Los pulmones congelados de una víctima del amianto señalan la responsabilidad de CAF
La familia del trabajador cuyos pulmones congelados permitieron tras su muerte demostrar el origen laboral de la asbestosis que padecía reclaman 133.665 euros a la empresa CAF, en la que trabajó entre 1973 y 1999 en sus plantas de Irun y Beasain, donde estuvo «expuesto» al amianto.
El juicio por esta reclamación se ha celebrado este viernes en el Juzgado de lo Social número 2 de Donostia, donde varios miembros de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) se han concentrado tras una pancarta con el lema «El problema existe. El amianto mata».
La reclamación en concepto de daños realizada por los allegados del operario se produce después de que, en octubre de 2018, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) reconociera el correspondiente incremento de pensiones a la viuda del fallecido, tras constatar el origen laboral de su enfermedad.
Para ello fueron fundamentales los pulmones del trabajador, trasplantado en 2006 por una enfermedad obstructiva crónica, que fueron congelados a petición suya antes de fallecer en 2008 por un episodio de rechazo.
En 1999, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) había reconocido al afectado una incapacidad permanente absoluta derivada de «contingencia común» por lo que dejó de trabajar y en 2006 recibió un trasplante «bipulmonar» por un enfisema derivado de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en el Hospital de Valdecilla de Santander.
Dos años más tarde, en 2008, el hombre murió a consecuencia de un «rechazo» crónico a los órganos recibidos, tras lo que el INSS reconoció a su esposa una pensión de viudedad «derivada de enfermedad común».
«Patrón de fibrosis»
Según la sentencia del TSJPV, la viuda solicitó un nuevo análisis de los pulmones extirpados a su marido, preservados en el mencionado hospital, que emitió un nuevo informe en el que confirmó la existencia «de un patrón de fibrosis» con presencia de «cuerpos de asbesto» (polvo de amianto), lo que le llevó a cambiar el diagnóstico inicial emitido en 2006 y sustituirlo por el de «asbestosis».
Con este nuevo dato, la viuda inició un procedimiento para que el fallecimiento de su marido fuera considerado como una «contingencia profesional», sin que el INSS primero ni el Juzgado de lo Social número 2 de Donostia después atendieran su reclamación que sí reconoció el TSJPV, en una resolución que, según Asviamie, fue confirmada finalmente por el Tribunal Supremo tras rechazar el recurso de la CAF.
Esta situación ha propiciado ahora la reclamación de la familia del operario a la compañía guipuzcoana, que se enfrenta a una demanda de 133.665 euros en concepto de daños, formulada por los allegados del fallecido.
Denuncian la ocultación
Durante la concentración celebrada ante el Palacio de Justicia, el portavoz de Asviamie, Jesús Uzkudun, ha asegurado, en declaraciones a Efe, que «es imposible confundir una EPOC con una asbestosis» y ha denunciado la existencia de «una política de ocultación de las enfermedades laborales».
Uzkudun ha criticado, en este sentido, a la empresa CAF que, según ha dicho, «ha llegado hasta el TS recurriendo la enfermedad profesional», así como a los médicos de empresa, que «tras los reconocimientos médicos no detectaron la asbestosis o cerraron los ojos», y a Osakidetza, que «ha estado pasando de este terreno».
«Creo que este caso es un referente, en la medida en la que, después de muchos años, el Hospital de Valdecilla contaba con los pulmones que estaban depositados allí y dijo: ‘no, esto no es una EPOC, es una asbestosis’», ha concluido.