia de un cambio social y de poner fin a la injusticia racial ha sido también una parte importante del reinicio de la NBA en la «burbuja» de Walt Disney World.
La suspensión de los partidos del miércoles coincidió con el cuarto aniversario de la primera protesta del quarterback Colin Kaepernick en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL). Kaepernick escuchó el himno con una rodilla en tierra antes de un partido para protestar contra la desigualdad racial y el maltrato policial a las minorías. Pero su posicionamiento provocó el rechazo de los dueños de los equipos y tras finalizar esa temporada no ha vuelto a jugar en la NFL.
El presidente, Donald Trump, acusó ayer a la NBA de haberse convertido en «una organización política» y su yerno, Jared Kushner, despreció la protesta de los jugadores porque «pueden permitirse el lujo de tomarse una noche libre, un lujo que la mayor parte de los americanos no pueden permitirse».GARA